Los herederos. Alba González

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y un consultorio médico. Instaló además correo, telégrafo y teléfono y una pista de aterrizaje para asegurar las comunicaciones. La empresa subvencionaba al jefe de correo y a los comisarios, y empleaba serenos para controlar el paso de los portones. En las evocaciones de muchos extrabajadores, la seguridad y la tranquilidad habían sido uno de los tantos beneficios que tenía vivir en los dominios de Liebig’s; otro, que el empleado de correo los conocía a todos:

      El orden y la limpieza es otro de los ítems que muchos vecinos de Pueblo Liebig añoran. Desde que Liebig’s cedió el pueblo a la provincia, fue la Junta de Gobierno la que prestaba el servicio de recolección de residuos, se ocupaba de acondicionar las veredas y cortar el pasto. A pesar de que si uno observa “con mirada de extranjero” todo parece en orden, aseado y prolijo, muchos de los vecinos no piensan lo mismo. Son frecuentes los comentarios como “el pueblo está sucio”, “se rompió una de las bombitas de luz en la calle y todavía no la cambiaron”, “el agua de la canilla sale marrón”, “está todo lleno de basura”, “no se puede caminar con esta oscuridad”.

      Otro miembro de la Junta, de una gestión anterior, sintetizó el conflicto: “Los viejos están acostumbrados a tener todo gratis. No se conforman, no se resignan…”. Y no, “los viejos” no se resignan.

      1. Por ley 8443 del 29 de setiembre de 1911 se autoriza al Poder Ejecutivo a realizar un estudio para la construcción de un puente sobre el arroyo Perucho Verna en el camino que pasa por Colón en dirección a Concordia, en el paso llamado La Picada, con el objetivo de comunicar el entonces pueblo Colón con el saladero Liebig. Véase Boletín Oficial de la República Argentina, Buenos Aires, 30 de octubre de 1911, p. 1610.

      2. Los párrafos que aparecen dentro de recuadros corresponden a fragmentos de mi diario de campo. Este en particular se escribió durante mi primera visita a Pueblo Liebig, el 30 de enero de 2006.

      3. En el Centro de Interpretación Audiovisual se expone, a través de paneles explicativos y gigantografías, el proceso productivo de la fábrica y el pueblo fabril. El proyecto fue presentado por el Centro Saboyano de San José a la asociación Impulsar, que trabaja en esa ciudad, junto a la ONG Pays de Savoie Solidaires. Las gigantografías se realizaron sobre la base de fotografías proporcionadas por los vecinos y están reproducidas en el catálogo de la muestra, realizado gracias a la colaboración de las instituciones antes mencionadas, el Consejo Federal de Inversiones y el Programa Identidad Entrerriana del gobierno de la provincia.

      4. Como expresión, los tiempos “de antes” remite no solo a un tiempo, sino también a un espacio y a una particular sensibilidad y refiere, como señaló Girardet (1999: 36), ante todo al ámbito, “la barrera de las colinas que cierran el horizonte, la seguridad robusta de las paredes y los techos, la autoridad patriarcal del Padre extendida sobre todo un pedazo de tierra. Es también la perennidad de un ritmo de vida confundido con la sucesión de los trabajos y las estaciones […] la intimidad protectora de un grupo social cerrado, solidario, estrictamente jerarquizado […] la imagen misma de un orden, una sociedad, un tipo de civilización”. Cada uno de estos aspectos que, como subraya el historiador francés, deben retenerse en toda la densidad de su carga simbólica, están presentes en las memorias de muchos de los antiguos pobladores de Liebig.

      5. Nota de campo correspondiente al 30 de enero de 2006.

      6. Olga Paterlini de Koch (1992) estudió, desde el punto de vista arquitectónico y urbanístico, los poblados industriales argentinos vinculados con la agroindustria azucarera del norte, la del tanino en el área noreste, la de la carne en el litoral entrerriano y los pueblos del salitre del norte de Chile, destacando sus recurrencias en las tipologías de asentamientos que los diferenciaban de la trama en damero propia de la tradición hispanoamericana. A esta caracterización responde el trazado de Pueblo Liebig, al que se han referido algunos estudios sobre arquitectura (Canavessi, De Carli y Acuña, 1988; De Carli, s/f; Edelcopp, 1998).

      7. “La idea de singularidad con la que suele rodearse un acontecimiento seleccionado de la memoria, o una serie de eventos y elementos que califican a un espacio, se constituye en un argumento habitual para sacralizar las relaciones sociales y por ende el lugar. No obstante ello –y como bien sucede con los vecinos de estos lugares–, la unicidad necesita de la comparación de parámetros que permitan fundarla como tal […] de la afirmación de que un fenómeno es único, aunque solo lo sea en el imaginario y el discurso social. La ecuación único-típico va de la mano ante la búsqueda de un retorno a la modalidad de pueblo idealmente forjado. Lo típico reúne en sí mismo las idiosincrasias locales, sirviendo de modelo de valores y acciones. Se configura a partir de la experiencia local, pues es a partir de la misma y del recurso de la memoria –en ocasiones inducida o forjada– que colabora en el rescate –seguramente nostálgico e idealizado– de determinados elementos” (Lacarrieu, 1998: 51).

      8. Entrevista a exobrera y vecina. Pueblo Liebig, 16 de febrero de 2012.

      9. Testimonio de un exempleado y vecino (Barreto, 2006: 16, segunda parte).

      10.

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