El libro de la vida y la muerte. Osho
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Para adquirir el arte de vivir es necesario que recuerdes lo siguiente: nunca actúes inconscientemente, nunca actúes dormido. Nunca permitas que nada suceda por sí mismo. Primero obsérvalo de manera adecuada. Primero considéralo correctamente. Míralo con firmeza, con discreción y sabiduría, antes de ponerlo en marcha. Si así lo hicieras descubrirías que tu vida adquiere una especie de belleza, una cierta elegancia. Te convertirías en una especie de escultura; sería como cuando no existe separación entre el escultor y la piedra. Tú eres el escultor, tú eres la estatua, tú eres la piedra, y tú eres el cincel. Tú lo eres todo.
Si vives conscientemente descubrirás que el cincel ha hecho un buen trabajo. Que ha cincelado la piedra inútil, sin permitir que quedase ni una esquirla de más. El cincel ha acabado con todo lo superfluo, yendo directamente a la esencia. Y entonces, un día, descubrirás que has alcanzado el templo, que te has convertido en la divina escultura. Descubrirás que has alcanzado una especie de belleza, una profunda conciencia.
Si permaneces despierto y alerta hasta la muerte, habrás vivido correctamente. Y entonces también serás capaz de enfrentarte a la muerte de manera adecuada.
En su poesía, Kabir dice: «Muere, muere, todo muere». Kabir dice que todo en el mundo acaba muriendo, que la muerte es un suceso cotidiano y que tiene lugar en cada momento. Dice que estamos rodeados por todas partes por el mar de la muerte. Que todo se ahoga continuamente en él. «Nadie muere una muerte adecuada». Nadie muere de manera correcta. Kabir está diciendo que nadie muere conscientemente.
Lo que dice es: «Kabir se encontró con la muerte para no volver a morir». Ése es el arte. Ésa es la demostración de que ya no hay muerte. Si haces correctamente una cosa una vez, no tendrás que volver a hacerla. Sólo hay que volver a hacer una cosa cuando no se ha hecho correctamente la primera vez. La existencia nos proporciona una oportunidad tras otra de vivir correctamente. No hay prisa; hay tiempo por delante. Y mientras sigas cometiendo errores volverás a ser arrojado al mundo. Sólo serás atrapado en su red cuando regreses a la existencia con una experiencia completa de esta vida.
Eres como un niño que repite curso una y otra vez hasta que aprueba. Al niño le decimos que no pasará de curso hasta que apruebe el presente. La morada del amor permanece cerrada para ti de la misma manera, hasta que atravieses la vida.
El arte de la vida es atravesar la vida con éxito. Y el hombre que lo consigue ya no tiene nada que aprender en este mundo. Ha aprendido todo lo que podía aprenderse en este mundo de materia. Ha pasado por la ordalía de los anhelos y atravesado el fuego de los deseos. Entonces se abre para él la puerta hacia un curso superior; entonces puede ser admitido. Ha aprendido todo lo que había que aprender en este mundo, así que la puerta se cierra para él. Ya no puede regresar: «Kabir se encontró con la muerte para no volver a morir».
Vive de manera que no tengas que pasar por otro nacimiento y muere de manera que no tengas que pasar por otra muerte. Si hay nacimiento deberá haber muerte; la muerte será automática. Así que vive de manera que no exista otro nacimiento y tampoco habrá más muerte para ti.
Todo el mundo quiere salvarse de la muerte. ¿Puedes encontrar a alguien que no quiera salvarse de la muerte? ¿Por qué, si quiere, no puede salvarse? No podrás salvarte de la muerte mientras no quieras salvarte del nacimiento. Nacer es el otro extremo de morir. Si dices que quieres nacer una y otra vez estás diciendo tonterías. Todo eso significa que no has comprendido una sencilla regla aritmética: nacer es un extremo de la vida y morir es el otro.
El hombre que nace deberá morir. Lo que ha comenzado llegará a su fin. Pero si no hay fin tampoco puede existir un principio. Así que si deseas salvarte del fin, no desees el principio. No anheles el principio si lo que deseas es no empezar, el infinito. Intenta salvarte del comienzo.
En tu esfuerzo te servirán de ayuda incluso las pequeñas experiencias de la vida. La gente que viene a verme me dice: «Queremos salvarnos de sentirnos coléricos. ¿Qué podemos hacer?». Yo les digo que deben permanecer alerta desde el principio. Si la cólera ya se ha apoderado de ti, será muy difícil, casi imposible, evitarla o poder liberarte de ella. Deberás atravesarla. No existen diferencia en si lo haces rápida o lentamente, lo importante es que lo consigas. Llevará tiempo, pero todo lo que se empieza acaba por conseguirse en algún momento.
Quieres salvarte de la muerte, pero ni siquiera sabes dónde empieza la muerte. La gente cree que la muerte empieza en la vejez, cuando el cuerpo se queda incapacitado, cuando la medicina deja de ser eficaz o cuando los médicos resultan inútiles. Si eso es lo que piensas estás equivocado. Entonces deberás morir una y otra vez, y no podrás comprender la verdad acerca de la vida.
El principio de la muerte tiene lugar al nacer.
Si profundizas en este fenómeno también descubrirás que la muerte tiene lugar junto con la concepción. Cuando naces ya has estado muerto durante nueve meses, porque durante esos nueve meses ya has vivido en el vientre materno. Esos nueve meses que empiezan en el momento de la concepción están incluidos en el viaje hacia la muerte. Al nacer ya tienes nueve meses. Por eso la vejez ya se ha apoderado de ti. En realidad tu nacimiento empieza desde el momento en que tu esencia penetra en la matriz, y ese momento es también el inicio de la muerte.
Mueres cada día. No es algo que suceda al final de la vida.
La muerte no es un milagro, ni un truco de magia. La muerte es un proceso. Estás muriéndote lentamente, cada día, hasta que llegue el momento en que el proceso de morir cese. La muerte es el final de ese proceso. La muerte es el final del principio. Y es un proceso que ha durado mucho tiempo, ¡puede que casi setenta años!
Si quieres salvarte de la muerte, entonces intenta salvarte de entrar en otra matriz. Si no quieres entrar en otra matriz, entonces profundiza en ti mismo. Al hacerlo te darás cuenta, comprenderás cuál es el auténtico arte de la vida y la muerte; sabrás que vida y muerte son una sola cosa. Si no quieres entrar en otra matriz deberás salvarte de los deseos, de desear.
Un anciano que estuviese a punto de morir –que está al borde de la muerte pero todavía apegado a la vida–, diría: «Si pudiera contar con un poco más de tiempo para poder colmar todos mis deseos insatisfechos… Todavía no he acabado mi casa y tengo que ver casarse a mi hijo. Hay tantos otros deseos que quisiera ver colmados… Sólo he empezado a satisfacerlos hace poco tiempo. ¿Es justo que precisamente ahora me sea arrebatada la vida? Acabo de empezar a organizar mejor todos mis asuntos. Y tenía pensado tomarme unas vacaciones. Ahora que mis hijos ya son mayores y han empezado a ganarse la vida, pensaba en dedicar algún tiempo a venerar a Dios, a ir a la iglesia y cantar salmos».
Nunca hay nadie que lo haga, y sin embargo, al aproximarse la muerte, las personas siempre piensan: «Si hubiera tenido más tiempo habría venerado más a Dios. Me parece injusto que Dios se me lleve la vida sin dejarme colmar mis deseos».
Ésa es la dificultad que surge en el momento de la muerte. Los deseos de las personas no están colmados y el cuerpo está listo para abandonarlas. Así que esos deseos insatisfechos y no colmados buscarán de inmediato un nuevo nacimiento. Deben ser satisfechos. No puedes liberarte del mundo antes de que eso suceda. Tu deseo de un poco más de vida, de un poquito más, es la causa de otro nacimiento.
Así que compréndelo bien, el principio de la muerte no está realmente en la matriz, sino que sucede antes de que entres en ella. Esta cadena de muerte se inició cuando deseaste más vida en el momento de tu muerte anterior. Si profundizas en el fenómeno descubrirás que los deseos