Catorce conferencias en la Universidad Sverdlov de Leningrado (1921). Alexandra Kollontay
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A pesar de las severas palabras de Lenin y los acuerdos del Congreso, ni Shylapnikov ni Kollontay, ni ningún miembro del grupo fue expulsado del partido, ni recibieron sanciones.44 Es más, Alexandra expuso sus opiniones sin reparos donde quiso, por ejemplo, en la decimotercera lección —que hoy se reedita— en la que aseguró:
“(…) el rumbo momentáneo de la economía amenaza otra vez a las mujeres con el fantasma de la falta de trabajo. (Lenin exigió en el X Congreso del Partido Comunista ruso la implantación inmediata de la “Nueva Economía Política” —NEP— para crear por fin una relación más estrecha entre el proletariado y los campesinos) Esta tendencia ya se nota ahora respecto a las mujeres y originará como última consecuencia un aumento de la prostitución profesional; el curso momentáneo de nuestra política económica frena asimismo el desarrollo de una nueva conciencia y podemos observar día tras día cómo este proceso impide también el nacimiento de una nueva relación realmente comunista entre el hombre y la mujer. Consciente de su extralimitación, agrega: Pero no es éste el lugar adecuado para analizar esta nueva tendencia política, aunque ella podría provocar un renacimiento de las condiciones pasadas”. (Kollontay, A: 1921, Catorce Conferencias, Lección 13, pág. 249).
Alexandra fracturó nuevamente la disciplina interna del partido, al cuestionar las decisiones del X Congreso del PC(b)R, ante el III Congreso del Komintern el 5 de julio de 1921, cuando se expresó en contra de la NEP: “Pero aunque provisoriamente debiéramos salvar la producción en Rusia, también existe el gran peligro de que, al mismo tiempo, perdamos la confianza de las masas obreras en nuestro partido. (…) Y si este giro global de la política soviética continúa (hacia un capitalismo de estado burocrático) y si de nuestra república comunista se crea meramente una república soviética no comunista, este núcleo de sólidos comunistas estará preparado para coger el estandarte rojo de la revolución y ayudar a que el comunismo triunfe en todo el mundo.”45 En esa oportunidad, aunque Lenin estaba presente, se abstuvo de hacer ningún juicio crítico contra ella.
Durante el XI Congreso del PC(b)R en marzo de 1922, Alexandra Kollontay volvió a plantear la necesidad de fortalecer la democracia dentro del movimiento de la clase obrera aclarando que no perseguía ningún afán fraccionista. Inmediatamente después, en acuerdo con el CC del partido, inició su representación diplomática en el extranjero y abandonó la oposición interna en el partido después de la muerte de Lenin.46
Es de destacar que bajo la táctica de la NEP se venció al hambre sin ayuda de ninguna potencia capitalista. El campesino pagó el impuesto en especie, cesaron los levantamientos campesinos y se otorgó ayuda estatal en semillas y otros insumos. El Estado proletario mantuvo las palancas claves de la economía: la banca, el comercio exterior y la gran industria.
Los últimos escritos de Lenin, de fines de 1922 y comienzos de 1923, orientaron la estrategia general para la construcción socialista, que se plasmó en los años 30 con la colectivización, industrialización y revolución en las costumbres. Stalin, encabezó la lucha, después de la muerte de Lenin, para sacar a Rusia de la NEP y avanzar en el camino socialista. Él sostenía que las medidas adoptadas en abril de 1925, de la que surgieron nuevas contradicciones, significaban concesiones inevitables al campesinado medio, cuyo apoyo político era indispensable. Para ello, impulsó medidas durante 1926/7 para favorecer la actividad organizada de los campesinos pobres y extremó las medidas para impedir que los kulaks (campesinos ricos) ingresaran a la dirección de las cooperativas.
Muchos dirigentes revolucionarios en el ejercicio de la primera experiencia de construcción socialista, cometieron profundos errores teóricos con consecuencias políticas muy negativas como la de suponer que inmediatamente había desaparecido la lucha de clases, entre ellos, la propia Kollontay. En esta misma dirección, a partir de 1936, Stalin sostuvo que en lo fundamental las clases explotadoras habían sido eliminadas y que ya no había fuerzas internas capaces de revertir el triunfo del socialismo, sino únicamente externas. Lo erróneo de esas tesis se evidenció cuando a comienzos de 1937 altos mandos militares apoyándose en fracciones del aparato partidario y estatal, intentaron un golpe de Estado. La situación era muy contradictoria. Los privilegios y las prebendas ocultadas a las masas fortalecían los brotes de burguesía de “nuevo tipo”; por otro lado, Stalin encarnaba, pese a sus errores, los intereses y esperanzas de grandes masas populares y constituía una barrera que no permitía el desborde de los elementos burgueses ni el acceso al control de los resortes decisivos del poder dentro del PC.
En este contexto Alexandra Kollontay mantuvo su relación política con Stalin en el poder hasta su fallecimiento en 1952, un año antes que él. Esta es una etapa de difícil desciframiento histórico por falta de fuentes que revelen el carácter de esa relación.
Los elementos de burguesía de “nuevo tipo” se nutrían en la base económica y en la superestructura política e ideológica, cuyas contradicciones se estaban agudizando. Se estancó la revolucionarización de las relaciones sociales en la producción, en la familia y la cultura, frenando el avance hacia la superación de los antagonismos entre el campo y la ciudad, el trabajo manual e intelectual, y entre los varones y las mujeres. Por ejemplo, se revocó parte de las medidas que garantizaban la plena igualdad de la mujer y su emancipación completa. Fueron penalizados nuevamente la homosexualidad