Las leyes de la naturaleza humana. Robert Greene
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Recuerda: el carácter débil neutraliza todas las demás cualidades de una persona. Por ejemplo, un sujeto muy inteligente pero de carácter débil podría tener buenas ideas y hacer bien su trabajo, pero se desmoronará bajo presión, no tomará a bien una crítica, pensará primero en su propio interés o apartará a los demás a causa de su arrogancia y otros defectos, en perjuicio del entorno general. Trabajar o contratar a alguien así impone costos ocultos. Alguien menos simpático e inteligente pero de carácter fuerte resultará más confiable y productivo a largo plazo. Las personas de fortaleza genuina son tan raras como el oro, y si las encuentras, reacciona como si hubieras descubierto un tesoro.
Tipos tóxicos
Aunque el carácter de cada persona es tan singular como sus huellas digitales, a lo largo de la historia han aparecido tipos recurrentes cuyo trato puede ser muy pernicioso. En contraste con los individuos de carácter obviamente malo o manipulador detectables a un kilómetro de distancia, estos otros son más complejos. A menudo atraen con una apariencia que presenta sus debilidades como algo positivo. Sólo con el paso del tiempo adviertes la toxicidad detrás de ese aspecto, con frecuencia cuando ya es demasiado tarde. Tu mejor defensa es armarte de conocimiento sobre estos tipos de personas, distinguir rápido las señales y no involucrarte con ellos, o alejarte lo más pronto posible.
El hiperperfeccionista: te sientes atraído a su círculo porque es muy trabajador, por su dedicación para producir cosas óptimas. Invierte en su empleo más tiempo que cualquiera de sus compañeros o empleados. Sí, podría explotar y gritarles a sus subalternos por no hacer bien su trabajo, pero esto se debe a que desea mantener los más altos estándares, lo cual es bueno. Sin embargo, si tienes la desgracia de aceptar trabajar con este tipo de individuos, descubrirás poco a poco la realidad. Son incapaces de delegar tareas; deben supervisarlo todo. Esto tiene que ver menos con altos estándares y la dedicación al grupo que con el poder y el control.
Estas personas suelen tener problemas de dependencia derivados de su pasado familiar, a la manera de Howard Hughes. Toda sensación de que deben depender de alguien abre viejas heridas y ansiedades. No confían en nadie. Tan pronto como se voltean, suponen que los demás aflojan el paso. Su compulsiva necesidad de controlar todo al detalle molesta y provoca resistencias en otros, justo lo que ellas más temen. Notarás que el grupo bajo su control no está bien organizado, ya que todo debe pasar por ellas. Esto produce caos y luchas políticas internas, porque los cortesanos pugnan por estar cerca del rey, quien lo controla todo. Los hiperperfeccionistas tienen a menudo problemas de salud, pues trabajan sin cesar. Culpan a los demás de todo lo que no marcha bien: nadie trabaja tanto como ellos. Sus patrones de éxito inicial son seguidos por agotamiento y fracasos espectaculares. Es mejor reconocer a este tipo de personas antes de enredarse con ellas en cualquier nivel. Nada de lo que hagas las dejará satisfechas y te corroerán lentamente con sus ansiedades, abusos y deseo de control.
El rebelde implacable: a primera vista, este sujeto es muy interesante. Odia la autoridad y está con los desvalidos. Una actitud así nos atrae en secreto a casi todos; apela al adolescente que llevamos dentro, al deseo de desairar al profesor. No admite reglas ni precedentes; seguir las convenciones es para los débiles e insoportables. Tiene a menudo un mordaz sentido del humor, que podría volver contra ti, aunque esto forma parte de su autenticidad, su necesidad de bajarles los humos a todos, o al menos eso es lo que crees. Si por casualidad te asocias con una persona de este tipo, verás que eso es algo que no puede controlar; es una compulsión a sentirse superior, no una calidad moral superior.
En su niñez, uno de sus padres o una figura paterna probablemente lo defraudó, así que desconfía y odia a todos los que están en el poder. No acepta ninguna crítica, porque apesta a autoridad. Ni siquiera se le puede decir qué hacer; todo debe ser a su modo. Si la contrarías de alguna manera, te señalará como opresor y serás blanco de su humor insolente. Llama la atención con su pose rebelde y pronto se vuelve adicto a los reflectores. Desde su perspectiva, todo se reduce al poder; nadie debe estar por encima de ella, y quien se atreva a hacerlo pagará el precio. Indaga su pasado; tiende a separarse de los demás en muy malos términos, lo que agrava con sus insultos. No te dejes seducir por lo llamativo de la pose rebelde de esta persona. Se estancó en la adolescencia y trabajar con ella será tan productivo como reñir con un adolescente insociable.
El personalizador: este individuo da la impresión de ser muy sensible y considerado, rara cualidad. Podría parecer un poco triste, pero las personas sensibles suelen sufrir mucho en la vida. Este aire tira de ti, quieres ayudar. Asimismo, este sujeto parece muy inteligente y reflexivo, lo cual te hace creer que será bueno trabajar con él. Al final comprendes que su sensibilidad sigue una sola dirección: él mismo. Tiende a tomarse personalmente todo lo que los demás dicen o hacen. Rumia las cosas durante días, mucho después de que todos han olvidado un comentario inocuo que él se tomó de manera personal. De niño tenía la persistente sensación de que nunca recibía lo suficiente de sus padres: ni amor, ni atención, ni pertenencias. Cuando crece, todo le recuerda lo que no le dieron. Se pasa la vida resintiendo esto y deseando que se le den cosas sin tener que pedirlas. Siempre está en guardia: ¿le estás haciendo caso, lo respetas, le das aquello por lo que pagó? Como es tan irritable y delicado, aleja a la gente, lo que lo vuelve más sensible. En algún momento adopta una apariencia de desilusión perpetua.
Verás en su vida un patrón de numerosos disgustos con los demás, aunque él se considera siempre la parte agraviada. No insultes a este sujeto ni por error. Tiene muy buena memoria y podría vengarse de ti años después. Si puedes reconocerlo con anticipación, esquívalo, porque inevitablemente te hará sentir culpable de algo.
El imán del drama: te atraerá con su interesante presencia. Tiene una energía inusual y muchas historias que contar. Posee rasgos animados y es muy ingenioso. Su compañía es agradable hasta que el drama se vuelve gravoso. De niño aprendió que la única forma de recibir amor y atención perdurables era meter a sus padres en problemas, los que debían ser lo bastante grandes para comprometerlos emocionalmente mucho tiempo. Esto se volvió un hábito, su modo de sentirse vivo y deseado. La mayoría de la gente rehúye toda clase de confrontaciones, mientras que él parece vivir para ellas. Cuando lo conoces mejor, terminas por oír numerosos relatos de discusiones y batallas en su vida, pero siempre se las arregla para colocarse como la víctima.
Date cuenta de que su principal necesidad es atraparte por cualquier medio. Te enredará en su drama al punto de que te sentirás culpable si te apartas. Es mejor reconocerlo lo más pronto posible, antes de que te veas envuelto y arrastrado. Busca en su pasado evidencias de su patrón y echa a correr si sospechas que tratas con una persona de este tipo.
El charlatán: te impresionan sus ideas, los proyectos que imagina. Necesita ayuda y partidarios, y tú eres un simpatizante, pero retrocede un momento y busca en su historial indicios de logros o cualquier otra cosa tangible. Quizá trates con un tipo de persona que no es abiertamente peligroso pero que podría resultar exasperante y hacerte perder tiempo valioso. En esencia, este sujeto es ambivalente. Por un lado, teme al esfuerzo y la responsabilidad asociados con traducir sus ideas en actos; por el otro, ansía atención y poder. Esos dos componentes libran una batalla en su interior, pero la parte ansiosa siempre gana y él resbala en el último momento. Inventa alguna razón para librarse, después de que te comprometiste con él. Nunca termina nada. Al final, culpa a los demás de que no haya podido realizar su visión: la sociedad, imprecisas fuerzas antagónicas o la mala suerte. O busca a un incauto que haga el trabajo pesado de dar vida a sus ideas vagas y que asuma la culpa si algo sale mal.
Es común que los padres de estas personas hayan sido incongruentes, que se pusieran en su contra a la menor fechoría. En consecuencia, su meta en la vida es evitar situaciones en las que podrían exponerse a críticas y juicios. Manejan esto aprendiendo a hablar bien e impresionando con anécdotas, aunque huyen cuando se les llama a cuentas, para lo cual siempre tienen un pretexto. Busca en su pasado estos signos,