Las claves del éxito. Daniel Cestau Liz

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Las claves del éxito - Daniel Cestau Liz

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       6) COMENZAR A ACTUAR INCENTIVA EL DESEO.

      Ralph Waldo Emerson lo dijo en forma brillante: “HAGA LO QUE QUIERA, Y OBTENDRÁ LAS FUERZAS NECESARIAS PARA ELLO”.

       7) RECUERDE QUE, FINALMENTE, LA META DEL DESEO ES DISFRUTAR.

       “HAY DOS COSAS QUE DEBEN PERSEGUIRSE EN LA VIDA: LA PRIMERA ES CONSEGUIR LO QUE SE QUIERE, LA SEGUNDA, DISFRUTAR DE ELLO. SÓLO LOS MÁS SABIOS LOGRAN LA SEGUNDA”.

      Logan P. Smith

       UNA COMBINACIÓN PODEROSA

      Hace algunos siglos, uno de los antiguos maestros en materia psicológica, formuló un axioma con los principios prácticos de la acción mental, axioma que es hoy tan verdadero, como cuando fue formulado, y tan aplicable a los problemas de la vida febril de nuestro tiempo, como a los problemas de los antiguos filósofos. Libremente traducido, dice este axioma:

      Esta es la clave para obtener las siguientes virtudes:

      I) DESEO INSISTENTE,

      II) EXPECTACIÓN CONFIADA,

      III) VOLUNTAD PERSISTENTE.

      “¡Qué potente combinación (o llámela ‘secuencia’) son el DESEO, la CREENCIA y la EXPECTATIVA!

      ¡Influyen, en una proporción comprobada, hasta en el poder de la vida y de la muerte!

      He aquí CÓMO USARLAS:

      1. Deberá desear apasionadamente su meta en la vida.

      2. Deberá creer intensamente que alcanzará su meta en la vida.

      3. Deberá esperar confiadamente que la logrará con seguridad”.

       “La causa de casi todos nuestros fracasos y de la mayor parte de nuestros males es la flaqueza de voluntad, el horror al esfuerzo perseverante”.

       Jules Payot

       LA VOLUNTAD

      La voluntad es el ‘ÁNIMO, INTENCIÓN o RESOLUCIÓN de hacer o no hacer una cosa, o de cumplir un propósito’.

      También se la define como el ‘acto con que la potencia volitiva admite una cosa o la rehúye, queriéndola o aborreciéndola’.

       LA IMPORTANCIA DE LA VOLUNTAD

      La voluntad es la madre de toda acción o empresa.

      Desde el principio de los tiempos, la voluntad

      ha sido reconocida como una de las principales cualidades humanas.

      La mayoría de los grandes hitos históricos son producto de la fuerza de voluntad individual o colectiva, o de la suma de ambas.

      Como muestra, reparemos en uno de los magnos ejemplos de la antigüedad, cuya impresionante influencia llega hasta nuestros días:

      En los siglos I y II de nuestra Era, los mártires cristianos que los romanos arrojaban a los leones solían recibir de buen grado ese destino, pues lo consideraban como una oportunidad de demostrar su fe. En THE GNOSTIC GOSPELS, la historiadora Elaine Pagels cita ciertas cartas en las que los cristianos suplicaban a sus amigos que no intercedieran para salvarlos de la muerte. Motivados por su celo de imitar literalmente los hechos de la vida de Cristo, los mártires competían entre sí, exhibiendo toda la paciencia posible; cantaban himnos y miraban hacia arriba, con expresiones de alegría, en tanto las bestias los atacaban. Sobre esto hay fiables relatos de asombrados espectadores romanos. El cristianismo conquistó al mundo pagano, tanto cuanto por otras causas, comenzando por provocar en la mente pagana un respeto deslumbrado al demostrar, sin lugar a dudas, que la voluntad humana se impone a la materia, y no a la inversa.

      Esta notable demostración del poder de la voluntad, ilustra asimismo un principio esencial, señalado ya por los autores antiguos con una frase en latín:

      “NO HAY VOLUNTAD SI NO HAY CONOCIMIENTO DE LA META”; (Nihil volitum nisi praecognitum).

      La voluntad es un fuego, que, como tal, necesita de un material combustible, de una meta: sea esta el cumplimiento de los principios de una creencia, el logro de un objetivo personal o comunitario, etc. La voluntad es DESEO (de hacer o de no hacer algo), ya que sin deseo, no hay voluntad posible.

      Es CREENCIA, sin la plataforma de la fe en uno mismo o en algo exterior, no se concibe la acción de la voluntad. Finalmente, también es PERSISTENCIA, ya que una voluntad que no persiste, no puede ser llamada voluntad.

       LA VOLUNTAD PERSISTENTE

      Uno de los símbolos más gráficos de la Voluntad Persistente es el de la gubia de acero, dirigida al objeto puesto en el torno, tan firmemente, tan constante y fijamente, que el objeto toma, por último, la forma dictada por el deseo y la razón, y representada en la imaginación. Téngase presente esta imagen de la herramienta de acero cuando se desee visualizar la Voluntad Persistente.

       LA VOLUNTAD PUEDE SER EDUCADA O CULTIVADA

      La voluntad se puede cultivar, lo que equivale a decir que puede ser incrementada en nosotros.

      Fundamentalmente, ella es la suma de tres componentes esenciales:

      1) ORDEN.

      2) CONSTANCIA.

      3) DISCIPLINA.

      El ORDEN es lo que posibilita la CONSTANCIA, y ambos son los elementos básicos de la DISCIPLINA.

       LA VOLUNTAD Y LOS HÁBITOS

      Se ha dicho que EL HÁBITO ES EL MEJOR DE LOS SIRVIENTES, O EL PEOR DE LOS AMOS. En otras palabras, existen buenos y malos hábitos. Estos últimos conspiran contra nuestra integridad, y los primeros son los que la fortalecen.

      La voluntad está íntimamente ligada con los hábitos.

      Pero contra los malos hábitos sólo puede luchar una voluntad educada. Así lo dice el escritor Henry Ward Beecher: “Es una filosofía equivocada el suponer que un hábito que ha encarnado en la naturaleza humana puede ser dominado por la mera imposición de la voluntad. Esto no es bastante para revolverse contra él.

      No se puede vencer por el solo poder de una resolución. A esta hay que añadir una continua educación y un ejercicio persistente”.

      Esta es la importancia del cultivo de la voluntad.

      LA VOLUNTAD ES PARA CONQUISTAR EL HOMBRE A SÍ MISMO, Y LA EDUCACIÓN DE LA VOLUNTAD ES LA ESTRATEGIA DE ESTA CONQUISTA.

      

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