Política y memoria. Virginia Martínez

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Política y memoria - Virginia Martínez страница 5

Автор:
Серия:
Издательство:
Política y memoria - Virginia Martínez

Скачать книгу

Enuncia y valora las medidas institucionales adoptadas por el progresismo frentista, para concluir que las dificultades en aras de restablecer el pleno Estado de derecho habilitan la caracterización de “democracias decorativas”, con la que Uruguay se integra a aquellos países que mantienen “enclaves autoritarios”, que solo podrían ser conjuradas por la definición de varias voluntades políticas. El estudio de Burt desde una perspectiva politológica e histórica contribuye a explicar uno de los casos más controvertidos del Cono Sur.

      El apartado “Cine, historia y memoria” incorpora de manera singular miradas desde otros ámbitos profesionales sobre estos procesos políticos, así como sus huellas. Un capítulo principal acompañado del anexo II introducen al lector en la relación del cine con la historia reciente para establecer puentes memorísticos. A propósito de la producción y las reflexiones de los documentalistas cinematógrafos Patricio Henríquez y Virginia Martínez, Nelson Carro analiza el papel del cine como “testigo privilegiado de la historia”.

      Con su capacidad visual, el cine acerca los sucesos, registra la vida y deja constancia del paso del tiempo. Claro que no es objetivo, afirma el autor, aun en su condición documental. Indica que el cine abre ángulos de observación, aquellos que el profesional elige. Esta elección, como ocurre en muchos otros campos de producción intelectual, lo aleja de toda pretensión de objetividad. El género documental es encargado de recoger los principales acontecimientos del siglo xx, aunque de forma limitada hasta que la tecnología da un salto democratizador con la revolución digital del siglo xxi. Este salto se encargaría, con su cámara omnipresente, de borrar los límites entre lo público y lo privado. Quizá esta revolución tecnológica, en palabras del autor, dejó mucho más claro la subjetividad de la óptica documental. Puso de relieve el criterio de “verdad” cinematográfica: existen tantas verdades como realizadores. Cada uno con “su” verdad.

      Y esta es la base para abordar la producción de los dos cineastas documentalistas de los países tratados en el libro. Base común sobre realidades distintas. En Chile, un amplio registro visual, tanto del gobierno de la Unidad Popular como del golpe y la dictadura, se vio beneficiado por la existencia de un cine nacional incrementado por el interés internacional que suscitó el gobierno de Allende y el golpe de Estado. En ese medio se enmarca la obra del documentalista chileno Patricio Henríquez, analizada en tres productos fundamentales: 11 de septiembre, 1973. El último combate de Salvador Allende, Imágenes de una dictadura y El lado oscuro de La Dama Blanca.

      En la mirada de Carro, el trabajo de Virginia Martínez —historiadora y documentalista uruguaya— presenta grandes diferencias con el caso chileno. El interés menor que este golpe de Estado suscitó entre los cineastas extranjeros se aunó a un muy escaso registro cinematográfico nacional, en un país que antes de los años noventa del siglo xx prácticamente carecía de cine nacional y poseía un pobre registro televisivo. Su despegue estuvo íntimamente relacionado con la aparición de la tecnología digital y un cambio de mentalidades expresado en el deseo de recuperar lo personal y mantener viva la memoria reciente.

      Por esos ojos y Las manos en la tierra, los dos documentales de Martínez, dejan clara la subjetividad y el dolor de lo irrecuperable. El primer documental narra la historia de una menor secuestrada por represores argentinos luego del asesinato de sus padres, buscada por su abuela sin pausa durante años. Se encarga de revelar la pluralidad de la “verdad”, a partir del rechazo de esta joven a su familia biológica y la adhesión afectiva que sostiene con su apropiador. En la visión de Carro ambos productores muestran la potencialidad del cine, en sus varios géneros, como herramienta memorística.

      Este capítulo introduce una mirada analítica singular en los tratamientos de la academia respecto a los análisis de los golpes de Estado y las dictaduras. Enriquece el abanico de fuentes que aportan a la historia y la memoria de aquellos hiatos democráticos y fuertemente catastróficos y enseña cómo es posible abonar al conocimiento del pasado reciente con otros instrumentos y para públicos más amplios que el académico.

      El anexo II, “Tiempo y verdad: reflexiones de los documentalistas” contiene una muy novedosa propuesta de principales protagonistas del quehacer documental. El centro de los ensayos de Patricio Henríquez y Virginia Martínez está dirigido a correlacionar y diferenciar el cine y su propuesta artística, de la memoria y la historia. El cineasta, con su subjetividad y honestidad, se maneja en temporalidades diferentes y con criterios de verdad alejados radicalmente del campo profesional de las ciencias sociales y las humanidades. Las reflexiones aquí reunidas introducen el mundo de los afectos y las emociones, y exhiben a la vez otras formas de dejar plasmados acontecimientos y procesos en los relatos históricos y en la memoria colectiva más amplia. El anexo ayuda de manera indiscutible a situar las fuentes documentales cinematográficas en su real valor: una representación del pasado que no es capaz de restituirlo.

      El apartado “A modo de cierre” contiene dos trabajos: “Transición y justicia: el caso mexicano” de Mariclaire Acosta y “A cuarenta años de los golpes de Estado: tesis para una reflexión” de Daniel Vázquez. Si bien las dictaduras del Cono Sur se pueden leer desde lo que pasaba en esa región del continente, a la par que —como se verá a lo largo del libro— las dictaduras uruguaya y chilena, y sus procesos de justicia transicional, tienen sus propias lógicas y dinámicas, vale la pena preguntarnos: ¿qué podemos recuperar de estos casos para pensar a México, espacio nacional desde donde se genera la reflexión de la obra? A eso se dedica el texto de Mariclaire Acosta.

      La inclusión del trabajo de la académica y activista de derechos humanos Mariclaire Acosta da cuenta del marco legal humanitario interamericano y favorece la comprensión de las problemáticas regionales de la justicia transicional. Este marco se alimentó de las tristes experiencias conosureñas para establecer una jurisprudencia ad hoc basada en principios tales como el derecho a saber qué entraña el derecho a la verdad, el derecho a la justicia y a obtener reparación. Principios estos que constituyen el pedestal básico de lucha contra la impunidad, en su amplia acepción y su larga duración, en tanto proceso social y cultural profundo. Así mismo, su estudio incorpora y profundiza el ámbito mexicano, aporte que permite a un lector interesado contrapuntear historias y regímenes políticos diferentes que pueden llegar a compartir problemáticas comunes. De hecho, esta es una de las primeras diferencias relevantes respecto a los casos: mientras en Uruguay y Chile se instaura una dictadura, las violaciones sistemáticas a derechos humanos en México se llevan a cabo en un régimen político con partido hegemónico y con alta capacidad de cooptación y represión.

      Acosta sigue la trayectoria histórica de los organismos de derechos humanos, la evolución de las instituciones dedicadas a su tratamiento y a la impartición de justicia en la materia. Constata sus éxitos y fracasos para concluir que México tiene entre sus deudas pendientes un debate nacional sobre el derecho a la verdad y a la justicia de transición.

      La obra concluye con una amplia reflexión de claro tono politológico orientada, al decir de su autor Daniel Vázquez, a “redimensionar, articular e institucionalizar nuestra democracia en América Latina”, a la luz de las consideraciones que emanan del contenido del libro. Esta mirada hacia un futuro abierto se organiza en torno a cinco ejes temáticos, a partir de igual número de premisas:

      1. La superación de las explicaciones institucionalistas sobre la estructura estatal que dieron lugar a una revalorización de la política como autonomizada de lo meramente gubernamental. Este redimensionamiento, que es una exigencia para comprender los procesos latinoamericanos del presente siglo, implica una nueva apreciación de la incidencia que tienen la democracia, los bloques de poder y los enfrentamientos por distintos proyectos de nación en esa novedosa consideración del campo de la política. Dimensión esta que supera ampliamente el acotamiento anterior e “invita a pensar el poder más allá de lo institucional”.

      2. Una nueva visión de la relación democracia-desarrollo, como uno de los binomios centrales que rigieron las disputas por la nación en las décadas de 1960 y 1970 y que pusieron

Скачать книгу