Escritoras ilustradas. Herminia Luque

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Escritoras ilustradas - Herminia Luque страница 7

Автор:
Серия:
Издательство:
Escritoras ilustradas - Herminia Luque

Скачать книгу

escritoras ilustradas no se piensan a sí mismas como cuerpos puramente sexuados. Hay una excepción y es la referida a la maternidad y a la crianza de los hijos. Al ocuparse de estos temas en tratados sobre la educación, sí hay referencias explícitas al cuerpo femenino y con menos mojigatería, por ejemplo, de la que será usual en el siglo xix, cuando un extremo puritanismo imponga unas convenciones sobre el cuerpo que llegarán, en muchos casos, a la negación de este.

      Cuando habla del embarazo, del parto y de la lactancia, acude a tratadistas de la época, citándolos literalmente (por ejemplo, Alphonse le Roy). De modo que es a este autor al que leemos cuando recomienda, durante el embarazo, vestimentas sueltas que no opriman el cuerpo. No hay que olvidar que Josefa Amar era hija y nieta de médico, de modo que su conocimiento de la bibliografía especializada pudo estar bien guiada desde su entorno familiar. Aunque esto nos hurta una voz más personal, ligada a su experiencia como madre, por ejemplo.

      Las escritoras ilustradas, pues, no tratan más que de forma indirecta el tema del cuerpo, de su propio cuerpo. Sí está presente en temas relacionados con el cuidado infantil (la lactancia, por ejemplo), pero las escritoras ilustradas no se tratan a sí mismas como cuerpos sexuados y por tanto no se escriben como criaturas sexuales, menos aún como objetos sexuales, cosa que sí se hace desde la poesía erótica o la novela pornográfica escrita por hombres.

      Hay una referencia en Inés de Joyes a un tema que difícilmente podía ser tratado por la literatura hecha por mujeres, pero que debía ser tema ordinario en las conversaciones de la época: las enfermedades venéreas. La referencia, aun siendo marginal y cuando se está tratando otro asunto, no deja de sorprender por su audacia, siendo algo verdaderamente insólito en la pluma de una mujer:

      Las mujeres no escriben, ya lo hemos dicho, de sus cuerpos más que de una forma marginal o elusiva. Aquí actúan las leyes de un pudor que se tiene por la virtud femenina por excelencia. Y no tanto porque no existan, en textos contemporáneos, referencias a los cuerpos de las mujeres extraordinariamente explícitas. Textos, lo hemos adelantado más arriba, de diversos géneros que escriben el cuerpo femenino. Escriben el cuerpo, nombrando las partes más relevantes desde el punto de vista erótico, fragmentando ese cuerpo, troceándolo para ofrecer el fragmento más jugoso al lector. O bien aludiendo a cualidades genéricas de belleza o lozanía, que actúan potenciadoras del deseo masculino.

      Culo fresco, suavísimo, lozano

      culo, en fin, que nació ¡fuego de Cristo!

      Tal vez exprese la identificación perfecta entre mujer-naturaleza-sexo una estrofa popular en la que se identifica «naturaleza» (aquí «natura» para que rime con «sepultura») con los órganos genitales femeninos:

      Una vieja se sentó

      encima de una sepultura

      y

Скачать книгу