Hacer ciencia en el siglo XXI. Claudia Liliana Perlo
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Una ciencia que pulsa
Epílogo
Referencias Bibliográficas
Nota de los editores
Reconocimientos
Tengo un reconocimiento muy especial para María de los Ángeles, amiga y ex-directora de mis trabajos de investigación, con quien comparto coautoría de otras obras. Gracias a los libros que puso entre mis manos, llegué al pie del camino de la ciencia del espejo. Al finalizar mi tesis doctoral fue la primera que imaginó este libro. Y como una gran maestra soltó mi mano, autodenominándose madrina de éste. Generosidad, inspiración y desinterés particular, esto también sucede en la academia.
Siento inmenso cariño y profunda gratitud hacia Leticia Costa, amiga de la vida y del conocimiento, con quien en sincronía con su apellido, de costa a costa, río Paraná mediante, sentimos y pensamos juntas muchas partes de este libro.
A María del Rosario de la Riestra, pilar fundamental de nuestro equipo de investigación, sostén, apoyo, compañera incondicional, quien colaboró cariñosamente en la corrección y diseño de todo el manuscrito.
A María Verónica López Romorini, becaria doctoral que dirijo, quien leyó cuidadosamente cada página.
A Jorge Terrén, mi maestro de la danza de la vida, cuyas preguntas inquietantes he incluido en este libro.
A la profesora María Inés Garma y mis compañeros de las clases interdiciplinarias de inglés: Martina Ávalos (Física), Andrea Escalante (Química) Ariel Dobry (Físico) quienes no solo leyeron el primer manuscrito y contribuyeron con sus correcciones, sino que además acompañaron y alentaron este proceso de edición. Para Ariel además un especial reconocimiento por la escritura del prólogo que los invita a la lectura de este libro. A Carina Lo Re, quien no solo realizó una atenta y comprometida lectura del manuscrito, sino que fue el puente de encuentro, casi mágico con Laura Martincich y Armando Salzman de la Editorial Fundación La Hendija.
Al Dr. Néstor Roselli, quien apostó a mi carrera científica, quizás más por mi entusiasmo y obstinación juvenil, que por mi incipiente talento. Fue quien me abrió las puertas del Instituto IRICE; sin estos 24 años dedicados a la investigación, este libro no sería posible.
Y a todos lo que no he nombrado, pero que al leer se encuentren en estas páginas, ya que si bien la responsabilidad de lo que aquí está escrito es mía, muchas personas más de la comunidad científica son colaboradores de ésta, becarios, investigadores de diversas disciplinas, alumnos de postgrado con quienes compartimos bellas y entretenidas conversaciones, buscando la comprensión de nuestro amado universo.
Presentación
Presentar este libro de Claudia Perlo constituye para mí un honor y sobre todo una alegría. La alegría que se siente cuando se recorren los caminos del hacer científico intercambiando los roles de maestra y discípula. Hace muchos años iniciamos un peregrinar hacia la búsqueda de un modo de investigar que guiara la acción. Sentíamos la necesidad de lograr un conocimiento profundo, comprometido con el contexto que posibilitara “co-construir” con otros una realidad mejor. Un saber basado en el compromiso, la vivencia, la participación. A medida que desde nuestra tarea investigativa avanzábamos por el camino elegido, el método científico, positivista tradicional, no era suficiente para dar cuenta de un nivel ontológico que desafiaba los abordajes epistemológicos y metodológicos usuales.
Esta situación se presentó para Claudia Perlo como motor y obstáculo. Este desafío la llevó a investigar al investigador y su escenario, y a realizar un lúcido y pormenorizado análisis de las limitaciones del modelo científico vigente en la academia. La impulsó además a buscar los aportes científicos, más allá del encasillamiento disciplinar, que le permitieran incluir nuevas perspectivas, en especial de la física, que ponen en crisis la cosmovisión tradicional del mundo.
Uno de los mayores méritos de esta obra es realizar un análisis y una síntesis de las principales contribuciones teóricas y epistemológicas que generan notorios cambios en nuestra concepción del mundo, cuestionando los fundamentos mismos de la constitución de la materia. Claudia Perlo logra transmitir estas conceptualizaciones y teorías desde una perspectiva holística e integradora utilizando un lenguaje claro y accesible. Muestra posibles caminos de inclusión para aquellos que sienten que hay otras maneras de hacer ciencia, creativa, subjetiva y vivencial.
Cómo se mencionaba al inicio de esta presentación es para mí una gran alegría, ver que la persona con la que se ha compartido parte de un camino, se anima con mucho a valor a continuarlo desde nuevos senderos, avanzando en espacios inexplorados para culminar su peregrinación hacia nuevas formas de investigar que suponen nuevas formas de ser y de estar en el mundo.
Gracias Claudia.
Dra. María de los Ángeles Sagastizábal
Investigadora IRICE- Conicet
Prólogo
Leí el manuscrito de este libro mientras atravesaba una de mis cíclicas crisis de pertenencia al sistema científico. Terminaba de escribir mi informe de Conicet, intentaba escribir un paper para cerrar un trabajo que venía haciendo desde hace tiempo con un colega de EEUU. Escribía también otro paper en conjunto con un estudiante de doctorado que lo necesitaba para avanzar en su tesis. Me sentía desbordado y angustiado. Buscaba aire para pensar, para crear, para escribir lo que sentía, para hacer lo que yo llamaba ‘otras cosas’.
La primera imagen que recuerdo de mi lectura fue de alivio, de coincidencias, de caminos que se acercan aunque hubieran partido desde territorios muy alejados. Me resultaba fascinante pensar que el libro expresara ideas que yo intuía, suponía, presentía o simplemente sentía. Adentrándome en el manuscrito y avanzando en mi desazón ante la falta de aire, empecé a parapetarme un poco en mi formación y a cuestionar lo que me parecía un uso descontextualizado de ideas provenientes de la física. Claudia Perlo citaba autores objetados o directamente ignorados en la comunidad de los físicos, tomaba ideas de diferentes saberes y las hacia propias, las usaba como metáfora, las entremezclaba para expresarse en una prosa clara donde el origen disciplinar perdía el sentido para converger en un río que corre, que cambia, que no busca llegar sino moverse. Planteaba a la investigación científica como un conocimiento que debería circular, saltando de disciplina en disciplina, saliéndose de los laboratorios y de las oficinas para entremezclarse, ensuciarse las manos, y dialogando encontrar respuestas creativas a los problemas sociales que hoy tenemos en la puerta de nuestros institutos.
Luego ‘Hacer ciencia en el siglo XXI’ me fue atrapando y me dejé llevar. Dejé de cuestionar para empezar a aprehender, para modificarme, para correrme de la lógica de la disputa en la que nos formamos en nuestro sistema científico y comenzar a avanzar en la lógica del diálogo, sin tratar de forzar convicciones. Entendiendo que el diálogo nos cambia y que lo que podemos crear dialogando no existía en las individualidades antes del intercambio. Porque no somos sumas de partes, porque la prueba más cabal del todo holográfico que plantea este libro, son las coincidencias de pareceres que tengo con la autora a pesar de no haber intercambiado ideas durante muchos años.
No sé si coincido con todos los argumentos de Claudia Perlo, pero si sé que la lectura de su libro me cambió, me potenció, me dio nuevas herramientas para pensar y pensarme, para encontrar nuevos rumbos que me saquen del lugar de encierro al que de a ratos me lleva esta carrera científica que ya no quiero correr más.
Dr. Ariel Dobry
Investigador IFIR- Conicet