Política y memoria. Virginia Martínez

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Política y memoria - Virginia Martínez страница 2

Автор:
Серия:
Издательство:
Política y memoria - Virginia Martínez

Скачать книгу

de aquel 1973, encontraron el espacio para vencer el silencio y dar testimonio de aquello que antes no pudo ser expresado. Un antecedente cercano en este contexto conmemorativo fue un coloquio internacional que, con motivo de los cuarenta años de los golpes de Estado, se realizó en 2013 en la Ciudad de México.[6]

      Esa ocasión dio lugar a que se expresara “la emergencia de una profunda seducción por las huellas del pasado”, en virtud de que la memoria “constituye un núcleo sustantivo de pertenencia y de reforzamiento identitario”, ligado sin duda al fortalecimiento de las “esferas públicas de la sociedad civil”.[7] Las instancias conmemorativas como se plasmaron en los países involucrados y en otros (monumentos, placas, marcas) resultaron activadoras de la rememoración e hicieron posible que fluyeran distintas memorias.

      El diálogo y los testimonios sobre un ayer rememorado y socializado invitaron a seguir analizando los hechos y sus huellas desde un presente pasado que guarda cuatro décadas de distancia con los acontecimientos, tiempo en el cual la reflexión fue decantada, enriquecida y serenada. Por tanto, el contenido del libro es producto de un proceso de maduración intelectual desde distintas formaciones disciplinarias —como la historia, la ciencia política, la sociología, la psicología y la cinematografía— que reconoce su raíz en el acto conmemorativo. Esta conjunción de enfoques propende a la multiplicación de puntos de acceso para su observación presente. Hay que señalar que quienes participan de este esfuerzo editorial no son ajenos en muchos casos a lo observado y analizado. O dicho de otra forma, son parte de la generación que vivió los acontecimientos o de su entorno de transmisión. En ellos anida (¿por qué no?) esa apuesta al legado cívico, a la enseñanza.[8]

      Así pues, con la conmemoración de los golpes de Estado se pretendió evocar el pasado, reconocer su pervivencia en el presente y reflexionar desde el déficit de futuros de esta temporalidad. Una temporalidad que tiene su propia estructura en la sensibilidad actual. El pasado no muere por vejez y muerte natural, sino por otras causas. Busca formas de trascender, para bien o para mal: como pasado carga o como pasado fuerza.[9] No se puede negar así el carácter imperativo de la empresa conmemorativa y su inserción en un reforzamiento de códigos culturales que hacen propios distintas generaciones.[10]

      En el mismo sentido, y con motivo de los cuarenta años de aquellos sucesos de ruptura, el libro acompaña desde México —tierra emblemática de exilios latinoamericanos y escenario en el que se produce esta conmemoración— el esfuerzo de reflexión y análisis que desplegaron las ciencias sociales y humanidades en Chile y Uruguay, así como en diversos países del mundo.[11] Es heredero de la complejidad de los tiempos a los que se aplica. Desde la perspectiva del presente, con la rémora de su difícil transitabilidad y con incertidumbres por el futuro, los capítulos que aquí se reúnen revaloran realidades históricas, constatan permanencias y legados y emiten mensajes hacia la región.

      Está organizado en cuatro apartados temáticos: “Los golpes de Estado: ayer, hoy mañana”, “Justicia transicional: retos y experiencias”, “Cine, historia y memoria” y “A modo de cierre”. Dos de ellos están acompañados por anexos: “1973 en la memoria de los protagonistas: testimonios” y “Tiempo y verdad: reflexiones de los documentalistas”.

      Bajo el apartado “Los golpes de Estado: ayer, hoy y mañana” y con un ordenamiento histórico-cronológico de los quiebres institucionales, se presentan trabajos centrados en el análisis de los periodos dictatoriales en ambos países. Lo anterior se ofrece desde una doble mirada. Una de ellas está dedicada al estudio de las coyunturas nacionales en las que se inscribieron. La otra mirada se aboca a la consideración de los regímenes surgidos de estas rupturas-continuidades, a partir de variables relacionadas con el sistema político, la estructura de partidos y el espectro ideológico en el que se desarrollaron e imprimieron su impronta al presente.

      Aunque pueden advertirse variantes metodológicas, todos los estudios —sociológicos, politológicos, históricos— están orientados a la caracterización de los sistemas políticos, particularmente los subsistemas de partido, lo político ideológico, lo político institucional y el análisis de coyunturas. Se advierte que los analistas del golpe chileno parecen mucho más impactados por el periodo transicional en el que jugaron distintos, diversos e incluso muy encontrados actores. Mientras que quienes analizan el golpe uruguayo ponen mayor énfasis en la construcción explicativa de cómo se produjo la ruptura institucional y qué juego de fuerzas y estrategias permitieron la “noche” dictatorial.

      Dos son los estudios especializados que dan cuenta de las características, la evolución y consolidación del régimen rupturista uruguayo. La temprana precipitación de la crisis en este país encuentra en el estudio de Gonzalo Varela múltiples consideraciones. A partir de un rastreo que toma en cuenta la estructura poblacional del país y la particular configuración que alcanzó la sustitución de importaciones, otras explicaciones se sobreponen a la problemática demográfica y aun económica. Ella funge en el intento explicativo como uno de los componentes, y no precisamente el más significativo, de un encadenamiento crítico que condujo al colapso de la vida institucional de un país sólidamente fincado en su respeto y cultivo. La hipótesis central enfatiza el lento y constante deterioro del sistema político a partir de la crisis del subsistema de partidos en una peculiar estructura gubernativa que aunaba coparticipación, competencia y sabotaje en todos los niveles de la estructura estatal, aun en el Ejecutivo colegiado. Subsistema que, si bien solventaba con fluidez los desafíos electorales, se enfrentaba a organizaciones de la sociedad civil, particularmente a un movimiento sindical independiente y clasista, liderado por una izquierda política, predominantemente comunista, que se erigió como un oponente de fuste a partir de un proyecto programático de dimensión nacional.

      Varela enmarca la aparición de nuevos actores en la crítica conflictiva de cambios del contexto internacional y latinoamericano de fines de los años sesenta. Analiza así el surgimiento de una izquierda armada y la mayoritaria concreción de un agrupamiento político opositor de más tímida definición programática que la Unidad Popular chilena: el Frente Amplio. La exacerbación del conflicto en nuevas instancias electorales introdujo también un nuevo e insólito actor en la crisis política uruguaya: las Fuerzas Armadas. En un clásico panorama de crisis que conjuntaba fraccionamiento de los partidos tradicionales, deterioro económico y administrativo, conflicto social, ruptura de normas jurídicas, violencia política e intervención militar, el sistema político uruguayo expiró con un gemido apenas, que no fue detonado por la vistosa irrupción de algún liderazgo ambicioso, sino el epílogo final de la “descomposición de un sistema político carente de dirección”. Frente a la opacidad del quiebre institucional destaca la singular forma que adquirió el enfrentamiento a partir de la huelga general de quince días protagonizado por el movimiento sindical. El aporte de Varela se centra en el diseño de una cartografía que da cuenta de la compleja y gradual mecánica golpista. Este autor la analiza en su proyecto político y económico oscilante entre el proteccionismo y la liberalización, para enfatizar el carácter represivo y terrorista del poder estatal, con su clausura de la vida política, intelectual y cultural de Uruguay, acorde con el contexto regional conosureño.

      En diálogo con el estudio de Varela, el lector encontrará el de Álvaro Rico, cuyo eje rector es la caracterización de la dictadura uruguaya. Con una acuciosa fundamentación, el autor explica las peculiaridades de la naturaleza cívico-militar de esa formación dictatorial. Aunque todas las dictaduras de la región gozaron de un aporte civil, el caso uruguayo exige una especial consideración en función de su condición de proceso signado por la continuidad-ruptura que imprimió el autogolpe dado por el presidente constitucionalmente electo, Juan María Bordaberry, conjuntamente con las Fuerzas Armadas. Hecho que no supuso, como en el resto de las dictaduras de Seguridad Nacional, la sustitución del Ejecutivo y la presencia de elencos militares en ese cargo desde el inicio sino hasta el último tercio del proceso dictatorial. En esta transformación de iure a facto, Rico sienta las bases de la continuidad que marcó el autoritarismo nacional, tanto en los aspectos operativos como en la definición de la nueva estructura burocrático-estatal. De manera que

Скачать книгу