Antiespecista. Ariane Nicolas

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Antiespecista - Ariane Nicolas страница 4

Автор:
Серия:
Издательство:
Antiespecista - Ariane Nicolas

Скачать книгу

de la filosofía humanista, que parece haber proporcionado todos los útiles conceptuales al antiespecismo para serrar la rama que lo sostiene. «No me gustan los animales, los respeto», clama Aymeric Caron, elogiando de esta manera un valor que tanto importaba a Kant. Peter Singer se adhiere a una noción tan liberal como la de «interés»; Sue Donaldson y Will Kymlicka entienden por su parte que hay que extender la noción de «ciudadanía» hasta los animales. La libertad, la soberanía, el respeto, la individualidad, la igualdad, derechos naturales inalienables e incluso la resistencia a la opresión; los grandes conceptos de la filosofía política moderna son convocados para defender a seres que sin embargo son incapaces de comprender su significado. ¡Qué más da que las intenciones originales de sus autores hayan quedado distorsionadas!

      La aportación del antiespecismo a la filosofía depara así pues cierto número de problemas, tanto lógicos y científicos como éticos. ¿Debe el derecho tener por único axioma la concepción utilitarista del placer y el dolor? ¿Es posible firmar contratos con seres en quienes el consentimiento no puede ser identificado? ¿Qué significa verdaderamente matar a un animal, y matar a un ser humano? ¿Hay que extraer de la historia de la especie humana las lecciones que den respuesta a estos interrogantes? ¿Es el antiespecismo una ampliación de la esfera de la compasión humana o, al contrario, el síntoma de un odio indecible hacia el género humano, disfrazado de amor a los animales?

      Tal vez pensemos que esta ideología no merece ser escrutada con atención, sino sencillamente acogida con risas condescendientes. Pero haciendo tal cosa olvidaríamos que el antiespecismo hace temblar los fundamentos mismos de nuestra humanidad, que se ha constituido con los animales durante milenios, y no solamente desde que la pesca y la ganadería existen. Incluso hoy en día, cuando un extranjero se instala en un país, con naturalidad concibe la idea de debutar profesionalmente en ese país montando un restaurante; una manera natural y espontánea de dar testimonio de su conexión con una cultura: comunicarla a sus nuevos congéneres. ¿Hay que imaginar que un día el guiso de ternera, el tayín de cordero o el filete Strogonoff serán borrados de nuestras memorias colectivas, por ser juzgados demasiado violentos? Desde el punto de vista económico, subrayemos igualmente la amenaza que pesaría sobre cientos de miles (¿o son millones? ¿Cómo calcularlos siquiera?) de empleos ligados a los sectores del gran consumo, de la salud o del entretenimiento que implican de un modo otro el trato con animales: la agricultura, la pesca, la cosmética, los laboratorios farmacéuticos, los acuarios, los zoos, los circos, las tiendas de animales, los centros ecuestres…

      La mayoría de los antiespecistas activistas realizan una defensa no violenta de sus opiniones. Con la notable excepción de la asociación 269 Libération animale, y de algunos grupos no identificados que atacan físicamente en las carnicerías, los mataderos o las queserías, su combate se limita efectivamente al terreno de las ideas. Pero hay que tener un concepto bastante caricaturesco de la violencia o bien absolverse a uno mismo de toda violencia para sostener una ideología tan verbalmente agresiva y decirse no violento. Pierre Bourdieu, desde una perspectiva diferente, ha mostrado con claridad que la violencia simbólica puede revelarse tan opresiva y destructiva como la violencia física. A su manera, y por más que lo disputen, los antiespecistas que se dicen «pacifistas» ejercen también una forma de violencia en el espacio público: la de socavar voluntariamente los cimientos éticos, relacionales y culturales de nuestras sociedades. Y es justamente esta violencia inédita, tan ciega de sí misma como segura de ser un derecho ejercido, la que parece legítimo denunciar hoy en día.

      [1] Del latín limes, que significa «frontera», los animales liminares viven junto a los seres humanos sin ser domesticados por ellos, como las palomas o las ardillas.

      [2] PLUTARCO, Trois traités pour les animaux. Trad. Jacques Amyot, París, P.O.L., 1992, p. 108 Para otras referencias antiguas, véase Jean-Louis POIRIER, Cave canem. Hommes et bêtes dans l’Antiquité. Les Belles Lettres, 2016.

      [3] René DESCARTES, Discours de la méthode, París, Le Livre de poche, 1993, p. 159. Retomaremos más adelante si es oportuna la comparación entre animales y autómatas.

      [4] «Un tiers des ménages français sont flexitariens, 2 % sont végétariens» [«Un tercio de los hogares franceses son flexitarianos, el 2 % son vegetarianos»], en Le Monde.fr, el 1 de diciembre de 2017 [El flexitarianismo consiste en ser vegetariano en casa, pero admitir comer carne cuando se come con amigos o familiares o se asiste a eventos donde hay platos que contienen carne (N. del t.)].

      [5] Peter SINGER, La Libération animale, Trad. por Louise Rousselle, Éditions Payot, 2012, p. 57.

      [6] Ibid., p. 67.

      [7] Yves BONNARDEL, Thomas LEPELTIER y Pierre SIGLER (dir.), PUF, 2018.

      [8] Aymeric Caron es por cierto el cofundador del primer partido antiespecista francés, la “Agrupación de ecologistas por los seres vivos” (Rassemblement des écologistes pour le vivant), creada a principios de 2018.

      [9] Points, 2017.

      [10] Seuil, 2017.

      [11] Trad. de Pierre Mandelin, Alma Éditeur, 2016.

      [12] Arthaud, 2017.

      [13] Como los actores Ellen Page, Woody Harrelson y Natalie Portman o los cantantes Miley Cyrus, Moby y Ariana Grande. Existe incluso una página en la Wikipedia dedicada al asunto.

      [14] Evidentemente, la principal razón invocada por la estrella no es su amor por el pescado y los huevos, sino las dificultades que tiene para encontrar fácilmente restaurantes veganos (fuente: VeganNews.com).

      [15] Véanse específicamente los trabajos del sociólogo alemán Norbert Elias o del historiador francés Alain Corbin.

      [16] Cf. Martin HEIDEGGER, Être et temps. Trad. por François Vezin. Gallimard, 1986.

      

Скачать книгу