E-Pack HQN Sherryl Woods 1. Sherryl Woods

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E-Pack HQN Sherryl Woods 1 - Sherryl Woods Pack

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a la universidad, pero ahora que de verdad Jenny se ha ido, la casa está tan vacía que no puedo soportarlo.

      –Y yo he estado muerta de aburrimiento desde que Dave y yo rompimos hace tres años, que es decir mucho, ya que salir con él era tan estimulante como ver crecer la hierba –dijo Laila–. Las citas online son el modo perfecto de cambiar el status quo. Está de moda y será divertido.

      Jess seguía sin estar muy convencida. Se giró hacia Connie, que era conocida por ser la más sensata.

      –¿De verdad estás a favor de esto?

      Connie se encogió de hombros.

      –Puedo ver algunas ventajas.

      –Geográficamente indeseable –dijo Jess con énfasis.

      –Eso no es problema –insistió Laila–. Es un nuevo servicio local. Todos estos hombres están por aquí.

      Jess no podía creerse que Connie estuviera dispuesta, o más bien ansiosa, a probar una cita online. Mirándola a los ojos, comenzó a decir:

      –Pero yo creía que… –se suponía que ella no sabía que habían saltado chispas entre Connie y su tío, Thomas O’Brien porque sus hermanos, Connor y Kevin, le habían hecho jurar que lo mantendría en secreto. Suspiró–. Bueno, no importa.

      Connie la observó con desconfianza, pero ya que era un tema en el que no quería ahondar, se quedó en silencio.

      Laila, al parecer ajena a todo ello, dijo emocionada:

      –Es perfecto, ¿no crees?

      –¿Hay hombres solteros por aquí que no conozcamos ya? –preguntó Jess, aún escéptica–. ¿No es esa exactamente la razón por la que estamos aquí sentadas un fin de semana sin ningún hombre con quien salir?

      –La región se extiende más allá de los límites del pueblo –admitió Connie.

      –Eso incluye Annapolis –explicó Laila sacando un folleto de su bolsillo y entregándoselo a Jess–. ¿Lo ves? Almuerzo junto a la bahía. ¿No te suena de maravilla? Y eso es todo a lo que nos comprometeríamos, a un almuerzo con un acompañante. Tiene que ser mejor que esperar en Brady’s a que alguien se fije en ti. Si paso más tiempo allí, Dillon ha amenazado con ponerle mi nombre a uno de los taburetes.

      –Por lo menos tendrías un legado de tu vida en Chesapeake Shores –bromeó Jess–. Mucho mejor que tener tu foto en la pared de ese viejo banco que tiene tu familia y al que te sientes tan unida.

      –Búrlate de mí todo lo que quieras, pero creo que deberíamos hacer esto –insistió Laila–. Somos mujeres inteligentes y atractivas. Nos merecemos pasar algo de tiempo con hombres excitantes y de éxito que no estén emparentadas con nosotras.

      –Y yo estoy hartísima de las cenas de sábado en la casa de Jake y Bree –añadió Connie–. Desde que Jenny se marchó, esperan que vaya allí para hacerle monerías al bebé. Es una monada, pero no me veo pasando así los sábados por la noche de los próximos años.

      –Yo ya he tenido bastantes cenas de esas con mis hermanos; cenas a las que te invitan por pena –añadió Jess.

      –Pues a mí ni siquiera me invitan a cenas de esas. Trace y Abby solo cuentan conmigo para cuidar de las gemelas. Si no me caso pronto, acabarán haciendo que me mude a su casa y me convierta en niñera interna.

      –Tienes una carrera –le recordó Jess–. Estoy segura de que puedes mantener un estilo de vida independiente.

      –La independencia apesta –declaró Laila.

      –Amén –añadió Connie–. No es que quiera que un hombre controle lo que hago con mi vida, pero sería agradable acurrucarse con alguien delante del fuego.

      –Di lo que quieres de verdad –dijo Jess–. Quieres sexo.

      Connie suspiró.

      –¿No es lo que queremos todas?

      –Entonces, ¿vamos a hacerlo? –preguntó Laila.

      Aunque no era conocida por su cautela, Jess no pudo evitar preguntar:

      –Pero, ¿qué sabemos de esta compañía?

      –Solo lo que dice en el folleto –respondió Laila mirando la página trasera–. Promete emparejamientos discretos hechos por un psicólogo que lleva años trabajando con clientes solteros. Ha desarrollado un buen criterio de selección para asegurarse de que la gente a quien empareja tiene los mismos valores y objetivos –soltó el folleto y las miró–. ¡Vamos, chicas! ¿Qué tenemos que perder? Y si las citas resultan un espanto, pues siempre podemos reírnos mientras nos tomamos unas copas en Brady’s.

      –Yo me apunto –dijo Connie de inmediato–. ¿Jess?

      Jess miró los papeles del trabajo; no irían a ninguna parte.

      –¡Qué demonios! Me apunto.

      Se giró, apagó el ordenador y buscó la página Web de la empresa.

      –Tiene un diseño muy bonito –dijo con aprobación.

      –Da la sensación de ser de fiar –apuntó Connie.

      –Y me encanta la foto –añadió Laila–. Estoy segura de que la sacaron en Shore Road. Ahí a la izquierda está el muelle de pesca del pueblo.

      –¿No os preocupa que podríamos acabar emparejadas con alguien que ya conocemos, incluso alguien con quien hayamos salido en el pasado? –preguntó Jess–. Eso podría ser humillante.

      –O podría hacer que le echáramos otro vistazo al chico en cuestión –respondió Connie con expresión pensativa–. Después de todo, si un experto pensara que haríamos buena pareja, tal vez es que estuvimos infravalorando a la otra persona.

      –O tal vez el experto no es tan listo –contestó Jess.

      Aun así, cuando el formulario para registrarse apareció en la pantalla, ella fue la primera en rellenarlo. Tuvo la tentación de fingir las respuestas solo por ver qué pasaría, pero Connie y Laila se le adelantaron.

      –Tienes que tomarte esto en serio –la reprendió Connie.

      –Estamos esperando que un ordenador y un supuesto experto haga lo que no hemos sido capaces de hacer solas –respondió Jess–. ¿Y queréis que me lo tome en serio?

      –Yo sí –dijo Connie–, porque esta podría ser mi última oportunidad.

      –No va a ser tu última oportunidad –dijo Laila con fuerza–. Si vas a mirarlo así, Connie, entonces tal vez no deberías hacerlo. La desesperación nunca es un camino inteligente cuando se trata de quedar con hombres. Estamos haciendo esto para reírnos y para tener algunos almuerzos gratis, eso es todo. No podemos tener nuestras expectativas demasiado altas y tenemos que concentrarnos en divertirnos.

      Connie no parecía convencida del todo, pero cuando el formulario de Jess estuvo cumplimentado, Connie inmediatamente se acercó y se situó frente al ordenador. Laila la siguió.

      Cuando

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