Congreso Internacional de Derecho Corporativo. Группа авторов

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y Geografía [Inegi], 2018). En vista de lo anterior, el desarrollo de servicios financieros que busquen apalancarse en tecnologías relativamente nuevas —como los dispositivos móviles con acceso a internet— puede ser un factor central para lograr la inclusión financiera de grupos históricamente marginados.

      Al igual que hay factores identificables que explican la exclusión financiera de determinadas poblaciones, también existen variables que podrían potenciar la capacidad que tiene fintech de abonar a la inclusión financiera en América Latina. Dentro de dichos potenciadores se incluye: i) fomentar el intercambio de conocimiento y experiencias exitosas de difusión de tecnologías e inclusión financiera; ii) promover estrategias de educación financiera y tecnológica, y iii) ampliar el acceso a tecnologías infraestructurales básicas.

      En relación con el intercambio de conocimientos, los prestadores de servicios tecnológicos y los participantes del sector financiero podrán beneficiarse de compartir sus experiencias en la difusión de tecnologías, con la finalidad de lograr una mayor penetración de los servicios financieros en poblaciones desatendidas.

      Según lo observado en América Latina, la penetración de algunos productos tecnológicos ha ocurrido con mayor velocidad que en el caso de los servicios financieros (Conaif, 2017). La creación de alianzas entre entidades tradicionales y nuevos emprendimientos, que se apalanquen en el uso de fintech, podría crear oportunidades en materia de inclusión financiera. Por ejemplo, en lo relativo a aperturas de cuentas en wallets, el acceso a crédito (verbigracia, mediante préstamos P2P) o las nuevas plataformas que permitan generar y analizar información crediticia. En este sentido, conforme más operaciones se lleven totalmente de forma remota, también podría ser necesario para el sector financiero replantar los indicadores básicos de inclusión, cuya medición se utiliza para conocer el estado de inclusión financiera en un mercado, lo que permitirá el diseño de mejores planes de expansión —por ejemplo, en lo relativo a puntos físicos de acceso por número de habitantes—. Los espacios en los cuales se proponga este intercambio podrían tomar múltiples formas, como foros, centros de investigación o laboratorios de innovación o, incluso, iniciativas públicas, como ventanillas de recepción de comentarios e iniciativas para la mejora regulatoria (BID et al., 2018).

      La asimetría en el acceso a la información relativa a servicios financieros que existe entre distintos grupos de población ha sido identificada como un factor de la exclusión financiera de ciertos segmentos (BID et al., 2018). No obstante los importantes avances para la difusión de información que han permitido la democratización del acceso a internet, aún existen retos para que los consumidores de servicios financieros gocen de la información suficiente para tomar decisiones óptimas.

      Un paradigma ilustrativo es que, en México, el 94 % de la población adulta que recibe remesas —la cual tiende a estar ubicada en los estratos más bajos del ingreso— administra dichos recursos en efectivo, en comparación a una cuenta (Conaif, 2017). A pesar de que los beneficiarios de remesas son usuarios recurrentes de servicios financieros para la transmisión de dinero, dicha población no ha sido bancarizada o utiliza sus cuentas principalmente como medio de disposición en vez de como medio de pago.

      En el entendido de que existe un constante incremento en la cobertura de tecnologías móviles y de internet, se podría aprovechar el conocimiento y el uso cotidiano de estas tecnologías como herramientas para generar un aumento de la confianza y conocimiento en relación con los servicios financieros disponibles. Con esta finalidad, se podría considerar incluir temas de tecnología financiera en las campañas, públicas o comerciales, cuya finalidad sea integrar a usuarios actualmente desatendidos. Lo anterior, podría complementarse con la digitalización de ciertos pagos a los gobiernos y las transferencias que estos realizan en favor de beneficiarios de, por ejemplo, programas sociales.

      Mediante la normalización del uso de servicios financieros digitales, se podría suscitar el interés en otros productos que generen beneficios que históricamente no han sido aprovechados. Por supuesto, los beneficios de una mayor educación financiera no se limitan a que ciertos grupos con algún grado de marginación conozcan las diversas opciones de servicios financieros a las que pueden acceder, sino que también incluye que otros usuarios —como empresas de distintos tamaños— adquieran nuevas herramientas para tomar mejores decisiones financieras.

      Finalmente, pese a que el acceso a las nuevas tecnologías de la información ha aumentado de manera drástica en las últimas décadas, aún existen importantes retos para lograr una cobertura universal. Ello es particularmente cierto en regiones en vías de desarrollo, como América Latina. En México, aunque el acceso a internet aumenta año a año, en el 2017, solo aproximadamente el 50,9 % de los hogares contaron con conexión (Inegi, 2018).

      Si una de las principales virtudes que tiene fintech para lograr una mayor inclusión financiera es la posibilidad de aprovechar el acceso que genera una amplia cobertura tecnológica, la falta de infraestructuras básicas que permitan el acceso a internet y a redes de dispositivos móviles significaría un obstáculo crucial. En particular si —como podríamos suponer— existe una superposición entre las poblaciones excluidas del sector financiero y aquellas con menor acceso tecnológico. En este sentido, el mercado fintech podrá potenciar sus efectos positivos a la inclusión financiera en la medida en que existan políticas públicas que permitan el crecimiento y profundización de accesos a tecnologías básicas, así como que se implementen campañas que promuevan la importancia y el uso de la tecnología.

       3.3 Fortalecer los procesos de supervisión de cumplimiento de regulación financiera

      Los avances tecnológicos prometen procesos más eficientes, reducir los costos asociados y, en algunos casos, hacer más eficaces determinadas actividades. Ello podrá ser tan cierto para aquellos sistemas de generación e interpretación de información crediticia como para procesos de supervisión regulatoria. Las autoridades deberían aprovechar estas nuevas herramientas para supervisar —con mayor frecuencia e incluso en tiempo real— tendencias de operación, riesgos y demás factores relevantes para el cumplimiento regulatorio y la prevención de eventos adversos. Asimismo, la información que se obtenga mediante una supervisión potenciada por nuevas tecnologías podrá abonar a la comprensión de riesgos, por ejemplo, relacionados con la estabilidad financiera o el lavado de dinero, y el desarrollo de nuevos indicadores que podrán desembocar en mejores marcos regulatorios y políticas públicas.

      Para capturar el potencial del uso de fintech en la supervisión del sector financiero, la capacitación en nuevas tecnologías de los servidores públicos encargados del sistema financiero podría ser fundamental. Esto comprendería contratar personal especializado y complementar la experiencia existente con nuevos conocimientos, que —aunque parezca secundario— no podrán dejar de considerar el dominio del inglés. Incluso, podría ser recomendable la creación de nuevas oficinas gubernamentales o entidades dedicadas al uso de la innovación para fines públicos. En tal virtud, la cooperación internacional, así como el trabajo con la iniciativa privada, podrían ser fundamentales. Asimismo, el uso de tecnologías para la supervisión requerirá la creación o fijación de formatos y medidas estándar que permitan la recopilación de información de manera automatizada.

      Conforme el potencial que encierran las nuevas tecnologías —como la inteligencia artificial o el análisis de macrodatos o big data— se vaya liberando, las autoridades deberán afrontar los cambios tecnológicos como oportunidades para superar los retos —no menores— que conlleva la supervisión del sector financiero.

       4. RIESGOS INHERENTES AL DESARROLLO DE FINTECH

       4.1 Arbitraje regulatorio

      Una de las virtudes de las nuevas tecnologías de la información es su capacidad de sobrepasar fronteras y obstáculos geográficos,

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