Catorce conferencias en la Universidad Sverdlov de Leningrado (1921). Alexandra Kollontay
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Durante su etapa en el extranjero, Alexandra Kollontay obtuvo en su actividad diplomática grandes éxitos. Cuando en 1926 las relaciones soviético-noruegas se estabilizaron, fue enviada a México24 como embajadora, pero su función fue efímera regresando al año siguiente a Oslo. Es nuestra obligación criticar por extemporáneas las versiones que suponen su estadía en México para organizar, por órdenes de Stalin, el asesinato de Trotsky, quien se había exiliado en este país25.
De regreso en Noruega, la embajada se convirtió en un centro cultural: escritores, actores, músicos, intelectuales y políticos se daban cita allí. Tuvo un prestigio similar su embajada en Suecia, donde se mantuvo en funciones desde 1930 a 1945.
Es muy probable que Alexandra salvara su vida por su ingreso al servicio diplomático mucho antes de la agudización de la lucha de líneas dentro del partido, también por el respeto a su prestigio revolucionario y su actitud leninista de defensa del partido como necesidad estratégica. Todas las críticas formuladas dentro del partido fueron sospechadas de ataques contrarrevolucionarios del enemigo de clase, algo que jamás había sucedido en tiempos de Lenin, a pesar de la vehemencia en las polémicas ejercidas siempre desde el principio del “centralismo con democracia”.
Como miembro de la misión soviética en la Liga de las Naciones, elaboró cuestiones relativas al estado legal de las mujeres. Durante la guerra fino-soviética, logró impedir la ruptura de las relaciones sueco-rusas. Contribuyó principalmente a aquellas iniciativas que permitieron que Finlandia se retirara de la guerra y preservara su independencia. El pueblo y el gobierno de Finlandia siempre tuvieron gratitud hacia Alexandra Kollontay, por sus consejos a Lenin respecto a ese país en 1917-18 y luego, por persuadirlo de la necesidad de reconocer su independencia26, hasta su colaboración para la firma del armisticio y la paz entre Finlandia y la URSS.
El 9 de marzo de 1952, a los 79 años, murió en Moscú. A. M. Itkina describe una visita que le hizo en 1946: “Los ojos, en los que se ocultaba la tristeza, se mostraban amistosos y concentrados. Sentí que Alexandra no estaba bien: en éstas épocas de represiones basadas en acusaciones injustificadas, había presenciado la caída de amigos íntimos y camaradas”. 27
Escribió, entre otros libros: “Sociedad y maternidad”, “Los fundamentos sociales de la cuestión femenina”, “La mujer moderna”, “La nueva moral y la clase obrera”, “La prostitución y los medios de luchar contra ella”, la novela “La bolchevique enamorada” y una serie de cuentos bajo el título de uno de ellos “El amor de las abejas proletarias”.
Contexto histórico de la fuente
Democracia proletaria y la NEP
En mayo de 1918 se realizó el Primer Congreso de los Consejos Económicos Nacionales, allí se decidió nacionalizar todas las ramas claves de la industria y en noviembre se hizo otro tanto con el comercio. Los capitalistas resistían las medidas tomadas por el nuevo poder y la guerra civil se extendió por toda Rusia hasta fines de 1919.
En tales condiciones se implantó el “Comunismo de guerra”. Los campesinos debían entregar todo el excedente de su producción. Entre 1917 y 1920 el número de obreros descendió a menos de la mitad. En 1921, Lenin enfatizaba que el proletariado prácticamente había desaparecido, pues la gran industria estaba destruida y los establecimientos fabriles y talleres se encontraban paralizados.28 Durante 1919-20, la flota inglesa en el Golfo de Finlandia bloqueó el puerto de Leningrado, afectando el comercio exterior. Más tarde, pese a la victoria bolchevique sobre la contrarrevolución, el rigor de las medidas económicas se mantuvo y hasta se acentuó a fines de 1920, en medio de intensos debates y lucha de líneas dentro del partido bolchevique de cómo salir de la ruina económica y construir un camino socialista.
Tras cuatro años de guerra imperialista y tres de guerra civil, la economía rusa estaba en ruinas y el pueblo con hambre.
“En Junio de 1921 existían solo en el distrito Ufa cerca de 100.000 (niños) hambrientos (…) En diciembre, la cifra llegaba a 500.000, y el aumento diario a 150 (…) La miseria es tan grande que más de una vez se exponen niños lactantes. Muchas madres los dejan en las cunetas de las carreteras o, mendigando, en cobertizos fríos, donde más tarde se les encuentra helados, o los matan sin más para poner fin a sus lamentos. Solo en Moscú debieron vivir 40.000 niños sin techo.”29
Bajo estas circunstancias, las masas obreras y campesinas se oponían a que continuara la “economía de guerra” y sobre ese descontento trabajaba el enemigo de clase. En ese contexto, el X Congreso del PC(b)R aprobó una Nueva Política Económica, conocida como NEP, produciendo un viraje trascendental.
Se modificó la requisa de los excedentes de granos por un impuesto en especie. Se impulsó el intercambio de productos industriales por agropecuarios para restablecer la industria como fundamento de la organización socialista. Pero esta línea fracasó y degeneró en una forma de compraventa con reglas de mercado. En ese recorrido, el Poder soviético autorizó la libertad de comercio a los pequeños productores, es decir, a la gran masa campesina. De modo que el comercio pasó a ser la base económica de la alianza obrero-campesina. A los campesinos les quedaba un importante excedente para comercializar libremente y el propio Lenin dijo: “(…) sobre la base de ese comercio libre no puede dejar de crecer el capitalismo”30.
Este retroceso al capitalismo era necesario y se argumentó que serviría para crear las condiciones para futuras ofensivas en la construcción socialista. Se restableció el comercio libre como una necesidad política, para mantener la alianza obrero-campesina, base de la dictadura del proletariado. Se concibió la NEP como una táctica estrechamente ligada a la coyuntura histórica.31
Las tareas decididas exigían atender a la complejidad de las relaciones dialécticas entre el Partido, los soviets, los sindicatos y las grandes masas campesinas. En este contexto se conformó la “Oposición Obrera”, tendencia de diversos núcleos internos del partido, que contraponía erróneamente al Partido con los sindicatos.
Como las empresas estatales se habían reorganizado en base a la rentabilidad económica, como parte de la NEP, se producían allí muchos conflictos. Los intereses de los departamentos económicos del Estado generaban contradicciones, respecto de las condiciones laborales, entre los directores de fábrica y la masa trabajadora. Lenin planteaba que la obligación de los sindicatos, dirigidos por el PC, era defender los intereses obreros “corrigiendo constantemente los errores y los excesos de los organismos económicos, pues son solo una manifestación de la deformación burocrática del aparato del estado”.32
Mientras existieran las clases era inevitable la lucha de clases. Lenin consideraba que:
“(…) en un Estado proletario de tipo transitorio como el nuestro el objetivo final de cualquier actividad de la clase obrera puede contribuir solo al fortalecimiento del Estado proletario (…) mediante la lucha contra sus deformaciones burocráticas, sus defectos y errores, así como contra los apetitos de clase de los capitalistas que se esfuerzan por librarse del control de ese Estado(…) No se debe exigir en modo alguno que los miembros de los sindicatos profesen determinado credo político; en este sentido, lo mismo que con respecto a la religión, los sindicatos no deben ser una organización de partido(…) los sindicatos son escuela de comunismo, deben enseñar, en particular, a la masa (…) a administrar la industria socialista (y luego de modo gradual la agricultura)”.33
La contradicción entre planificación y mercado libre expresaba una contradicción de clase. Entre el proletariado y su Estado que impulsaban la industrialización socialista, por un lado, y, por otro, los kulaks (campesinos ricos) y los nepman, es decir, la nueva burguesía.
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