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2. Concepto y funciones
Para poder hablar de establecimientos comerciales hay primero que retrotraerse en el tiempo, e indagar en la necesidad humana de establecer relaciones comerciales con el prójimo.
No obstante, cuando aún el homo sapiens vivía en tribus, antes de poder ser considerado un ser civilizado por carecer de ese tipo de sociedad estable, cuando todavía era un nómada cazador y recolector y apenas dominaba la agricultura y la ganadería, ya establecía relaciones comerciales basadas en el trueque con sus compañeros y vecinos.
El concepto de establecimiento comercial viene de la mano de la civilización humana. Una vez el ser humano se vuelve sedentario y empieza a construer su vivienda alrededor de un eje urbano junto a familiares o personas afines por pertenecer a un mismo clan, este trueque, y más tarde la transacción monetaria con el acuñado de monedas, tendrá la necesidad de centrarse en un mismo sitio, o lo que es lo mismo, necesitará de una zona delimitada, conocida como mercado o feria de reses animales, donde ese intercambio pueda realizarse de manera cómoda y en un lugar fijo en el espacio.
Por lo tanto, se puede decir que un establecimiento comercial responde a la acotación de una zona en concreto donde se sabe que se va a efectuar algún tipo de transacción comercial.
Sabía que...
Se le atribuye a Marco Ulpio Trajano, emperador romano procedente de Hispania, la creación del primer centro comercial al construir una galería con más de 100 locales comerciales fijos en el siglo I.
Estos mercados de carpas, similares a los mercadillos actuales o ciertos zocos al aire libre de la zona africana u oriental, donde se vendían todo tipo de alimentos, hortofrutícolas, cárnicos o de pescado, como vestimentas, abalorios, mobiliario o elementos decorativos, comenzaron a especializarse, más aún con el nacimiento de los gremios.
Con los gremios, el trabajo se fue especializando, y cada profesional en un arte u oficio dedicaba sus esfuerzos a la fabricación de ciertos artículos que finalmente acababan por vender en sus propias instalaciones, sin tener que necesitar desplazarse a estas zonas comerciales establecidas.
Se puede decir que es ahí donde nace el pequeño comercio urbano que perdura hasta nuestros días.
Pero el mercado de la alimentación y de otras tantas necesidades fisiológicas, como el calzado o el vestido, también fue evolucionando, y aunque el tipo de mercado de carpas se seguía practicando en ciertas zonas habilitadas para ello uno o dos días a la semana, se empezó a generalizar otro mejor preservado y acondicionado por contener muchos más puestos y con una recia construcción arquitectónica, como eran los mercados de abastos y las lonjas.
Mercado tradicional o zoco
Actividades
1. Comprobar a través de libros de historia o mediante el uso de internet cómo fue la evolución histórica del comercio en España, desde la relación costera que se establecía por el sur con el norte de África (con tartessos y fenicios), a la que por la zona de levante se mantenía con cartagineses, griegos y romanos ya desde el año 3000 hacia el 1000 a. C.
2. Comparar la diferencia en cuanto a civilización, cultura y vivienda de esos pueblos costeros con relación mercantil, frente a la vida de sus coetáneos galaicos, astures, cántabros o celtíberos. La relación comercial se estableció como sinónimo de apertura al arte, la cultura y el establecimiento de sociedades.
Las funciones, dentro de estos lugares o zonas delimitadas, serán las relativas a la compraventa. La primera de esas funciones responde a la propia necesidad de abastecimiento de víveres y posibles a cada seno familiar.
Sabía que...
En la Edad Media, los fabricantes de gremios que no se desplazaban a mercados para vender sus productos los ofrecían abriendo las puertas de sus talleres artesanales, a modo de locales comerciales.
Tanto en los mercados de abastos, que siguen funcionando plenamente hoy en día, como en mercadillos o grandes superficies comerciales, esta relación comercial para la compraventa tanto de alimentos como de vestimenta u otra serie de necesidades, como elementos para el ocio, cubre la función de abastecimiento con la que antaño nacieron este tipo de establecimientos.
Pero también se puede indicar como una de las funciones principales de los establecimientos comerciales el de generadores de empleo cualificado. Ya sea en pequeñas superficies como en mercados de abastos o grandes centros comerciales, la posibilidad que ofrecen estos establecimientos para la implantación y creación de comercios de todo tipo es amplia y abierta, aunque ofrece competencia. Esta competencia obligada, por la posibilidad de que varios comerciantes trabajen el mismo género, acaba por cualificar aún más al vendedor, pero a la vez favorece al consumidor al ofrecer diferentes alternativas de compra.
Pero hay que recordar que un establecimiento comercial es tanto un único local dedicado a ofrecer un servicio en concreto, y que puede encontrarse en cualquier calle de cualquier población, como las grandes superficies que permiten los centros comerciales, donde se ofrecen locales para su alquiler o compra, o los mercados de abastos, ferias y mercadillos.
Mercadillo o rastro
Por lo que, cuando se habla del pequeño comercio urbano, aquel que se encuentra por las calles, se pueden destacar varias características: por un lado, la cercanía con el consumidor, que suele ser cliente habitual; y, por otro, su alternativa a la gran superficie. También se puede considerar al mismo como elemento esencial para la conservación del estilo de vida social urbano y dinamizador de los centros, así como elemento activador del trasiego y alternativa al abandono de los centros históricos poblacionales.
Muchas de estas funciones las comparten los mercados de abastos, por estar establecidos generalmente en zonas céntricas de la población. Además, estos centros, al permitir una mayor concentración de negocios en sus locales, favorecen esa centralidad urbana, un fortalecimiento de la pequeña empresa frente a las grandes superficies y una buena imagen, ya que allí donde un mercado de abastos funciona suele generar en el extranjero o visitante sensaciones positivas generales, como dinamizador y agitador de los centros históricos.
Por último, se puede indicar como funciones generales tanto de los mercados de abastos como de mercadillos y centros comerciales: que generan competencia cercana entre los comerciantes, que sirven como reguladores de precios entre los productos del mismo género que los vendedores ofrecen y que fomentan a la vez una concentración comercial por sus propias características, que favorece al consumidor ante el continuo desplazamiento y callejeo que suele generar la compra en el pequeño comercio de las zonas urbanas.