El libro de medicina oriental (Bicolor). Clive Witham
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу El libro de medicina oriental (Bicolor) - Clive Witham страница 14
Calor y fuego
El fuego es diferente de los demás factores medioambientales ya que, en lugar de invadir el cuerpo, es generado desde dentro, normalmente debido al viento, frío o humedad constantes.
Tomemos el viento, por ejemplo. Afecta el Hígado más que a cualquier otro órgano. Es yang por naturaleza, de modo que cuando entra en el cuerpo afecta el yin y la sangre en el Hígado. Cuanto mayor es el daño causado, más grave es el trastorno. Un yin débil puede hacer ascender el yang en espiral sin control y causar dolor de cabeza y mareo, pero si en este proceso se genera demasiado calor, puede surgir un calor mucho más intenso.
El calor de esta intensidad aparecerá junto con fiebre, sed intensa y un sabor amargo. En trastornos graves, el fuego también altera la mente, y la persona afectada puede parecer que se vuelve loca. Es posible que vocee o grite en medio de la calle, que se ría descontroladamente o que se vuelva violenta.
Sequedad
Como factor externo, la sequedad no es tan frecuente como los demás factores. Si uno vive o trabaja en un edificio con calefacción central, puede que note que la sequedad afecta la piel y los labios. Si uno se encuentra cerca de un desierto, aún más. Pero la sequedad de la piel, boca, movimientos del vientre y falta de orina son normalmente consecuencia de una sequedad que viene de dentro, no de fuera.
El Estómago es el órgano clave, aquí. El Estómago es el origen de todos los líquidos del cuerpo. Una manera segura de secar estos fluidos es tener unos malos hábitos alimentarios, como comer deprisa, cenar tarde por la noche o volver al trabajo corriendo justo después de comer. Si hacemos esto lo bastante a menudo, los líquidos del estómago se evaporan, debilitando el yin y causando sequedad y multitud de problemas asociados.
Capítulo 7
La mayoría de las personas saben que los alimentos se pueden dividir en distintas categorías según lo que contienen. Por ejemplo, los alimentos pueden contener varias combinaciones de proteínas, hidratos de carbono, grasas, minerales y vitaminas.
En caso de duda, un alimento se puede analizar científicamente con soluciones químicas simples para comprobar a qué categoría pertenece. Así es como sabemos, por ejemplo, que las patatas son hidratos de carbono, la carne son proteínas y el ácido fólico es una vitamina. Se han disgregado, analizado y clasificado con precisión.
Si tomamos cualquiera de estos alimentos, el cuerpo contendrá más de esa categoría que antes de la ingestión. Por ejemplo, después de comer un bistec, el cuerpo muy probablemente tendrá más proteínas y grasas que las que tenía antes de consumirlo.
Esta manera de considerar el cuerpo y los alimentos debe contemplarse en términos de sus constituyentes químicos. El cuerpo necesita proteínas, hidratos de carbono y grasas para generar su energía calórica. Es decir, a fin de mantener nuestras reservas de energía hay que consumir la cantidad adecuada de calorías todos los días. Nuevamente, ello se puede medir y cuantificar hasta el último gramo.
Sin embargo, en esta visión mecánica del cuerpo y la nutrición falta algo: la relación entre ambos es mucho más que las simples bases de la teoría nutricional. No hay sólo un test químico para estudiar cómo reacciona el cuerpo ante los alimentos y lo que consume. Durante el proceso digestivo, cuando la comida es transformada en energía, los distintos alimentos causan distintas reacciones en la estructura energética del cuerpo.
En un laboratorio, un hidrato de carbono es un hidrato de carbono, pero cuando ese hidrato de carbono llega al calor del estómago, junto con un cóctel de otros varios alimentos, hará algo en el cuerpo en el que se encuentra que puede no tener nada que ver con el hecho de que sea un hidrato de carbono. Puede generar calor o frío, acelerar procesos o frenarlos, o incluso reforzar o debilitar un órgano.
Los antiguos maestros orientales empezaron a categorizar los alimentos a partir de la llegada de éstos al estómago y no antes, desarrollando una teoría según la cual todos los alimentos se pueden clasificar según su temperatura y sabor, basándose en el efecto que los alimentos tienen en el cuerpo después de la digestión, y no en el sabor real o la temperatura a la que se toma el producto.
Conocer esta clasificación puede ser de gran ayuda para comprender cómo influye la comida en la perspectiva global de conservar la salud y el equilibrio del cuerpo. Por ejemplo, si a una persona el calor le sube a la cabeza, como suele ocurrir con las migrañas, los sofocos de la menopausia o la neuralgia del trigémino, tomar alimentos clasificados como calientes o cálidos, como el café o la carne grasa, puede exacerbarle fácilmente el problema.
En el otro extremo del espectro, alguien que se siente agotado, tiene frío y le duele la zona lumbar debe evitar comer demasiados alimentos de naturaleza fría, como ensaladas o frutas sin cocer.
Con sólo un ligero conocimiento de estas teorías, ya se pueden introducir cambios en los hábitos alimentarios para mantener la salud, e incluso se pueden lograr mejoras en enfermedades de larga duración.
A continuación se da una lista de alimentos y sus temperaturas. No es exhaustiva ni excluyente. A veces un alimento puede estar en más de una categoría al mismo tiempo; en el caso de ciertos productos, he simplificado asignándolos a una sola categoría. Inevitablemente, se darán diferencias puntuales entre esta lista y otras que existen, como las que clasifican los alimentos chinos, por lo que debe considerarse más como un conjunto de directrices que como normas.
Alimentos que enfrían el cuerpo
Alimentos de naturaleza fría
Estos alimentos enfrían el cuerpo dirigiendo la energía hacia el interior y hacia abajo. También ralentizan la digestión y el flujo del Qi y la sangre por el cuerpo. Un exceso de alimentos fríos puede debilitar la digestión y causar un aumento de peso. En cualquier persona con un yang débil o un trastorno por frío, un exceso de estos alimentos puede empeorar el problema de salud.
FRUTA: plátanos, arándanos, pomelo, caquis, limas, melones, mangos, tomates y sandías.
VERDURAS: brotes de soja, apio, pepinos, lechuga y algas.
HIERBAS Y ESPECIAS: sal.
LEGUMBRES, SEMILLAS Y FRUTOS SECOS: tofu, judías mungo y brotes de bambú.
CARNE, PESCADO Y MARISCO: cangrejo, almejas y pulpos.
BEBIDAS: batidos de leche y bebidas a base de yogur.
OTROS: helado o polos, queso artesano, cremas para untar y yogur.
Alimentos de naturaleza fresca
Los alimentos frescos también tienen un efecto refrescante en el cuerpo, pero menor que el de los alimentos fríos, y también pueden ayudar a reforzar la sangre. Consumir demasiados alimentos frescos puede debilitar la digestión y el nivel de yang del cuerpo y también puede empeorar cualquier trastorno debido al frío.
FRUTA: