Sanar sin fronteras. Eric Barone

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Sanar sin fronteras - Eric Barone

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porque ése no es mi camino. Eso sí, he sido y soy paciente suyo desde hace años y lo seguiré siendo hasta que Dios lo disponga, porque mi revolución interna y social fue guiada por sus consejos durante todo este tiempo. Cuando me reuní con él por primera vez, esperaba encontrar un psicólogo algo original pero nunca imaginé conocer a alguien que pudiese leer, literalmente,mis energías como en un libro y que las tradujese a tiempo real. Me explicó los mecanismos más secretos de mi vida y me transmitió la voluntad de continuar mis actos hasta alcanzar cierto estado de paz interior que era lo que yo no tenía.

      El lector podrá preguntarse, ¿por qué un empresario habla de Eric? Y yo le contesto que es porque Edison era un empresario, era un autodidacta pero, ante todo,era un investigador y yo considero que Barone tiene las mismas características. Él piensa que una investigación que no desemboca en creaciones útiles a la humanidad, sencillamente no sirve, (con excepción de la investigación fundamental por la cual tiene el más gran respeto). Barone va más lejos todavía que los investigadores comunes, estudiando los mecanismos del descubrimiento, reubicándolos en un universo multidimensional del cual todos hablamos pero que sólo han percibido los físicos matemáticos y cualquier ama de casa que siente que le pica la mano cuando va a recibir o gastar dinero. Por mi parte, yo diría que Barone es empresario de categoría B, es decir, que se preocupa más por las consecuencias sociales de sus descubrimientos que por los beneficios económicos de sus empresas. Eso sí, siempre lo vi financiar él mismo sus propias investigaciones, es un maestro del reciclaje financiero y seguramente intelectual. Riendo se define a veces como “sindicalista de la filosofía” yo le dejo la responsabilidad de sus propias palabras.

      J: Mi nombre es José Luis Zulato, soy amigo de Eric y también su más ferviente crítico. El problema es que siempre pierdo cuando me lanzo contra él en una discusión porque tiene un arma secreta que nosotros los psicólogos no tenemos: él atrae a cada uno a su propio terreno. Pero como él es el único que tiene una cartografía de las energías y del mundo invisible, siempre gana porque todos nos perdemos en lo que él llama el “laberinto mental”. Soy licenciado en psicología, catedrático y atiendo desde hace 20 años en hospitales psiquiátricos, tengo una Máquina de Videncia y soy Terapeuta Akáshico formado personalmente por Barone y, ahora, formador de futuros colegas en esta Terapia. No crean que soy un apóstol de este movimiento terapéutico, soy su mejor (o peor) crítico y examinador imparcial. He visto multitud de alumnos fascinados por el ocultismo, la magia y el manejo de las energías, pero siempre dije que a mí no me interesaban. Lo que siempre busqué, Y ENCONTRÉ en la Terapia Akáshica, es UNA NUEVA TERAPIA mucho más holística, que puede actuar a distancia y que involucra las energías siempre negadas por la ciencia, pero de las cuales todo el mundo habla. Con Barone y su terapia, la ecuación cierra. La aplico desde hace años sobre mis pacientes y he podido medir muy bien los resultados y los cambios de vida que induce en ellos, (aunque, a veces, ellos ignoran que están tratados con esta técnica, para evitar las autosugestiones). Por eso intento que sea aceptada como una terapia nueva en el mundo universitario. Pienso que será la sucesora de la psicología transpersonal y, con toda certeza, el cuarto nivel de terapia que anunciaba el filósofo norteamericano Ken Wilber. Me parece también ver en ella la llegada al punto omega que anunciaba Teilhard de Chardin, el punto donde la ciencia y la religión podrán unirse. Investigo y enseño y, desde lo más profundo de mí, reconozco, con la mayor honestidad, que en la vida humana hay un antes y un después de disponer de una Máquina de Videncia Akáshica.

      Tener la suerte de poseer una junto a la formación adecuada, equivale a decir que un ciego empieza a ver, por lo menos, todos los componentes de los mundos energéticos. En conclusión, de Barone no me interesa la parte ocultista pero sí todo de la parte terapéutica porque, sencillamente, ésa es mi profesión y es mi vocación y estoy seguro de que también es la de Eric.

      C: Mi nombre es Carlos Balauz, soy el investigador en medicina y catedrático del grupo y me gustó la idea de escribir una biografía epistemológica de Barone porque creo que hay una revolución científica en gestación en la Terapia Akáshica y no quiero perder la oportunidad de ser parte de ella. Estudié esta terapia con él personalmente, después de leer dos de sus libros: “Terapia Akáshica” y “Nuevo Humano”. Me desprendí de mi incredulidad (¿profesional?) cuando hice el test que propone en el libro “Guía para el nuevo humano”. Ese test permite averiguar cuál de los 33 desarrollos que el libro prevé en el hombre nuevo podría estar gestando una persona. Yo lo hice en mí: ¡y funcionó! Pero me parecía imposible que alguien pudiera prever reacciones energéticas tan íntimas en otra persona sin conocerla y que pudiese fabricar un test tan complejo para aplicarlo sobre miles de lectores. Entonces quise conocerlo.Y lo conocí, estudié con él, me recibí, ya tengo mi Máquina de Videncia y mi vida cambió. Ahora debo explicarme y explicar a los lectores a partir de una enorme cantidad de nuevos conocimientos, de qué manera la Terapia Akáshica podrá revolucionar la medicina. Desde hace décadas oímos hablar de la medicina antroposófica y de la inteligencia celular. Y de Edgar Cayce, ese profeta durmiente que, en estado hipnótico, diagnosticó pacientes a distancia. Este investigador parapsíquico dejó 22.000 lecturas en su fundación de Virginia Beach, con tratamientos inexplicables pero exitosos y documentados. Edgar Cayce falleció una década antes de que naciese Barone en 1955. Obviamente nunca se conocieron, pero Eric reconoce que leer biografías sobre Edgar Cayce provocó una revolución energética en él y le confirmó capacidades de acción a distancia que él ya sabía que tenía. El profeta durmiente se volvió su mentor y su guía de desarrollo. Para finalizar mi presentación: deseo que el lector espere de mi parte una visión crítica y pragmática sobre Barone y su creación, la Terapia Akáshica. Estoy, como muchos otros medicos, en la búsqueda del eslabón faltante capaz de unificar psicología, medicina y universo energético. Rehúso someterme al prejuicio del médico occidental según el cual milenios de terapias orientales de base energética, como el chi kung, el taoísmo, el yoga, la meditación, la acupuntura y tantas otras, de repente se han vuelto falsas y obsoletas porque alguien descubrió el microscopio. Esa será mi contribución a este estudio.

      R: En conclusión, los tres juntos, recomendamos lo que todos los editores de Barone han dicho hasta hoy en día: léanlo, experimenten lo que propone y luego júzguenlo.

      CAPÍTULO 1

      Cómo pasar de superdotado a reencarnación viviente, elegir entre ser el amigo número uno del mundo o el peor enemigo de las estructuras establecidas, contemplar en breve una revolución pacífica en marcha.

       - R: Raúl

       - J: José

       - C: Carlos

      R: Es tradición empezar una biografía por el principio, es decir, por el nacimiento. Barone describió excelentemente bien la historia real de su infancia. También hay muchos detalles muy esclarecedores que agregan otros biógrafos. Leamos primero lo que él escribe en su libro NUEVO HUMANO.

       Cómo nacieron las 33 revelaciones

      Nací en un país en guerra contra sí mismo, en el cual ver hombres degollados en las calles, en brazos de sus madres que lloraban a gritos bajo su chador negro, era corriente. Ver cuerpos despedazados por explosiones también era corriente. La lucha entre el movimiento de fellagha pidiendo la independencia argelina y el OAS de colonos nacidos en el país que quería evitarla, era una lucha fratricida que me marcó para siempre. El culpable no era el hombre sino lo que los poderosos querían que creyésemos: se llama «política».

      J: De aquí nace la versión que siente Eric por los temas políticos. Además, como vivió en muchos países como desraizado, terminó sintiéndose a la vez apátrida y ciudadano del mundo. En cada nuevo país al que emigró se consideró siempre “invitado” y, por respeto, nunca opinó sobre la política local. Esa actitud le vino bien cuando fue a vivir a Paraguay durante el

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