El libro rojo. Карл Густав Юнг

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El libro rojo - Карл Густав Юнг Catena Aurea

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le escribió a Jung:

      Mientras tanto hemos avanzado con Escrutinios y tengo la misma impresión que con la gran errancia [de imágenes]. (193) Ciertamente vale la pena para ello intentar una selección del contexto colectivo a partir de El libro rojo, aunque su comentario sería bastante deseable. Como aparece aquí un cierto centro adyacente suyo, sería muy importante un acceso amplio a las fuentes, conscientes e inconscientes. Y obviamente imagino ‘facsímiles’, cosa que entenderá: no debe temer una magia extravertida de mi parte. La pintura también tiene un gran atractivo. (194)

      El manuscrito de Jung “Comentarios” (ver Anexo B) posiblemente está conectado con estas discusiones.

      De este modo, diversos miembros del círculo de Jung tenían diferentes puntos de vista respecto del significado del Liber Novus y acerca si debía ser publicado, lo que puede haber echado sus frutos en las eventuales decisiones de Jung. Cary Baynes no completa la transcripción, y llega hasta las primeras veintisiete páginas de Escrutinios. En los próximos años, su tiempo fue absorbido por la traducción del ensayo de Jung al inglés, seguido por la traducción del I Ching.

      En algún momento, que yo estimo sería a mitad de la década de 1920, Jung volvió al Borrador y lo editó nuevamente, quitando y agregando material aproximadamente en 250 páginas. Sus revisiones sirvieron para modernizar el lenguaje y la terminología. (195) También revisó algo del material que ya había transcrito en el volumen caligráfico del Liber Novus, así como algún otro material que había quedado fuera. Es difícil ver por qué habría de tomarse este trabajo si no estuviera considerando seriamente publicarlo.

      En 1925, Jung presentó sus seminarios sobre psicología analítica en el Club Psicológico. En esta oportunidad discutió algunas de las más importantes fantasías incluidas en el Liber Novus. Describió cómo ellas se desplegaban e indicó cómo formaban las bases de las ideas de Tipos Psicológicos y la clave para entender su génesis. El seminario fue transcrito y editado por Cary Baynes. Ese mismo año, Peter Baynes preparó una traducción al inglés de los Septem Sermones ad Mortuos, que fue publicado privadamente. (196) Jung les dio copias a algunos de sus estudiantes angloparlantes. En una carta presumiblemente en respuesta a otra enviada por Henry Murray en la cual este le agradecía por su copia, Jung escribió:

      Estoy profundamente convencido que esas ideas que vienen a mí, son cosas realmente maravillosas. Puedo decir fácilmente (sin sonrojarme), porque lo sé, lo resistente y neciamente obstinado que era yo cuando ellas me visitaron por primera vez, y el problema que constituían, hasta que pude leer su lenguaje simbólico, tan superior a mi torpe mente consciente. (197)

      Es posible que Jung considerase la publicación de los Sermones como una prueba para la publicación del Liber Novus. Barbara Hannah sostiene que él lamentó haberlo publicado y que “estaba convencido de que sólo debería haber sido escrito en El libro rojo”. (198)

      En algún momento, Jung escribió un manuscrito titulado “Comen-tarios”, que proporcionó un comentario sobre los capítulos 9, 10 y 11 del Liber Primus (ver Anexo B). Había discutido algunas de estas fantasías en su seminario de 1925, y aquí entra en más detalles. A partir del estilo y las nociones que lo componen, yo estimaría que este texto fue escrito a mediados de la década de 1920. Jung pudo haber escrito −o intentado escribir− “Comentarios” posteriores para otros capítulos, pero estos no llegaron a ver la luz. Este manuscrito da cuenta de la cantidad de trabajo que invirtió en la comprensión de todos y cada uno de los detalles de sus fantasías.

      Jung le dio copias del Liber Novus a una cierta cantidad de gente: Cary Baynes, Peter Baynes, Aniela Jaffé, Wolfgang Stockmayer y Toni Wolff. Ejemplares pudieron haber sido entregados también a otras personas. En 1937 un incendio destruyó la casa de Peter Baynes y dañó su copia del Liber Novus. Pocos años después le escribió a Jung pidiéndole si, por causalidad, no tendría otra copia, y se ofreció a traducirla. (199) Jung respondió: “Intentaré ver si puedo conseguir otra copia de El libro rojo. Por favor no te preocupes por las traducciones. Estoy seguro que ya hay dos o tres traducciones. Pero no sé de qué ni por quién”. (200) Esta suposición estaba probablemente basada en el número de copias del trabajo en circulación.

      Jung les permitió a las siguientes personas leer o mirar el Liber Novus: Richard Hull, Tina Keller, James Kirsch, Ximena Roelli de Angulo (cuando era una niña) y Kurt Wolff. Aniela Jaffé leyó los Libros negros y también le permitió a Tina Keller leer secciones de los Libros negros. Lo más probable es que Jung mostrase el libro a otros conocidos cercanos, tales como Emil Medtner, Franz Riklin Sr., Erika Schlegel, Hans Trüb y Marie-Louise von Franz. Al parecer, les permitió leer el Liber Novus a aquellas personas en quienes confiaba plenamente y que, sentía, tenían una comprensión plena de sus ideas. Un buen número de sus estudiantes no encajaba en esta categoría.

      LA TRANSFORMACIÓN DE LA PSICOTERAPIA

      El Liber Novus es de fundamental importancia para entender la aparición del nuevo modelo de psicoterapia de Jung. En 1912, en Transformaciones y símbolos de la libido, consideró la presencia de fantasías mitológicas −como las que están presentes en el Liber Novus− como signos de que se destrababan los niveles filogenéticos de lo inconsciente, y como un indicativo de esquizofrenia. Por vía de su autoexperimentación, corrigió radicalmente esta posición: lo que ahora consideraba crítico no era la presencia de ningún contenido particular, sino la actitud del individuo hacia él y, en particular, el hecho de si ese individuo puede hacer encajar un material de ese tipo en su cosmovisión. Esto explica por qué comentó, en su epílogo al Liber Novus, que, para el observador superficial, la obra parecería una locura, y de eso mismo pudo haberse tratado si hubiese fallado en contener y comprender las experiencias. (201) En el capítulo 15 del Liber Secundus presenta una crítica a la psiquiatría contemporánea, en la que subraya su incapacidad para diferenciar la experiencia religiosa o locura divina de la psicopatología. Si bien el contenido de las visiones o fantasías no poseía valor de diagnóstico, sostuvo que, de todas formas, era esencial observarlas cuidadosamente. (202)

      Jung desarrolló nuevos conceptos respecto de los objetivos y los métodos de la psicoterapia a partir de sus experiencias. Desde sus comienzos hasta el final del siglo XIX, la psicoterapia se había ocupado principalmente del tratamiento de desórdenes nerviosos funcionales, o neurosis, como llegaron a ser conocidas. De la Primera Guerra Mundial en adelante, Jung reformuló la práctica de la psicoterapia, que ya no sólo se ocupaba del tratamiento de la psicopatología, sino que se convirtió en una disciplina para permitir el más elevado desarrollo del individuo, al fomentar el proceso de individuación. Esto tuvo consecuencias de gran alcance tanto para el desarrollo de la psicología analítica como para la psicoterapia en su totalidad.

      Para demostrar la validez de los conceptos derivados en el Liber Novus, Jung intentó mostrar que el proceso desarrollado en él no era único y que los conceptos que desplegaba allí eran aplicables a los demás. Para poder estudiar las producciones de sus pacientes, compuso una gran colección con sus pinturas. Para que no se desprendiesen de sus imágenes, generalmente les pedía a los pacientes que hicieran una copia para él. (203)

      Durante este período, continuó instruyendo a sus pacientes sobre cómo inducir visiones en estado de vigilia. En 1926, Christiana Morgan acudió a Jung por análisis. Ella se había visto atraída por sus ideas al leer Tipos psicológicos, y se dirigió a él para que la ayudase con sus problemas con las relaciones y con sus depresiones. En una sesión de 1926, Morgan tomó nota del consejo que le dio Jung sobre cómo producir visiones:

      Bien, usted verá, éstas son muy vagas como para que yo sea capaz de decir algo al respecto. Ellas son sólo el comienzo. Al principio, usted sólo utiliza la retina del ojo para poder objetivar. Entonces, en lugar de conservar la imagen o forzarla a irse, usted sólo debe mirarla. Ahora, cuando mira esas imágenes, usted debe aferrarse a ellas y ver hacia dónde la llevan −cómo cambian−. Debe intentar introducirse

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