Mujeres en la investigación matemática, escenarios de visibilización. Nelsy Rocío González Gutiérrez
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Y, por otra parte, en este trabajo, se analizan además los modelos y planes de estudio de las tres universidades, donde se evidencia que estas educadoras científicas, matemáticas, contrario al imaginario de la época, lograban desarrollos académicos superiores de sus compañeros de clase masculinos y posteriormente, sus resultados investigativos trazaron camino para la generación de mujeres matemáticas en Colombia.
Dra. Diana Elvira Soto Arango
Directora Grupo de Investigación. HISULA-UPTC
Tunja, 15 de marzo de 2020
Agradecimientos
En primer lugar, quiero agradecer a las mujeres entrevistadas en esta investigación. Sin su generosidad y disposición, este trabajo no hubiera sido posible. Espero que sus historias ayuden a disipar el mito de que las mujeres no pueden hacer matemáticas. Así mismo, confío en que sus vivencias y experiencias ayuden a estimular el diálogo que hará que las matemáticas sean aún más inclusivas para las mujeres.
De igual forma, agradezco al Dr. Ignacio Mantilla, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, quien con su gran conocimiento de la historia del Departamento de Matemáticas de la Universidad Nacional de Colombia (UN) me ayudó a aclarar algunos antecedentes históricos de la carrera de Matemáticas de la UN.
También agradezco las precisiones históricas aportadas por el Dr. Jaime Lesmes, profesor jubilado de la Universidad de los Andes, en Bogotá, quien es egresado de la primera cohorte de matemáticos pioneros en Colombia.
Reconozco, además, los aportes y las acertadas orientaciones de la Dra. Diana Elvira Soto Arango, directora de la tesis doctoral que soporta el presente documento.
De la misma manera, agradezco a todo el cuerpo de docentes del programa de Doctorado en Ciencias de la Educación del CADE UPTC Tunja.
También quiero dar las gracias a quienes de manera oportuna proporcionaron información requerida para la primera fase de esta investigación:
Al personal de la Secretaría de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia, por suministrarme una completa base de datos de graduados(as) de los programas de formación matemática (pregrado y posgrado) de esta Universidad; a la profesora Lyda Constanza Mora Mendieta, directora del Departamento de Matemáticas de la Universidad Pedagógica Nacional (vigencia 2014-2017), por suministrarme información de primera mano para el avance en la investigación; al personal de las oficinas de archivo y planeación de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, por facilitarme información de sus archivos.
Igualmente, quiero agradecer a mi familia, por su comprensión y apoyo durante la realización de esta investigación; a Alvarito, por su respaldo constante en todos mis proyectos, y a mi hijo Samuel, por soportar mis ausencias prolongadas en esta linda época de su primera infancia.
También quiero expresar mi gratitud a mis amigos y amigas, por ser esa voz de aliento que ayudó a llevar a feliz término esta investigación, y a todos aquellos que de una u otra forma han colaborado en mi crecimiento personal y profesional.
A todos y todas, muchas gracias.
Introducción
En vista del creciente interés en los temas inherentes a la mujer y su lugar en la historia, es particularmente importante que tengamos una declaración más amplia de su gran legado a la ciencia y en especial a las matemáticas. En la presente investigación1 se reflexionó en torno a la educación científica de la mujer, desde una perspectiva de la historia de la educación en un periodo determinado. A partir de las historias de vida, se analizó tanto la formación académica, como la valoración de la producción del trabajo científico de mujeres matemáticas colombianas. Se indagó sobre el tiempo que les tocó vivir, sobre las matemáticas que pudieron conocer y sobre las condiciones personales en las que fructificó su interés científico. Por lo anterior, es relevante, desde la historia de la matemática en Colombia y con la perspectiva de género, establecer las principales contribuciones de estas investigadoras en matemáticas, así como los obstáculos que tuvieron que superar para lograr sus propósitos.
Consideramos que es importante establecer una nueva mirada en los análisis de la producción del trabajo científico que necesita de un alto nivel académico y cultural, además de inteligencia, creatividad, instrucción y decisión. Estos requisitos han provocado que la historia de la ciencia se haya visto reducida a la historia de un grupo especial de individuos, y que para el caso de la historia de las mujeres en la ciencia, y en especial en las matemáticas, sea aún más selectiva2.
La historia de las primeras mujeres científicas conocidas en nuestros días, en la mayoría de casos se caracterizó por ser la hazaña de mujeres privilegiadas, con una situación excepcional, que les permitía instruirse y cultivar sus intereses científicos, a pesar de estar excluidas de las instituciones educativas formales y de las cofradías de reconocido prestigio que eran exclusivas para los hombres de ciencia. Cabe señalar que también existieron casos de otras mujeres que lograron trascender en la historia de la ciencia gracias a sus constantes luchas por ocupar el puesto que ciertas comunidades científicas arbitrariamente les habían querido arrebatar.
Aun cuando hasta hace pocos años no se había popularizado la educación de la mujer, en todas las épocas han sobresalido mujeres: “en ciertas épocas la mujer de ciencia era un fenómeno verdaderamente raro, una curiosidad cultural. En otras, era común que las mujeres se ocuparan de actividades científicas, aunque por lo general no se reconocen sus contribuciones”3. En la Antigüedad, en materia del conocimiento científico y en particular del matemático, se destacan los aportes de Hipatia de Alejandría (370-415), María Agnesi (1718-1799) y Emy Noether (1882-1935), entre otras. Todas ellas eran hijas de matemáticos, crecieron en un ambiente donde las matemáticas eran conocidas y apreciadas y donde su talento erudito fue reconocido, superando así los sistemas patriarcales de las familias y el machismo imperante en la época en que vivieron. En estos casos, podría pensarse que su vínculo familiar o su entorno filial influyeron para que sus nombres brillasen con luz propia y en la actualidad sean tan conocidas por la comunidad matemática mundial.
Sin embargo, en muchas ocasiones el trabajo científico de las mujeres matemáticas, por el simple hecho de haber sido realizado por una mujer, no era considerado de buen nivel, razón por la cual, con el ánimo de ser tenido en cuenta, el trabajo de estas mujeres debía ser atribuido a sus colegas masculinos, obligándolas prácticamente a renunciar a su autoría. En esta línea de investigación localizamos los trabajos de Figueroa et al.: “los problemas de identificación de autor se complicaban por la pérdida del apellido de algunas mujeres al casarse, o por la obligación a que se veían sometidas de utilizar un pseudónimo masculino que garantizase que su trabajo fuese tomado en serio”4.
En América Latina, la idea de la educación científica para las mujeres adquirió relevancia a fines del siglo xvii en la figura de Sor Juana Inés de la Cruz, sin duda, una de las precursoras más importantes de la lucha por la educación