E-Pack HQN Sherryl Woods 1. Sherryl Woods
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу E-Pack HQN Sherryl Woods 1 - Sherryl Woods страница 58
![E-Pack HQN Sherryl Woods 1 - Sherryl Woods E-Pack HQN Sherryl Woods 1 - Sherryl Woods Pack](/cover_pre904923.jpg)
–¿Cómo lo sabes? –preguntó Bree indignada–. A lo mejor sí lo haría.
Jess se levantó y abrazó a su hermana.
–Gracias por intentar hacerme sentir mejor. ¿Por qué no me ha llamado y me ha dicho que no podía venir?
–Creo que pensaba que un gesto como el de enviar flores diría más. Está claro que ese chico está loco por ti y, lo más importante, creo que sabe cómo piensas. Estabas aquí arriba pensando que te había dejado plantada, ¿verdad?
Jess asintió tímidamente.
–Es una locura, lo sé. No teníamos ningún plan específico.
–¿No crees que esa reacción por tu parte puede tener que ver con el hecho de que mamá nos abandonara? Si nuestra propia madre pudo hacerlo, ¿por qué no lo iba a hacer cualquier otro?
–Exacto. Y durante mucho tiempo me he culpado a mí misma, creía que se fue porque yo le suponía demasiados problemas.
–No lo sabía. Debería haberme dado cuenta.
–¿Por qué? No eres mucho mayor que yo, también eras una niña. Abby y la abuela sí lo sabían.
–¿Y papá?
Jess negó con la cabeza.
–No, a menos que se lo dijera la abuela. Estaba tan hundido que seguro que no era consciente de lo dolidos que estábamos los demás.
Bree se sentó en el suelo.
–Sabes que no todo el mundo se va, ¿verdad? Confío en Jake con todo mi corazón, y lo mismo opino de Trace. Abby estará con él el resto de su vida –miró a Jess–. Y creo que Will entra en esa misma categoría. Es uno de esos hombres que están con su pareja para siempre.
Jess sonrió.
–Yo también lo creo –admitió–. Pero, ¿y si yo no soy una de esas mujeres? Sé que a Jake, a Mack y a la mitad de la gente que nos conoce les preocupa eso. Incluso Connor y Kevin, que me conocen mejor, tienen sus dudas.
–Todos se preocupan por nada –le aseguró Bree–. Te tomarás tu tiempo, pero una vez que te decidas, ya sea con Will o con cualquier otro hombre, te quedarás a su lado. Personalmente, creo que será Will. Vi algo en tus ojos cuando hablabas de él el otro día y es la misma mirada que tiene Abby cuando habla de Trace, o Kevin cuando habla de Shanna, o de Connor cuando mira a Heather, o incluso de mamá y papá cuando se ven. Will es tu hombre, cielo. Pero espera a estar segura y no te alejes porque tengas miedo.
Jess suspiró.
–Es demasiado tarde. No creo que pudiera, aunque quisiera.
Capítulo 16
Después de que Bree se hubiera marchado, Jess puso las flores de Will en la mesilla de noche junto a su cama para que fueran lo primero que viera en cuanto abriera los ojos por la mañana. El adorable aroma llenaba la habitación y removía sus sentidos, además de remover una especie de reacción sentimental que nunca antes había experimentado.
Mientras había estado trabajando en el ático, la tarde se había vuelto fría y lluviosa y, aunque no sabía a qué hora llegaría Will a casa después de ocuparse de su paciente, sintió una inesperada necesidad de estar allí esperándolo. Movida por un impulso, agarró el bolso y el chubasquero, y bajó a la cocina.
–Gail, ¿queda algo de sopa? –le preguntó, ya con la nevera abierta.
–He congelado un poco de la sopa de verduras que hice. ¿Quieres que la descongele?
Jess negó con la cabeza. Un día como ese pedía la sopa de patata de la abuela y tal vez una barra de pan crujiente.
–Pero sí que hay pan, ¿verdad?
–Recién sacado del horno. He hecho unas barras de más por si te apetecía para esta noche y lo que quede vendrá bien para las tostadas del desayuno.
–Eres fabulosa. Gracias. ¿Puedes envolverme una barra? –y después llamó a su abuela–. Hola, abuela.
–Hola. Supongo que tienes antojo de sopa.
De nuevo, Jess se quedó asombrada por la intuición de su abuela.
–¿Cómo lo sabías? ¿Es que ahora lees la mente?
Su abuela se rio.
–No, aunque algunos dicen que mi madre tenía el don de la clarividencia. En mi caso, solo se trata de lo mucho que conozco a mis nietos. Siempre que los días se ponían así, tú eras la primera olfateando por la cocina y preguntando si había hecho sopa de patata.
–¿Y la has hecho?
–Por supuesto. No podía defraudarte, ¿verdad? Pásate por aquí y nos la tomaremos juntas. Me encantaría tener tu compañía.
Jess se sonrojó por lo culpable que se sentía.
–¿Te importaría mucho si me la llevara? Había pensado llevarla a casa de Will, pero me quedaré contigo mientras tú te tomas la tuya.
–De acuerdo –dijo la abuela sin un ápice de resentimiento en la voz. Se conformaba con ver a sus nietos y nunca los juzgaba por el mucho o poco rato que iban a visitarla–. Ahora nos vemos. Conduce con cuidado.
–Sí. Hasta ahora –dijo y agarró otra barra de pan y unas cuantas galletas de Gail para su abuela antes de salir.
–No soy tu chef personal, ¿sabes? –le gritó Gail fingiendo exasperación.
–Eres más que eso –le respondió Jess riendo–. Gracias. Eres un ángel. ¡No me extraña que a nuestros clientes les encantes!
Cuando llegó a la casa de su abuela, se puso la capucha del chubasquero y corrió hacia la puerta. Estaba abierta y Nell la esperaba con una toalla.
–Toma, sécate y siéntate frente al fuego. Voy a comer aquí. Es mucho más agradable que la cocina.
–He traído pan y galletas hechos por Gail.
–Maravilloso. Su pan es perfecto para acompañar la sopa. ¿Seguro que no quieres comer un poco antes de ir a casa de Will?
–No, esperaré –dijo y se sentó en el sofá cubriéndose las piernas con una manta–. Qué a gusto se está. La noche se está poniendo cada vez peor.
–He oído que podría nevar durante la noche, así que ten cuidado con la carretera.
–Tendré cuidado –le prometió Jess mirándola fijamente. Desde que Megan y Mick se habían vuelto a casar y la abuela había vuelto a su casita, tenía mejor aspecto. Su vida social había mejorado mucho y ahora que estaba libre del cuidado de una casa enorme y de sus nietos, parecía más llena de vitalidad.
–¿Cómo te encuentras?
–Perfecta