Resistir Buenos Aires. María Carman

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Resistir Buenos Aires - María Carman Antropológicas

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      [1] Como señala Foucault (cit. en Bauman, 2002: 21), tal es el mérito de las formaciones discursivas: su capacidad de generar proposiciones mutuamente contradictorias sin escindirse ni perder la identidad propia.

      [2] Jorge Telerman, un político de origen peronista, fue secretario de Cultura durante la primera gestión de Aníbal Ibarra como jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires (2000-2003). Posteriormente fue vicejefe de gobierno durante la segunda gestión de Ibarra (2003-2006), hasta que este último fue destituido en un juicio político por mal desempeño. En marzo de 2006, Telerman asumió la jefatura de gobierno hasta diciembre de 2007. Desde diciembre de 2015 es director general y artístico del Complejo Teatral de Buenos Aires.

      [3] Esta lógica de uso del espacio público ya se vislumbraba desde la presidencia de Fernando de la Rúa, con Darío Lopérfido a cargo de la Secretaría de Cultura y Medios de Comunicación.

      [4] Mauricio Macri fue el líder del partido de centroderecha Propuesta Republicana (PRO) y, posteriormente, de la coalición neoliberal Cambiemos, con la cual ganó la presidencia de la nación (2015-2019).

      [5] Las expresiones en bastardilla citadas a lo largo del libro corresponden, según el caso, a citas de autor, locuciones en idioma extranjero, categorías nativas de nuestros entrevistados o expresiones vertidas en entrevistas, reuniones, audiencias públicas, documentos y resoluciones judiciales.

      [6] El multiculturalismo blando (Martiniello, 1998) implica una forma de concebir la diversidad en la que no se negocia la identidad ni el conflicto en un sentido político. Desde la secretaría a cargo de Telerman durante la primera gestión de Ibarra (2000-2003), la gestión cultural de la ciudad se organizó a partir del denominado Plan Estratégico de Cultura. Bajo el asesoramiento de un especialista catalán, la línea fundamental tendió a crear una marca registrada de Buenos Aires, presentada como “capital cultural de América Latina”. Se trataba de obtener un máximo rédito político con un moderado gasto económico a partir de convocatorias artísticas masivas en espacios públicos.

      [7] Las múltiples denuncias realizadas por organismos de derechos humanos y la presentación de un recurso amparo a mediados de 2009 detuvo el accionar de esta unidad de control. Sin embargo, subsistieron los desalojos compulsivos (Carman, 2011: 186-196; Carman y Pico, 2010) y otras prácticas que desalentaban el uso del espacio público de las personas sin techo, como la colocación de rejas en las plazas o de divisiones en los bancos para evitar que ellas se recostasen.

      [8] Las políticas de omisión, apatía o prescindencia forman parte de las políticas aleccionadoras hacia los sectores populares en la ciudad de Buenos Aires (Carman, 2011). Estas políticas excluyen a una población de un programa o recurso estatal bajo argumentos tales como su falta de antigüedad o la imposibilidad de ser urbanizados, soslayando la existencia de dicha población y de su hábitat. Por otra parte, la política de exceso se dirige hacia quienes violan el principio de máxima intrusión socialmente aceptable. Esta expresión alude a un principio que obra más acá o más allá de la conciencia, y se actualiza en prácticas y apreciaciones sociales –incluidas políticas habitacionales– en cuanto a su grado de tolerancia respecto de los usos legítimos del espacio urbano. La representación prevaleciente es que solo deberían subsistir en la ciudad las villas u ocupaciones ilegales cuya ubicación geográfica coincida con el capital económico, social y cultural imputado a sus moradores (2011: 189). Ambas políticas suelen acontecer en un mismo período y territorio, lo cual arroja un abanico de prácticas oficiales contradictorias en torno a los hábitats populares que denominamos esquizopolíticas (2011: 193).

      [9] En diciembre de 2015 Mauricio Macri asumió la presidencia de la nación, mientras que María Eugenia Vidal asumió la gobernación de la provincia de Buenos Aires y Horacio Rodríguez Larreta la jefatura de gobierno en la ciudad de Buenos Aires.

      [10] De acuerdo con las fuentes estadísticas consultadas, no hay un consenso sobre el número exacto de villas en la ciudad de Buenos Aires. Según la Dirección General de Estadísticas y Censos, en el año 2016 se contabilizaban 38 villas, asentamientos y Núcleos Habitacionales Transitorios (NHT). En 2017, el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap) incluyó otros barrios que no estaban presentes en la fuente anterior: el nuevo cómputo ascendió a 55. En junio de 2020, el Protocolo de actuación frente a la propagación del covid-19 en barrios populares de la ciudad de Buenos Aires menciona 48 villas, asentamientos y NHT.

      [11] Adorno (cit. en Butler, 2017: 197) nos advierte que la conducta moral o inmoral es siempre un fenómeno social, y todo lo que hoy podríamos llamar “moral” se nos plantea en la cuestión de cómo está organizado el mundo.

      [12] Laclau (2009: 300 y 307) analiza de qué modo se produce la unidad dentro de la heterogeneidad entre actores distintos, pero situados del mismo lado de la frontera antagónica. Retomaremos esta cuestión más adelante.

      

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