Elaboración de tesis, tesinas y trabajos finales. Группа авторов

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Elaboración de tesis, tesinas y trabajos finales - Группа авторов Universidad

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más o menos constructivista y se evalúe desde otra teoría, más o menos conductista. En el primer caso se da valor al proceso de construcción del conocimiento, y para ello se establecen puntos de partida y de llegada y así en las sucesivas conceptualizaciones parciales que van conduciendo al punto final se encontrará la cualidad del aprendizaje logrado. En el segundo caso, puestos a evaluar el aprendizaje se lo hace dando valor únicamente a los resultados, sin importar el camino recorrido por cada alumno.

      No pocas veces, a este divorcio entre la modalidad de la enseñanza y la de evaluación de un aprendizaje, se le suma otra dificultad: se evalúa qué se enseña (contenidos) pero no se lo hace de la misma manera cómo se lo enseñó (estrategias). Por ejemplo: si en la enseñanza se usa la estrategia del análisis de casos, se podrá evaluar contenidos proponiéndole al alumno/a la solución de un problema presente en un caso particular. Pero si nunca, o poquísimas veces, se usó esta estrategia no se estará evaluando el qué de la manera o el modo en que se lo enseñó.

      Este es uno de los problemas que se les presenta a algunos alumnos cuando tienen que realizar un trabajo final ya que -en algunos casos y para algunas carreras-, el diseño de un trabajo final es una metodología con la cual no están familiarizados. Volveremos sobre este punto cuando analicemos qué evaluamos y a través de qué instrumento lo hacemos.

      TIPOS Y FUNCIONES DE LA EVALUACIÓN

      Según sea el propósito y el momento en que se realiza, la evaluación tendrá una u otra finalidad que nos remite a sus diferentes usos pedagógicos: evaluación inicial o diagnóstica, evaluación formativa o de proceso y evaluación final, de resultados o evaluación sumativa (Scriven, 1967).

      Cuando de lo que se trata es de la evaluación del rendimiento del alumno/a expresado en sus producciones en el contexto de la relación pedagógica docente-alumno, hablamos de calificación. Cuando se trata de evaluar este rendimiento en el aprendizaje graduado y por niveles, referido ahora a la relación alumno-institución educativa nos referimos a la promoción. Y por último, cuando la evaluación recae sobre el rendimiento del alumno/a en el momento final de su carrera académica y lo ubica en su relación con la legalidad misma del sistema educativo hablamos de graduación. Para los fines de este trabajo, nos interesa esta última. Un detalle, no menor, es que todas ellas están destinadas a la evaluación del aprendizaje del alumno sin considerar explícitamente la dimensión de la enseñanza, por eso las fallas son siempre interpretadas como “problemas de aprendizaje”.

      Considerada la evaluación como práctica social, a la vez que socializadora, los títulos que de ella resultan se constituyen en los representantes simbólicos de la posesión de saberes que tienen más o menos valor en el mercado laboral. De este modo, la evaluación cumple su función político-social diferenciando a los individuos según la posesión de más o menos títulos de mejor o peor procedencia académica. El valor socialmente asignado a un título de grado dependerá también del valor otorgado a la Universidad de procedencia.

      IDENTIFICACIÓN DE LOS ACTORES INVOLUCRADOS

      Hablemos ahora sobre los actores involucrados en el proceso de evaluación.

      Es evidente que cuando un estudiante realiza el trabajo final que le otorga su título de grado se constituye en el actor principal del proceso. Agregaríamos, el actor principal visible. Pero hay otros actores, más o menos invisibles, que también juegan un rol protagónico. El tutor también es evaluado, así la desaprobación del trabajo del alumno/a lleva siempre implícita una pregunta ¿qué hizo el tutor? ¿Cómo descuidó tal o cual aspecto teórico o metodológico? Muchas veces, el tutor termina considerado casi como un co-autor del trabajo del alumno/a.

      Los evaluadores –constituidos la mayoría de las veces en Tribunal Evaluador– conforman el otro actor de este proceso. De su lado queda la decisión final que lleva a la titulación o no del estudiante, por eso, muchas veces es visualizado, por alumnos/as y tutores más como una instancia jurídico-juzgadora que académico-pedagógica.

      Pero vayamos a la Universidad, que es quien subscribe la titulación, marcando así la filiación académica del egresado. En su origen, ocho siglos atrás, la Universidad se erigió sobre la base de cuatro pasos: la Lectio o lectura, la Quaestio o planteo, la Disputatio o discusión y la Determinatio o solución, todos ellos referidos al lugar de la autoridad suprema. Si bien es en el tercer paso, la Disputatio, que encontramos el antecedente de lo que conocemos hoy como evaluación, les proponemos considerar además y en simultaneidad con lo anterior, el establecimiento de una relación entre los dos primeros pasos –lectura y planteo- con el tiempo de tutoría; el tercero –la discusión– con la presentación o defensa del trabajo final, acto que involucra al estudiante y al Comité Evaluador y el último –la solución–, con la función de otorgamiento del título reservada a la Universidad.

      Pero veamos qué se entiende por disputatio: “Es la universidad medieval el ámbito donde cristaliza primeramente como práctica educativa (la disputatio: exposición y debate de un alumno con sus profesores). La competitividad que impuso la pedagogía jesuítica sitúa la demostración constante de lo que se aprende, ya por medios escritos, como una de las espinas dorsales del sistema didáctico que tendrá una fuerte impronta en los métodos pedagógicos modernos. La universalización del sistema educativo adopta la evaluación como práctica extendida para estimular y controlar

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