Geopolítica, soberanía y "orden internacional" en la "nueva normalidad". Miguel Ángel Barrios

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Geopolítica, soberanía y

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estimuladas por agentes extranjeros. Antes de comenzar una campaña de guerra híbrida, es necesario recopilar tanta información sobre las vulnerabilidades del gobierno en relación con las disparidades étnicas, religiosas, históricas, fronterizas y sociales y económicas.

      Las operaciones de guerra híbrida utilizan técnicas de ciberespacio para movilizar a sectores de la población a través de ONG y promover manifestaciones contra el gobierno, para lo cual la creación de una “narrativa” es esencial. Con este propósito se utilizan noticias falsas y perfiles automáticos (bot) para crear cibercascadas.

      La estrategia del imperio

      La idea de que los Estados luchan por adquirir una noción abstracta llamada poder no es esclarecedora y hace que la acción de los gobiernos (de los Estados) se caracterice por la irracionalidad. En política internacional, un Estado tiene los objetivos (aunque no explícitos e incluso ocultos) de aumentar su participación en el PBI mundial y así lograr un mayor nivel de bienestar para su población (o para sus clases hegemónicas), lograr una mayor capacidad para influir en las discusiones internacionales y proteger sus intereses, sea en los organismos internacionales y regionales o en las relaciones bilaterales, asegurar la capacidad de defenderse de los oponentes y garantizar el acceso a recursos y mercados. Cuanto menor sea el poder político, económico y militar de un Estado y mayores sean sus vulnerabilidades, más difícil será el cumplimiento de estos objetivos.

      En su aplicación, los objetivos de una estrategia pueden resultar irreales o imposibles de alcanzar, pero siempre implican una racionalidad previa de metas, es decir, lograr ventajas económicas o políticas que faciliten o sean necesarias para lograr ventajas en el sentido más amplio de la palabra. Incluso en una guerra dinástica, el conflicto implica objetivos económicos que las partes en disputa y los que rodean a los pretendientes desean disfrutar en caso de victoria. La lucha no es por el trono, sino por lo que significa el trono en términos de su poder legal para asignar ventajas económicas.

      La definición de la estrategia a seguir debe comenzar con la formulación de una visión del mundo, una vista del enemigo u oponente y una visión de sus propios recursos y situación; solo una visión, debido a que la información no siempre existe, no siempre es completa, ni es siempre cierta. Veamos en qué consiste.

      Primero, la visión del Estado mismo y de la sociedad misma. Esta visión es más precisa, ya que la información es más amplia, más disponible y menos distorsionada, sobre recursos naturales, capital, población, hombres y equipo militar, vulnerabilidades, posibles alianzas.

      Segundo, la visión es la evaluación de los recursos naturales, los recursos de capital, la calidad de los estrategas, los líderes y las personalidades, los recursos militares, en hombres y equipos, de los objetivos previstos de la estrategia del enemigo (o adversario).

      Con un conocimiento razonable de esta información y la formación de esta visión general, se pueden formular las diversas etapas de una estrategia de ataque o defensa frente al enemigo (u oponente).

      Un plan estratégico aborda permanentemente la incertidumbre. La concepción estratégica vive entre la inseguridad y la sorpresa.

      La existencia de una estrategia hegemónica y global del imperio americano no significa que tenga o tendrá éxito en lograr su objetivo. El imperio americano desarrolla una estrategia global cuyo objetivo es mantener su hegemonía, su capacidad de apropiarse de una porción más grande del producto mundial, en beneficio de sus clases hegemónicas, a través de la preservación de un sistema económico, político y militar organizado y liderado por él. Esta estrategia tiene aspectos económicos, tecnológicos, políticos, militares e ideológicos.

      La estrategia del imperio en relación con sus “provincias” es distinta de su estrategia en relación con los Estados adversarios, China y Rusia. En relación con las primeras, utiliza los siguientes instrumentos: entrenamiento de las elites civiles y los posibles futuros líderes, difusión y defensa mediática de las normas que deben seguir los gobiernos “provinciales”, organización de seminarios y programas para periodistas, defensa de la libertad de acción para las ONG, defensa de la libertad de acceso a internet, financiación de organizaciones políticas, práctica de la ley y la cooperación con jueces “provinciales”, énfasis en combatir la corrupción, énfasis en las relaciones políticas bilaterales y no multilaterales, acciones para evitar la formación de alianzas regionales entre “provincias”, generación de fricción entre cada “provincia” con China y Rusia y propagación de propaganda anti-China y anti-Rusia.

      Asimismo, la estrategia de preservar la hegemonía económica del imperio americano sobre las provincias utiliza los siguientes instrumentos:

       Promover la aceptación por parte de las clases hegemónicas locales de la visión tradicional de la división internacional del trabajo entre productores primarios y productores industriales, especialmente en el caso de las provincias subdesarrolladas.

       Promover la incorporación de provincias subdesarrolladas en la economía estadounidense a través de acuerdos de libre comercio.

       Promover la reducción unilateral por parte de las provincias de los aranceles industriales.

       Promover el cumplimiento de las reglas del Consenso de Washington, especialmente por parte de “provincias” subdesarrolladas.

       Organizar programas de educación y capacitación para economistas.

       Debilitamiento de las grandes empresas de capital “provincial”.

      La estrategia de preservar la hegemonía tecnológica del imperio americano utiliza las siguientes políticas:

       Evitar la difusión del conocimiento tecnológico mediante una mayor protección de la propiedad intelectual en el orden internacional y en la legislación de las “provincias”.

       Promover el reclutamiento de científicos de las “provincias” para trabajar en Estados Unidos.

       Promover el reclutamiento de estudiantes excepcionales para su “absorción” en la sociedad y la economía americanas.

       Expandir el sistema de difusión educativa y cultural americano en las “provincias”.

      La estrategia de preservar la hegemonía militar del imperio americano se lleva a cabo a través de las siguientes políticas:

       Promover el desarme nuclear y la limitación de la industria nuclear en todas las “provincias”.

       Promover la negociación de acuerdos de desarme de armas convencionales.

       Alentar la transformación de las fuerzas armadas, especialmente en países periféricos, en fuerzas policiales.

       Entrenar a oficiales militares de alto rango en la doctrina y el uso del equipo militar norteamericano.

       Desalentar el desarrollo local de la industria de armas.

       Vender armas de segunda generación a precios reducidos.

      La estrategia del imperio para mantener su hegemonía cultural se logra a través de las siguientes políticas:

       Evitar que las “provincias” adopten legislación para proteger su cultura nacional y su industria cultural.

       Mantener

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