Las mentiras del sexo. Antonio Galindo Galindo

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Las mentiras del sexo - Antonio Galindo Galindo Psicología

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un tema de conversación y los senos, la vagina o el pene sí lo son? ¿Qué tienen los genitales que no tiene la rodilla? ¿Hay algo malo en el pene, que lo haga más indigno que un brazo, cuando ambos son parte del cuerpo? ¿Lo explica el hecho de que la rodilla está más abajo que los genitales? No, porque los pies aún están más abajo y no son un tema de preocupación como lo puede ser el culo. ¿Es cuestión de estar más arriba o más abajo?

      Claro que no. Las razones por las que el sexo es un tema diferente al de la rodilla son diversas, además de apasionantes, y tienen que ver con nuestra historia, nuestra educación, la cultura y la moral en la que vivimos, además de con las creencias que tenemos sobre cada cosa. Y también es importante el propio concepto de lo que creemos que es la familia, el uso del sexo fuera o dentro de ella y lo que consideramos prohibido o permitido.

Cuando no queremos hablar de sexo, el sexo se convierte en un tema inquietante –Papá, ¿te gusta mamá? –Claro hijo, la quiero mucho. –Me refiero a si te atrae sexualmente. –¡Qué cosas dices, claro!, ¿cómo no me va a gustar…? –¿Y disfrutas con ella en la cama? –Bueno…, ¿a qué viene este interrogatorio? –Me preguntaba si deseabas a mamá, eso es todo. –Pues es mi esposa, ¿cómo no la voy a desear? –Vale, perdona… Cuando hablamos de sexo con naturalidad, el sexo se convierte en un tema más de conversación –Papá, ¿te gusta mamá? –Sí, es un tipo de mujer que me gusta. –¿Te atrae sexualmente? –Antes más que ahora. –¿Y disfrutas con ella en la cama? –Ha habido períodos que no, pero ahora me lo paso bien. –¿La deseas? –Sí, aunque me he dado cuenta de que también deseo a otras personas. –Bien, a mí me pasa lo mismo…

      ¿TIENE EDAD LA SEXUALIDAD?

      Observemos las siguientes situaciones:

       Situación 1

      Una madre vino asustada a mi consulta diciendo que su hijo de dos años había tenido una erección, que si era normal, que estaba muy preocupada porque no sabía si eso era signo de perversión sexual.

       Análisis de la situación

      Lo que no sabía la madre es que lo que no era normal era su visión de las cosas, que veía anormalidad en su hijo cuando la propia vivencia de la sexualidad es un proceso natural, evolutivo y símbolo de desarrollo. Posiblemente dado que ella no tenía una vivencia natural de su sexualidad pensó que la excitación de su hijo era algo enfermizo. Pero el problema no estaba en la erección de su hijo, sino en la mente ignorante de la madre.

       Situación 2

      Una profesora de 65 años conoce en un congreso a otro profesor de 35 años con el que comparte un equipo de trabajo en un debate. Tras tres días de intercambio siente que desea sexualmente a quien es más joven que ella, pero considera que debe alejarse de él porque la relación sería imposible debido a la diferencia de edad.

       Análisis de la situación

      Para ti ¿esta profesora es una vieja verde8? ¿Por qué ha de abandonar la posible vivencia de que se siente atraída por alguien más joven que ella? La propia mujer tiene en la cabeza un esquema de normalidad que le hace sentirse culpable de lo que desea cuando es cierto que lo desea. ¿Están reñidos el sexo con la edad cuando ambas personas son adultas? Lo peor que podría pasar es que ella le exprese a él que lo desea y que él le diga que no es mutua la atracción. Pero el problema es que nuevamente aparece el tema de la supuesta normalidad ante la vivencia del deseo sexual.

Moraleja: en cuestiones de sexo lo normal no explica nada.

      Siguiendo los casos anteriores, con la idea de querer ser normales los padres pueden entrar en contradicción con el proceso natural y evolutivo de la propia sexualidad de sus hijos. Y puede parecer que las personas mayores entonces no pueden sentir deseos sexuales libremente, salvo con gente de su edad o, si no, deben prescindir del sexo.

      Por lo tanto, otro aspecto asociado a que la sexualidad es un tema comprometido es el de la edad. Igual que no dudamos que los niños respiren cuando son niños o que tengan hambre porque están vivos, ni dudamos que los ancianos –aunque sean personas mayores– siguen usando sus pulmones para inspirar el aire y tienen hambre como cuando eran niños, ¿por qué dudamos –o incluso negamos– que los niños o las personas mayores tengan sexo? Socialmente, la sexualidad parece haberse relegado a una edad determinada: ¿entre los 18 y los 50 años quizás? A quien tiene sexo más allá de los 60 los libros y manuales de psicología le dedican poco espacio. Incluso –como he indicado antes– tenemos expresiones con connotaciones negativas sobre los viejos verdes, aquellos señores (porque hablar de viejas verdes es más extraño, ¿no?)9 que van con chicas más jóvenes que ellos, o aquella expresión que dice «Se te ha pasado el arroz», como si hubiese un determinado momento para usar el sexo. Y ello no quita que la sexualidad en personas mayores pueda expresarse sin recurso a la genitalidad, sino de forma más global o sensitiva.

      Una explicación de por qué se dan estas situaciones es el hecho de asociar exclusivamente sexo a tener hijos (a la reproducción), por lo que, como ni los niños ni los ancianos pueden reproducirse, el sexo tiene que ser algo extraño en ellos. Pero esto es sólo una cuestión de creencias, cosas que las personas dan como bueno o malo en un momento histórico, pero que no tienen por qué ser así.

      O dicho de otra manera, creo que la base de estas situaciones que hacen que la sexualidad sea un tema aparte se halla en estereotipos y prejuicios que se explican desde factores culturales, económicos y sociales.

      Propondré unas ideas que espero que sirvan para el debate y la confrontación personal. No tenemos por qué estar de acuerdo con lo que sigue, pero lo planteo para que cada persona elabore su propia teoría al respecto.

      LO QUE ES SEXO Y LO QUE NO LO ES

      En cuestiones de sexo, la percepción subjetiva es el criterio preponderante de discriminación. ¿Has pensado que la palabra sexo invita a introducirnos sin darnos cuenta en un ámbito prácticamente inconsciente que, ahora que lo digo, es casi imposible de definir? Sencillamente sucede que la percepción se dispara… como si entrase en un espacio indefinido o innombrado, pero no porque sea innombrado deja de estar ahí.

      Propongo que sexo es un ámbito, un espacio, una dimensión mental, de sensaciones físicas y/o emocionales en el que se entra –o no se entra– a través de las palabras, la visión, el tacto, el oído, el gusto o el olfato… Los cinco sentidos nos pueden disparar la entrada en esa dimensión sentida –pero casi desconocida– a veces más allá de nuestro control, pero tremendamente vívida y reconocida a nivel inconsciente. Cualquier estímulo de la vida puede hacernos entrar en la vivencia de aquello que para nosotros es sexo o no lo es. Y a lo mejor la vivencia de muchas personas es la ausencia de sensaciones al respecto.

      Un olor de perfume, el gusto de un alimento que te recuerda la boca de alguien a quien has besado, el tacto de una sábana que te hace sentir placer…

      Cada cual le llama sexo

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