Estudios sobre la Filosofía Política de Francis Bacon. Teresita García González

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Estudios sobre la Filosofía Política de Francis Bacon - Teresita García González

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idioma nativo,26 luego parte de su esencia: “debido a nuestro aislamiento y las leyes secretas que tenemos para nuestros viajeros, así como a la rara admisión que tenemos de extranjeros, conocemos bien la mayor parte del mundo habitado y somos al mismo tiempo desconocidos.”27 El gobernador muestra plena seguridad de que tales afirmaciones causarán inquietud entre los europeos, razón que explica su invitación para ser interrogado al respecto. Son dos las cuestiones que plantean los fieles, la primera –que aparentemente se resuelve este mismo día– tiene que ver, más que con la descripción recién realizada, con un rasgo que se ha hecho patente desde el primer día, el referente al cristianismo de la ciudad; la segunda –que se clarifica el día siguiente– está relacionada con su aislamiento.

      Aunque el interés por la conversión de Bensalem parece motivarse en el cristianismo mismo previamente declarado por los europeos, el relato por parte del gobernador destaca las diferencias entre el cristianismo del viejo y del nuevo mundo, las cuales nos ayudan a precisar las razones por las cuales este último se instaura como el verdadero benefactor de toda nación que desee la felicidad eterna. El minucioso relato se remonta veinte años después de la ascensión de Cristo, para describir un milagroso suceso en el que los habitantes de Renfusa, ciudad bensalemita, presencian en medio del mar un enorme pilar de luz, coronado con una cruz aún más resplandeciente. Maravillados, algunos habitantes se acercan en pequeñas embarcaciones, tanto como se los permite una especie de campo magnético. La mayoría de las embarcaciones permanecen inmóviles como en un teatro, salvo aquella en la que, para fortuna de los isleños, se encontraba un sabio de la Casa de Salomón, quien de rodillas manifiesta su fe en una extraña oración que comienza agradeciendo a Dios la preservación de la orden a la que pertenece, y culmina rogándole que esclarezca el significado del signo que, no sin razón, excede sus propias leyes. Como respuesta inmediata, el sabio obtiene la movilidad de su barco, señal que interpreta como permiso para acercarse al pilar, el cual se disipa en infinitas estrellas dejando tras de sí un arca en cuyo interior se encuentra un libro que contiene todos los libros canónicos del Viejo y Nuevo Testamento, así como el Apocalipsis, y –agrega el gobernador– algunos libros aún no escritos en aquellos tiempos. El arca también guarda una carta del apóstol Bartolomé, en la cual refiere que recibió el aviso de un ángel para que colocara el arca en el mar, con el fin de que el pueblo en el que Dios ordena que ésta llegase fuera al instante bendecido y salvado por Jesucristo.

      A pesar de que el gobernador abandona inesperadamente la reunión, poniendo punto final a la cuestión de la conversión de Bensalem, la remembranza de tal evento genera variadas cuestiones, de las cuales destacamos las que contribuyen a aclarar el carácter de la isla. Hay que decir, en primer lugar, que la descripción parece apuntar a la importancia del cristianismo en la excelencia que caracteriza a la ciudad; no obstante, tal importancia se ve mermada tan pronto nos percatamos de que la creación del Colegio de Salomón –centro de la isla– precede a la conversión, además de que en dicho Colegio existe ya conocimiento de Dios y sus poderes, pues de no ser así, no podría explicarse que sea el sabio quien reconozca un milagro genuino en la aparición de la Columna, y que sea él quien ruegue a Dios para que revele su verdadero significado. En otros términos, aunque en apariencia la conversión de Bensalem fue directa, en realidad no hubiese sido posible sin la mediación de la ciencia. En este sentido, cobra especial relevancia el hecho de que todas las embarcaciones permanezcan inmóviles, mientras que la que proviene de la Casa de Salomón adquiera movimiento, pues es una imagen que informa sobre la actitud contemplativa de la mayoría, en contraste con la acción permitida al sabio. La visión de la antigüedad ha sido invertida.

      El relato del gobernador muestra que la actividad científica no sólo es anterior a la conversión de Bensalem, sino también superior a la religión misma, pues aun cuando los principales hombres de la ciudad se presentan como cristianos son los líderes de la institución científica quienes reciben toda reverencia. Si observamos las diferencias en la vestimenta y el ritual con el que se venera a los principales hombres de la isla, constatamos que en la cúpula de la jerarquía se encuentra el padre de la Casa de Salomón.28

      Por otra parte, es importante señalar que la descripción del Gobernador comienza por señalar que Bensalem fue salvada cuando apenas habían transcurrido veinte años de la ascensión de Cristo; más adelante agrega que el arca, cuyo contenido fue revelado al sabio, poseía todos los textos sagrados, incluso los aún no escritos. Al margen de lo inquietante que resulta la segunda declaración, Bacon parece señalar el carácter primigenio e integral de la religión bensalemita, y con ello diferenciarla de la europea; lo cual explicaría el hecho de que los fieles servidores de la Casa de Extranjeros comparen a la isla con el cielo, y a sus habitantes con ángeles. En la oración expresada por el sabio se afirma que Dios nunca excede sus leyes sin razón. Es claro que la consecuencia del milagro es la conversión de Bensalem, pero ¿por qué Dios elige esta ciudad para recibir el arca y ser salvada? ¿Es porque en ella existe ya un orden que tiene como fin conocer sus obras y, por ello, beneficiar a la humanidad? O, como sugiere Pangle, si la ciencia tiene el poder para identificar un milagro pues tiene permitido acceder a las leyes de la naturaleza ¿no podrá acaso sobrepasar ella misma estas leyes?29

      Por último, resulta difícil pasar de largo las diferencias entre la conversión de Nínive, que en el Antiguo Testamento tiene como preludio el rescate de Jonás, y la de Bensalem, cuyo relato en la Nueva Atlántida tiene como preludio la liberación de los europeos respecto del naufragio. Tras ser liberado del vientre de la ballena, Jonás obedece a Dios y se dirige a Nínive para anunciar su destrucción si no se desvía del mal camino; en respuesta, el Rey ordena que hombres y animales, cubiertos de cilicio, clamen a Dios, de quien obtienen el perdón. Como detallaremos a continuación, cuando el arca llega a Bensalem, ésta era ya una ciudad considerada feliz, sin la necesidad de ser transformada ni convertida del mal. Por un lado, la posible cristianización de la isla es en función de eternizar un estado preexistente; por otro, no exageramos al pensar que el verdadero propósito del relato es volver al pueblo europeo –representado por los marineros– hacia un nuevo mundo que ante todo ofrece comodidad y longevidad.

      Tras la cena del undécimo día, el gobernador realiza la última visita a los europeos, quienes externan su segunda inquietud: ¿Por qué la dichosa isla es conocida de muy pocos y, sin embargo, como lo demuestra su diversidad de idiomas y el conocimiento de costumbres y gobiernos europeos, ella conoce la mayor parte de las naciones del mundo? Es comprensible que una isla situada en el recóndito cónclave del mar permanezca invisible para algunos, pero ¿no es acaso condición de seres divinos poder ver a otros transparentemente? El gobernador comienza por advertir que su respuesta los dejará satisfechos, pese a que callará algunas particularidades que tiene prohibido revelar.30

      El relato, mucho más extenso que el que refiere la conversión de Bensalem, narra dos momentos de la historia de la isla que corresponden a dos grandes reinados. En primer lugar, el relato se remonta a tres mil años, cuando la navegación dominaba en el mundo. En esa época, Bensalem contaba con tal fama que era frecuentada por naciones de poder bélico, naval y económico; así mismo ella realizaba viajes a América, el Atlántico, el Mediterráneo, e incluso a mares orientales. Entonces la isla era gobernada por un guerrero sabio llamado Altabín, rey recordado tanto por su poder como por su clemencia. Estos atributos se ilustran en un hecho sin precedentes: Perú, que en aquel remoto pasado era una de las tres potencias de América, intentó invadir Bensalem; Altabín, conciente de su poder y del de su enemigo, le obligó a rendirse sin necesidad de ataque; luego, viendo a los osados peruanos a su merced, les dejó libres, con la única condición de que le juraran que nunca intentarían emprender la guerra contra él. A pesar de la “clemencia” de Altabín, Perú fue aniquilado por el diluvio, un hecho que la historia de la isla reconoce como castigo divino. En palabras del gobernador, el castigo divino junto con las constantes guerras, los avatares de la naturaleza y las revoluciones naturales del tiempo, causaron el debilitamiento de la navegación, cuya consecuencia última fue que las naciones perdieran contacto con Bensalem. El relato explica, en segundo lugar, por qué la isla decidió permanecer desconocida para el mundo. Fue una decisión tomada por Saloma, aproximadamente mil cien años después

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