Los números de la felicidad en dos Perúes. Enrique Vásquez H.

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Los números de la felicidad en dos Perúes - Enrique Vásquez H.

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un médico en zonas rurales es de tan solo el 40,7%, versus el 74,3% en el caso de las zonas urbanas (INEI, 2017e). Las variables que explican la atención son el nivel educativo de la madre, la condición de asegurada de la madre y la infraestructura del distrito (Dammert, 2001). Pero no solo las brechas de salud son de preocupación, también llama la atención la discriminación hacia las personas enfermas, con mayor notoriedad hacia aquellas que tienen tuberculosis, VIH/sida (Bonilla, 2008) o algunas recientemente identificadas como raras. En suma, las brechas de salud afectan siempre más a los más pobres, a los menos educados y a las personas con enfermedades crónicas complejas, en particular. El Estado todavía tiene una deuda social con el Perú de los enfermos y pobres.

      Los Perúes de la educación

      La educación es un derecho de todos, pero no todos acceden a una de buena calidad. Quienes luchan por conseguir un sueldo mínimo vital, o sobrevivir con un ingreso menor que este, solo pueden enviar a sus hijos a un colegio público. Mientras que quienes pueden pagar al menos seis sueldos mínimos vitales mensuales como pensión en colegios bilingües privados obtienen una educación que les permite incluso estudiar en universidades del exterior. Cuando uno mira al Perú de los escolares indígenas, no solo hay un problema de oferta educativa sino de demanda. El 15% de los adolescentes indígenas del Perú no asisten al colegio (porcentaje que se ubica bastante por encima del promedio nacional) y ello se traduce en un nivel alto de atraso escolar, del 67,66% (Vásquez et al., 2009). El drama escolar de los indígenas es preocupante: uno de cada cinco peruanos que pertenece a una minoría étnica no termina la escuela primaria. Estas desventajas de acceso y progreso tienen consecuencias en su inserción futura al mercado laboral y al bienestar (Castro, Yamada, & Asmat, 2012). Maldonado y Ríos (2006) reportan una brecha racial de educación: una persona caucásica tiene alrededor de cinco años más de educación, en promedio, que una persona de origen quechua. De manera similar, la población afroperuana tiene un bajo nivel de logro educativo (MIMP, 2012), con lo cual su probabilidad de salir de la exclusión racial es limitada. ¿Qué se puede esperar en cuanto a logros si todavía el Estado está muy restringido en su oferta? Poco, pues aún la brecha de infraestructura educativa de S/ 63.000 millones entre las zonas urbanas y rurales (Minedu, 2017) aviva dos Perúes inconexos. Por un lado, es posible distinguir entre quienes obtuvieron algún grado de educación y quienes no lograron ninguno. Por otro lado, dentro del grupo de aquellos que sí obtuvieron algún nivel de educación, también se diferencia entre aquellos que gozan de futuros prometedores y quienes no podrán movilizarse socialmente o salir de su situación de privación. Como indica el afamado tema musical, muchos aún podrán cantar «El baile de los que sobran».

      Los Perúes del trabajo

      La Constitución Política del Perú sentencia que todo peruano posee derecho a trabajar libremente conforme a ley. Sin embargo, al observar al mercado laboral, se aprecia que el 72% de los trabajadores labora en condiciones de informalidad, es decir, no goza plenamente de sus derechos laborales fundamentales, como un seguro de salud (Sunafil, 2017). Las diferencias sí importan. Por ejemplo, Galarza y Yamada (2012) encuentran que existe discriminación sexual, racial y por apariencia física en las etapas de reclutamiento del mercado laboral peruano. Incluso el apellido y su origen son factores de discriminación a la hora de la selección de personal. La segregación ocupacional según sexo —«trabajos de hombres» y «trabajos de mujeres»— en el país (Jaramillo, Ñopo, & Díaz, 2007) es otra manifestación del atraso del mercado laboral. Ciertamente, el posicionamiento en un puesto de trabajo particular es dispar, y se explica por el nivel educativo alcanzado: seguir una educación superior universitaria o técnica no genera suficiente rentabilidad en el mercado laboral para compensar el esfuerzo si la calidad de esta es juzgada como mediocre (Yamada, 2007). Lamentablemente, la lengua, la etnia y el nivel educativo diferencian a los peruanos a la hora de acceder a un trabajo decente.

      Los Perúes desde los grupos sociales

      Mirar a los Perúes en sus múltiples aristas sería inacabable, pero merece la pena cerrar esta presentación con tres ángulos que determinan el desarrollo de comunidades o grupos poblacionales. Estos aspectos, que de alguna u otra manera cimientan o dividen en algún momento a las personas y grupos, para bien o para mal, son lo religioso, lo político y lo económico. Cabe mencionar que las aristas religiosas y políticas estructuralmente no alimentan Perúes contrapuestos, antagónicos o de superposición de uno con el otro. Sin embargo, sí existen diferencias que por momentos se han acortado, ignorado o avivado. De ahí que valga la pena examinar con pinzas los rostros políticos y religiosos, pues sus aspectos dependen de las particulares circunstancias en las que se están tomando las fotografías respectivas.

      Los Perúes desde la religión

      Los Perúes desde la política

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