El aikido. José Santos Nalda

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El aikido - José Santos Nalda Artes Marciales

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TAKENOUCHI RYU = Antiguo Ju-Jutsu

      EL TENJIN SHINYO RYU = Ju-Jutsu especial (después Judo)

      EL YAGYU RYU = Sable con golpes de Ju-Jutsu (Kendo)

      EL HOZO IN RYU = Arte de la lanza (Nagi-Nata)

      EL KYU SHIN RYU = Tai-Jutsu

      EL KITO RYU = Arte de las proyecciones (Judo actual)

      EL AIKI JUTSU = Actual Aikido

      EL KEN JUTSU RYU = Arte de manejar el sable

      El Aiki-Jutsu data de la época KAMAKURA (1286-1333) y se cree que fue creado por Minamoto Yoshimitsu. Se transmitió en secreto de generación en generación hasta que en 1883 (era o época de MEJI) nace en Tanabe (Japón) Morihei Ueshiba, legítimo heredero de estos secretos después de siete generaciones, y más tarde fundador del actual Aikido.

      Desde su niñez fue instruido en el Ju-Jutsu, el Ken-Jutsu y otras artes como la lanza, el arco, etc. Ya adulto, y subyugado por la idea de aprender todo lo existente sobre cualquier arte marcial, recorrió todo el país con un sable de madera como único equipaje en busca de nuevas escuelas o maestros y permanecía a su lado hasta haber aprendido todo cuanto podían enseñarle; después seguía su camino siempre en busca de un nuevo estilo, un nuevo maestro, un nuevo método.

      Figura 1

      El maestro Ueshiba (1883-1969) practicó bajo la dirección de expertos maestros y escuelas, como por ejemplo:

      KITO RYU con Tozawa Tokusaburo

      YAGYU RYU (Ju Jutsu) con Nakai Mazakatsu

      DAITO RYU JU JUTSU con el maestro Handa y Sokaku Takeda

      SHINKAGE RYU (Ken)

      HOZOIN RYU (Lanza)

      TAKENOUCHY RYU

      TENSHIN RYU (KEN-JO-TAI-JUTSU)

      Pasados los años, después de incansables prácticas y profundas meditaciones, sintetizó sus conocimientos dando forma al Aiki-Jutsu que había heredado de sus antepasados y perfeccionó todas las técnicas gracias a su propia experiencia. En 1925 fundó su propia escuela donde en principio sólo enseñaba a la alta clase militar e imperial; pero, años más tarde y con la idea de restablecer la moral entre la juventud de su país, dimite de su cargo en la Corte y el 9 de febrero de 1948, Ueshiba funda el AIKIKAI de Tokio, y decide enseñar públicamente su arte a todos los que deseen aprenderlo.

      Hacia 1920 empieza a establecerse su propio método bajo el nombre KOBU JITSU, más tarde AIKI BUJITSU.

      Transforma el nombre Aiki-Jutsu en AIKIDO, así como su significado y objetivo, que ya no busca eliminar al agresor por la vía más rápida y eficaz sin tener en cuenta el daño causado, sino simplemente neutralizarlo y hacerlo inofensivo procurando causarle el menor daño posible, inculcando un sentimiento de no agresión y no resistencia, pero no de pasividad estéril.

      Técnicamente el Aikido no es un método de lucha agresivo –aunque su eficacia es excelente para defenderse incluso contra varios atacantes–, sino que está basado en el principio de no resistencia.

      El espíritu del Aikido lleva implícita la idea de disuasión: ante un ataque neutralizar al adversario para “impedirle herir sin herirle”.

      El Aikido contempla y trata de armonizar la acción de las dos grandes fuerzas universales complementarias: el Yin y el Yang.

      Hemos visto cómo y por qué el Aikido forma parte de las artes marciales japonesas y el deseo del fundador al convertirlo en un método de educación corporal y mental (DO) según el principio de la no resistencia (física o moral) a la fuerza del atacante, por lo que todos sus movimientos están basados en el arte del Tai-Sabaki o esquiva circular. El Aikido concede mucha importancia a la respiración, puesto que en ella reside el secreto de la utilización de la energía por parte del ser humano.

      Figura 2

       “Como ‘ai’ (armonía) es común con ‘ai’ (amor), he decidido dar el nombre de AIKIDO a mi único BUDO, a pesar que la palabra Aiki sea muy antigua...”

       “El Aiki no es una técnica para combatir o vencer al enemigo: es el modo de reconciliar el mundo y de reunir a todos los seres humanos en una familia...”

       M. UESHIBA

       (del libro: AIKIDO de K. Ueshiba)

      El Aikido constituye, por lo tanto, un sistema completo (DO) de formación integral del individuo en cuanto a:

      Defensa personal

      Deporte o actividad física

      Conocimiento y perfeccionamiento de sí mismo

      Los ejercicios previos a la práctica de las técnicas propiamente dichas, en su conjunto psicofísico, se desarrollan en un ambiente de calma que favorece la introspección, la identificación con la realidad, la armonía física y mental para obtener del “yo integral” una actuación coherente y unificadora.

      Todas las prácticas o ejercicios parten de supuestos y variados ataques, ejecutados con la máxima realidad, ante los que es necesario reaccionar con rapidez y serenidad a un tiempo, utilizando las técnicas aprendidas del Aikido que van desarrollando el sentido de la esquiva y la distancia. Al tiempo, la práctica seriamente realizada descubre nuestras auténticas posibilidades y limitaciones, y evidencia lo peligroso que puede resultar la aplicación incontrolada o visceral de estas técnicas, por lo que poco a poco el sentido de la agresión física se va transformando en nuestra mente haciendo inaceptable el camino de la violencia como solución de cualquier rivalidad. Así mismo, también va desapareciendo el temor a ser agredidos por la seguridad que la práctica deposita en nuestro subconsciente, y el que no tiene miedo es más capaz de evitar la pelea y repeler la agresión sin entrar en su juego. La máxima más noble del Aikido es: «Impedir herir sin herir.»

      El Aikido constituye una excelente actividad física por cuanto su práctica se adapta a la edad, sexo, ritmo o facultades de cada individuo. Todas las clases se inician con una tabla de gimnasia para calentar, estirar y flexibilizar todos los grupos musculares, y se presta mucho interés a la respiración que inconscientemente va coordinándose con los movimientos del cuerpo.

      No se realizan esfuerzos con cargas, no se retiene la respiración durante los esfuerzos, no se compite contra nadie por lo que no se produce ninguna sobreexcitación nerviosa; en cambio, se mejora la velocidad de todos los movimientos del cuerpo y la agilidad en los desplazamientos, se hace un uso racional de la fuerza que sólo se utiliza debidamente coordinada con la respiración, y aumenta la resistencia física del organismo simplemente porque el ejercicio más pesado en Aikido consiste en caer e incorporarse continuamente en cada sesión.

      Todas las articulaciones adquieren una gran flexibilidad y resistencia, la circulación

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