Exiting. Leonardo Glikin

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lo tanto, no podemos establecer una regla universal, pero sabemos que, a partir de los 55 años, plantearse el retiro de la empresa es, más que nada, una necesidad.

      “Es más, aunque no haya una decisión cierta respecto al momento del exiting, es posible identificar una serie de factores que lo impulsan:

      La aparición y/o manifestación de las expectativas y deseos de los hijos respecto de su posibilidad de participar en los puestos de dirección de la empresa.

      El hecho de que, aunque no haya hijos “haciendo banco”, hay menos ganas de seguir luchando frente a las cambiantes condiciones de los mercados.

      La llegada de los nietos, a partir de la cual surge -en muchos casos- el deseo de vivir de una manera diferente.

      El diagnóstico de una enfermedad (incluso, superable) que restringe el grado de dedicación y la energía que se puede seguir invirtiendo en la empresa.

      El surgimiento de uno o varios de estos factores, que pueden presentarse simultáneamente o no, desencadenarán la necesidad de preparar a la empresa, a sus integrantes claves y a uno mismo para enfrentar el desafío inicial: la preparación del exiting.

      ¿Cuándo comenzar a preparar el exiting?

      Tengamos en cuenta que el retiro no es un evento, algo que ocurre un día determinado, y de una vez.

      Por el contrario, el retiro es un proceso que tiene un punto de inicio, un desarrollo y un momento de culminación.

      Por otra parte, no se trata de un proceso individual y totalmente privado. Puede tener aspectos que se desarrollan en la intimidad, pero, en gran medida, el proceso abarca a quien planifica su retiro, a su organización y a la familia.

      Durante su transcurso, se van a producir modificaciones tanto en la empresa, como en las personas que participen en ella, y en la familia.

      Todo irá conformando una realidad compleja (no necesariamente complicada), no sólo en lo que respecta a los involucrados, sino también a los tiempos que llevará: algunas situaciones tendrán un orden temporal, se sucederán e irán concluyendo y algunas serán simultáneas.

      Esto condicionará la aparición de situaciones críticas, o sea, convergerán factores que pueden operar como obstáculos frente al camino trazado, y nos obligarán a pensar en determinadas modificaciones para que esos obstáculos puedan ser superados. Precisamente porque Es decir, no se está exento de la posibilidad de una crisis, o sea, de una confluencia de factores que operen como obstáculos frente al camino trazado, y nos obliguen a pensar en determinadas modificaciones para que esos obstáculos puedan ser superados. Precisamente porque las dificultades son parte del camino en un proceso tan trascendente, el compromiso y la determinación de hacerles frente son requisitos clave para el éxito.

      En un desarrollo adecuado, sin apuros innecesarios ni presiones, es recomendable iniciar el proceso de exiting entre 5 y 10 años antes del momento en que se efectivice. Durante ese tiempo, será necesario recorrer un camino que no depende exclusivamente de la persona que se retira:

      Cuadro 3: a tener en cuenta…

      En el caso de una venta, va a depender de la preparación de la empresa y la posible aparición de compradores.

      A su vez, en muchos casos, los compradores no están presentes en todo momento, sino que aparecen en momentos específicos del ciclo de la economía, y de acuerdo a la manera como ese ciclo afecta al rubro de la empresa.

      Si se van a proponer sucesores, su correcta elección es clave.

      A la elección adecuada, por actitud y aptitud de los sucesores, es necesario agregar un entrenamiento focalizado para que puedan ocupar con éxito un nuevo espacio en la empresa.

      Hay que tener en cuenta la solidez de la empresa en un proceso de sucesión.

      Tomar medidas organizativas resulta imprescindible, pues de ellas dependerá el éxito de la transición.

      La comunicación del proceso de exiting a los proveedores, clientes y personal, en el momento oportuno y de una manera correcta, es una de las bases para asegurar el éxito.

      CAPÍTULO 2

      LAS RESISTENCIAS AL EXITING, Y CÓMO SUPERARLAS

      “Vencerás, como vence el agua a la piedra. Primero la circunda, y cuando ha juntado la fuerza suficiente, la desborda”

      Anónimo chino

      ¿Qué es una resistencia?

      Todo proceso de cambio significa revisar y modificar conductas.

      En el caso de un empresario exitoso, las conductas a modificar pueden incluir algunas que dieron buen resultado en el pasado, y que podrían seguir dando buenos resultados en el futuro, salvo por un detalle: impiden encarar el exiting.

      ¿Estamos preparados para cambiar hábitos, costumbres, creencias?

      Aquí es donde tenemos que hablar de “resistencia”.

      La resistencia es la oposición (consciente o inconsciente) a ese cambio propuesto, lo que genera, en muchos casos, sentimientos encontrados: por un lado se anhela el cambio, pero, por otro lado, no se está en condiciones internas de posibilitarlo.

      Muchas son las emociones que se ponen en juego. Entre ellas, el temor a perder el control suele ser la más importante. Esto lleva a una especie de inercia, fundada en costumbres y hábitos profundamente arraigados que hacen que nos sintamos cómodos, aún en situaciones que requieren cambios urgentes, lo que le da sentido al adagio “mejor malo conocido que bueno por conocer”.

      Entonces, se configura un cuadro de situación en el que queda perfectamente justificado no seguir intentando el exiting.

      Otra de las maneras como se expresa esa resistencia, es actuando de manera tal que cualquier proceso de cambio resulte imposible. Por ejemplo, transmitiendo las instrucciones clave de manera tan confusa, que impida su ejecución, o reservando información que sería necesaria para un correcto posicionamiento del sucesor.

      Veamos algunas frases que desnudan esas resistencias:

      “No es que yo no quiera, es que nadie en mi entorno está preparado”.

      “En otra época habría sido posible, pero, tal como está el mercado ahora, no puedo dejar la empresa en manos de nadie”.

      “¿Quién va a comprar la empresa ahora, con la incertidumbre que hay?”.

      “Este es un mercado muy difícil, no se puede explicar, ni transmitir a nadie, cómo hay que moverse aquí”

      “Si yo tuviera hijos varones podría retirarme, pero este mundo es demasiado machista como para que yo me anime a dejar la empresa en manos de mujeres”

      “Es tanto lo que habría que invertir para que la empresa pueda ser manejada por otros, que mejor ni siquiera lo intento”

      Estas, y muchas más, son frases que, aunque puedan sonar razonables y adaptadas a la realidad, en muchos casos esconden una fuerte resistencia al cambio y a posibilitar el exiting, al convertirse en argumentaciones que paralizan en la búsqueda de una salida efectiva.

      Diferentes

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