En palabras del Buddha. Bhikkhu Bodhi
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Con el capítulo IV llegamos a los textos que tratan del primero de los tres tipos de beneficio que la enseñanza del Buddha pretende aportar. Se llama «la felicidad y bienestar visibles en esta vida» (diṭṭha-dhamma-hitasukha), la felicidad que resulta de seguir las normas éticas en las relaciones familiares, las propias del medio de vida y las actividades comunitarias. Aunque el Buddhismo primigenio se describe a menudo como una disciplina radical de renuncia dirigida a un objetivo trascendental, los Nikāyas revelan que el Buddha fue un maestro compasivo y pragmático; intentó promover un orden social en el que las personas pudieran vivir juntas en paz y armonía de acuerdo a unas pautas éticas. Este aspecto del Buddhismo primigenio se hace evidente en las enseñanzas del Buddha en relación con los deberes de los niños hacia sus padres, con las obligaciones mutuas de maridos y mujeres, con el correcto medio de vida, con los deberes de los gobernantes hacia los gobernados y con los principios de la armonía y el respeto de la vida en común.
El segundo tipo de beneficio al que conduce la enseñanza del Buddha es el objeto del capítulo V, referido al bienestar y la felicidad que atañen a la vida futura (samparāyika-hitasukha). Se trata de la felicidad alcanzada al obtener un renacimiento afortunado y el éxito en futuras vidas mediante la acumulación de buenas acciones. La «acción buena» (puñña) se refiere al kamma (sánscrito: karma) beneficioso considerado en términos de su capacidad de producir resultados favorables dentro de la ronda de renacimientos. Empiezo este capítulo con una selección de textos sobre la enseñanza del kamma y el renacimiento. Esto nos lleva a textos generales entorno a la idea de acción buena, seguidos de una selección de ellos sobre los tres principales «fundamentos de la acción buena» reconocidos en los discursos del Buddha: dar –o generosidad– (dāna), disciplina moral (sīla) y meditación (bhāvanā). Dado que la meditación figura de forma preeminente en el tercer tipo de beneficio, el tipo de meditación destacado aquí como fundamento de la acción buena es el que produce con más abundancia los frutos propios de este mundo, las cuatro «moradas divinas» (brahma-vihāra), en particular el cultivo del amor-benevolente.
El capítulo VI es de transición y pretende preparar el camino al capítulo siguiente. Mientras demuestra que la práctica de la enseñanza conduce realmente a la felicidad y a la buena fortuna dentro de los límites de la vida mundana, y para llevar a las personas más allá de esos límites, el Buddha expone el peligro y la inutilidad de todas las existencias condicionadas. Demuestra los defectos de los placeres sensuales, las limitaciones de los éxitos materiales, la inevitabilidad de la muerte y la impermanencia de todas las esferas condicionadas de existencia. Para hacer surgir en sus discípulos la aspiración al bien definitivo, el Nibbāna, el Buddha enfatiza una y otra vez los peligros del saṃsāra. De esta forma, el capítulo alcanza su punto culminante con dos impresionantes textos que tratan de la miseria del sometimiento al ciclo repetido de nacimiento y muerte.
Los siguientes cuatros capítulos están dedicados al tercer beneficio que la enseñanza del Buddha pretende aportar: el bien supremo (paramattha), el logro del Nibbāna. El primero de ellos, el capítulo VII, proporciona una visión general del camino de la liberación, que se aborda de forma analítica mediante la definición de los factores del Noble Óctuple Sendero y, de forma dinámica, mediante una explicación del entrenamiento del monje. Un largo sutta sobre el camino gradual examina el entrenamiento monástico desde la entrada del monje en la vida de renuncia hasta su logro de la calidad de Arahant, la meta final.
El capítulo VIII se centra en el control de la mente, haciendo hincapié en la formación monástica. Presento aquí textos que hablan de los impedimentos para el desarrollo mental, los medios para superar estos impedimentos, los diferentes métodos de meditación, y los estados que los discípulos alcanzan cuando superan los impedimentos y consiguen el control sobre la mente. En este capítulo primero, introduzco la distinción entre samatha y vipassanā, serenidad y visión cabal; la primera conduce a samādhi o concentración, y la segunda, a paññā o sabiduría. Los textos sobre introspección que incluyo, sin embargo, tratan sólo de los métodos para generarla, no de su contenido real.
El capítulo IX, titulado «El resplandor de la sabiduría», trata del contenido de la visión cabal. Para el Buddhismo primigenio, y en realidad para casi todas las escuelas del Buddhismo, la visión cabal o sabiduría es el principal instrumento de liberación. Así, en este capítulo, me centro en las enseñanzas del Buddha sobre temas tan cruciales para el desarrollo de la sabiduría como la recta visión, los cinco agregados, las seis bases de los sentidos, los dieciocho elementos, la originación en dependencia y las Cuatro Nobles Verdades. Este capítulo concluye con una selección de textos sobre el Nibbāna, el objetivo definitivo de la sabiduría.
El objetivo final no se alcanza de forma súbita, sino pasando por una serie de etapas que transforman a una persona mundana en un Arahant, un liberado. Así pues, el capítulo X, «Los planos de realización», ofrece una selección de textos sobre las etapas principales a lo largo del camino. Presento en primer lugar la serie de etapas como una secuencia progresiva; después, vuelvo al punto de partida y examino tres hitos principales de esta progresión: la entrada en la corriente, la etapa de no retorno, y el estado de Arahant. Concluyo con una selección de suttas sobre el Buddha, el principal de entre los Arahants, del que aquí se habla bajo el epíteto que él usó con más frecuencia al referirse a sí mismo, el Tathāgata.
LOS ORÍGENES DE LOS NIKĀYAS
Como dije antes, los textos a los que he recurrido para completar mi esquema han sido elegidos de entre los Nikāyas, la colección principal de suttas del Canon Pali. Explicar el origen y la naturaleza de estas fuentes requiere de unas cuantas palabras.
El Buddha no escribió ninguna de sus enseñanzas, ni sus enseñanzas fueron registradas por escrito por sus discípulos. La cultura india en tiempos de la vida del Buddha era todavía predominantemente preliteraria.1 El Buddha deambulaba de una ciudad a otra en la llanura del Ganges, instruyendo a sus monjes y monjas, dando sermones a los cabezas de familia que acudían en manada a oírle hablar, respondiendo las preguntas de los curiosos y entablando conversación con personas de todas las clases sociales. Los registros de las enseñanzas de que disponemos no vienen de su puño y letra o de transcripciones hechas por aquellos que oyeron de él sus enseñanzas, sino de concilios monásticos que tuvieron lugar después de su Parinibbāna –su tránsito final al Nibbāna– con el propósito de preservar sus enseñanzas.
Es poco probable que las enseñanzas que derivan de estos concilios reproduzcan textualmente las palabras del Buddha. El Buddha debía de hablar espontáneamente y elaborar sus temas de innumerables formas como respuesta a las variadas necesidades de aquellos que buscaban su orientación. Preservar por transmisión oral un material tan vasto y diverso habría bordeado lo imposible. Para amoldar las enseñanzas a un formato susceptible de preservación, los monjes responsables de los textos habrían tenido que recopilarlos y editarlos para ajustarlos mejor para la escucha, la retención, la recitación, la memorización y la repetición –los cinco elementos principales en la transmisión oral–. Este proceso, que pudo haberse iniciado ya durante la vida del Buddha, habría dado lugar a un cierto grado de simplificación y estandarización del material por conservar.
Durante la vida del Buddha, los discursos se clasificaron en nueve categorías según el género literario: sutta (discursos en prosa), geyya (prosa y verso mezclados), veyyākaraṇa (respuestas a preguntas), gāthā (verso), udāna (afirmaciones inspiradas), itivuttaka (dichos memorables), jātaka (historias de nacimientos pasados), abbhutadhamma (cualidades maravillosas), y vedalla (doctrina).2 En algún momento después de su muerte, este antiguo sistema de clasificación