El libro rojo. Карл Густав Юнг
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Señaló que el trabajo presente llenaba una brecha en las descripciones de sus métodos terapéuticos, ya que había escrito poco acerca de la imaginación activa. Había utilizado el método desde 1916, pero sólo lo había bosquejado en Las relaciones entre el yo y lo inconsciente, de 1928, y había mencionado el mándala por primera vez en 1929, en su comentario sobre El secreto de la Flor de Oro:
Por lo menos a lo largo de trece años he mantenido ocultos los resultados de este método para no sugestionar a nadie pues quería cerciorarme de que esas cosas –sobre todo los mándalas– surgen de modo verdaderamente espontáneo y no les son sugeridas a los pacientes por mi propia imaginación. (245)
Gracias a sus estudios históricos, se convenció a sí mismo de que los mándalas habían sido producidos en todo tiempo y lugar. También señaló que eran producidos por los pacientes de psicoterapeutas que no eran alumnos de él. Esto también sugería una consideración que podría haberlo conducido a no publicar el Liber Novus: el persuadirse a sí mismo y a sus críticos de que los desarrollos de sus pacientes y, especialmente, de sus imágenes de mándalas, no se debían simplemente a la sugestión. Sostuvo que el mándala representaba uno de los mejores ejemplos de la universalidad de un arquetipo. En 1936 indicó además que él mismo había utilizado el método de la imaginación activa a lo largo de un gran período de tiempo y que había observado muchos símbolos que había sido capaz de verificar sólo años más tarde en textos que él no había conocido en ese entonces. (246) Sin embargo, si se tiene una intención probatoria, el propio material de Jung, dada la amplitud de sus conocimientos, no podría haber sido un ejemplo particularmente convincente de su tesis de que las imágenes de lo inconsciente colectivo emergen espontáneamente sin conocimientos previos.
En el Liber Novus, Jung articuló su comprensión de las transformaciones históricas del cristianismo y la historicidad de las formaciones simbólicas. Tomó este tema en sus escritos sobre la psicología de la alquimia y sobre la psicología de los dogmas cristianos, y sobre todo en Respuesta a Job. Como hemos visto, Jung opinaba que sus visiones anteriores a la guerra habían sido profecías que lo habían llevado a la composición del Liber Novus. En 1952, en el contexto de su colaboración con el premio Nobel de Física Wolfgang Pauli, Jung sostuvo que existía un principio de ordenación acausal que subyace a esas ‘coincidencias significativas’, que él denominó sincronicidad. (247) Afirmó que, bajo ciertas circunstancias, la constelación de un arquetipo conducía a una relativización del tiempo y el espacio, lo que explicaba cómo podían ocurrir tales eventos. Este fue un intento de expandir la comprensión científica para dar cabida a acontecimientos del orden de sus visiones de 1913 y 1914.
Es importante señalar que la relación del Liber Novus con los escritos académicos no siguió una traducción ni una elaboración directa punto por punto. Ya en 1916 Jung trató de llevar algunos de los resultados de sus experimentos a un lenguaje académico, mientras continuaba con la elaboración de sus fantasías. Sería bueno considerar el Liber Novus y los Libros negros como los representantes de una obra privada que corre paralela y juntamente con su obra académica pública; mientras que esta última se nutría y era en cierto modo extraída de la primera, ambas permanecieron distintas. Luego de dejar de trabajar en el Liber Novus, continuó elaborando su obra privada −su propia mitología− en su obra en la torre y en sus tallados de piedra y pinturas. Aquí, el Liber Novus funcionó como un centro generador, y un buen número de sus pinturas y sus tallados se relacionan con él. En psicoterapia, Jung trató de permitirles a sus pacientes recobrar el sentido del significado de la vida a través de la facilitación y la supervisión de sus propias autoexperimentación y creación simbólica. Al mismo tiempo, intentó elaborar una psicología científica general.
LA PUBLICACIÓN DEL LIBER NOVUS
Mientras Jung dejaba de trabajar directamente en el Liber Novus, subsistía el problema de qué hacer con él, y el tema de su eventual publicación permaneció abierto. El 10 de abril de 1942, Jung respondió a Mary Mellon respecto de la publicación de los Sermones: “Respecto de la publicación de los Siete Sermones quisiera que esperase por un tiempo. Tengo en mente agregarle cierto material, aunque he dudado durante años sobre hacerlo. Pero en una ocasión tal se podría correr el riesgo”. (248) En 1944 tuvo un ataque al corazón y no pudo concretar este plan.
En 1952, Lucy Heyer presentó un proyecto para una biografía de Jung. Ante la sugerencia de Olga Froebe y la insistencia del propio Jung, Cary Baynes comenzó a colaborar con Heyer en el proyecto. Cary Baynes consideró escribir una biografía de Jung basada en el Liber Novus. (249) Para decepción de Jung, se retiró del proyecto. Luego de varios años de entrevistas con Heyer, Jung dio por terminado el intento biográfico en 1955, porque estaba insatisfecho con su progreso. En 1956, Kurt Wolff propuso otra posible biografía, que se convertiría en Recuerdos, sueños, pensamientos. (250) En algún momento, Jung le dio a Aniela Jaffé una copia del borrador del Liber Novus, que había sido hecho por Toni Wolff. Jung autorizó a Jaffé a citar el Liber Novus y los Libros negros en Recuerdos, sueños, pensamientos. En sus entrevistas con Aniela Jaffé, Jung discutió el Liber Novus y su autoexperimentación. Desafortunadamente, ella no reprodujo todos sus comentarios.
El 31 de octubre de 1957 Jaffé le escribió a Jack Barret de la Fundación Bollingen respecto del Liber Novus y le informó que Jung había sugerido que ese libro y los Libros negros fuesen entregados a la biblioteca de la Universidad de Basilea, con una restricción de 50 años, 80 años o más, ya que ‘odiaba la idea de que alguien pudiese leer este material sin conocer las relaciones con su vida, etc’. Ella agregó que había decidido no utilizar mucho de este material en Recuerdos. (251) En un manuscrito temprano de Recuerdos, Jaffé había incluido una transcripción del borrador mecanografiado de la mayor parte del Liber Primus. (252) Pero fue omitido del manuscrito final, y no realizó citas del Liber Novus o los Libros negros. En la edición alemana de Recuerdos, Jaffé incluyó el epílogo de Jung al Liber Novus como un apéndice. Las disposiciones flexibles de Jung en materia de acceso al Liber Novus eran similares a los que dio en la misma época en lo concerniente a la publicación de su correspondencia con Freud. (253)
El 12 de octubre de 1957, Jung le contó a Jaffé que nunca había terminado El libro rojo. (254) De acuerdo con Jaffé, en la primavera del año 1959, Jung, luego de un tiempo de mala salud, retomó el Liber Novus, para completar la última imagen sin terminar. Una vez más, tomó las transcripciones del manuscrito en el volumen caligráfico. Jaffé señaló: “Sin embargo, aún no podía o no quería completarlo. Me dijo que tenía que ver con la muerte”. (255) La transcripción caligráfica se interrumpe a mitad de frase, y Jung agregó un epílogo, que también se interrumpe a mitad de frase. La posdata y la discusión de Jung de su donación a un archivo sugieren que Jung era consciente que la obra sería estudiada en algún momento. Luego de la muerte de Jung el Liber Novus permaneció con su familia, de acuerdo con su voluntad.
En su conferencia de 1971 en Eranos, ‘Las fases creativas en la vida de Jung’, Jaffé citó dos pasajes del borrador del Liber Novus, y aclaró: “Jung puso una copia del manuscrito a mi disposición con el permiso de citarlo si surgía la ocasión”. (256) Esta es la única vez que lo hizo. Las pinturas del Liber Novus también fueron mostradas en un documental de la BBC sobre Jung narrado por Laurens van der Post en 1972. Esto despertó un gran interés en él. En 1975, tras la muy aclamada publicación de las Cartas Freud/Jung, William McGuire, que representaba a la editorial de la Universidad de Princeton, le escribió al abogado de los herederos, Hans Karrer, con una propuesta de publicación para el Liber Novus y una colección de fotografías de los tallados en piedra, pinturas y la torre de Jung. Propuso una edición facsimilar, posiblemente sin el texto. Escribió que “no tenemos noticias del número de páginas, la cantidad