El libro de las 200 tisanas. Jordi Cebrián

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El libro de las 200 tisanas - Jordi Cebrián

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que las plantas herbáceas.

       Una vez seca, se tritura bien y se guarda en un recipiente cerrado.

       Los recipientes clásicos de herbolario habían sido de porcelana o de barro curado. Puede servir también el cristal o la arcilla, y son válidos los de lata.

       Se deben almacenar en espacios alejados de todo foco de humedad, calor y humos, así como del contacto de la luz solar.

       Estos recipientes deben estar totalmente limpios, libres de humedad, antes de depositar en ellos la hierba. Y la planta debe estar perfectamente seca antes de ser depositada en ellos.

       Las plantas suelen conservar su poder terapéutico entre doce y catorce meses; más allá de ese periodo, es fácil que hayan perdido buena parte de su potencial curativo.

       Es preciso etiquetar debidamente estos recipientes con el nombre de la planta guardada, los ingredientes de la fórmula si es una tisana y la fecha en la que fue depositada. De no hacerlo, podemos correr el riesgo de olvidarnos de qué planta se trata, y en tal caso su uso ya no podrá responder a una necesidad terapéutica concreta, sino que será una toma a ciegas.

       Las plantas se pueden congelar, pero antes se deben secar por completo y librarlas de impurezas. No pierden sus principios activos.

       No se recomienda guardar las plantas en la cocina, menos aún en estanterías abiertas, pues al cocinar se genera mucho calor, humedad y profusión de gases y grasas que pueden perjudicar a las plantas. Lo ideal es buscarles un emplazamiento fresco, como la despensa o un cobertizo, donde no les toque el sol.

      Plantas medicinales

       en el balcón

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      NO ES IMPRESCINDIBLE CONTAR EN CASA con un amplio jardín para poder aspirar a tener un minihuerto de plantas medicinales. En el huerto del balcón se pueden combinar plantas medicinales de uso corriente con plantas aromáticas, incluidas especies de florida más o menos espectacular, lo que nos permite contar a un tiempo con una reserva de potenciales remedios herbarios y con un jardín colorista y cautivador.

      A veces, con una pequeña terraza, o un balcón mínimamente amplio, nos las podemos arreglar. Basta con adaptarse a las circunstancias y sacar partido de las posibilidades que nos ofrece el espacio en cuestión. Es preciso informarse bien de qué especies son las más adecuadas para cada tipo de recipiente, sean jardineras grandes, macetas o tiestos colgantes, sobre el tipo de sustrato, la orientación con respecto al sol y al viento, y los ritmos de poda y riego, entre otras cuestiones. Todo ello entraría en un tratado de jardinería, que no es la misión de este libro.

      Sí lo es proponer una selección de plantas, perfectamente asequibles, que podemos atrevernos a cultivar en casa, y que a medio o largo plazo nos pueden proporcionar remedios herbarios de gran utilidad para toda la familia. Algunos ejemplos son:

       Albahaca, Ocimmum basilicum. Labiada. Se suele sembrar en semilleros, pero también directamente en maceta; la época de siembra es entre febrero y abril. Requiere un sustrato rico en humus, profundo y aireado. Posición a media sombra o luz atenuada, protegida del viento. No soporta el frío intenso ni las heladas. Riego moderado, sin encharcar. Aunque las hojas se pueden recolectar durante todo el año, el mejor momento es justo antes de la floración. Se deben cortar con unas tijeras, por encima de la yema. La albahaca se usa como condimento, para elaborar salsas, y las hojas frescas, como remedio casero para ahuyentar los insectos.

       Aloe, Aloe barbadensis. Liliácea. Se planta en macetas grandes o jardineras, para darle espacio a expandirse. Si no se quiere tener más plántulas, se debe ir retirando las que van apareciendo en su entorno. Necesita suelos ricos en materia orgánica, rústicos. Puede ser necesario aportarle abonos orgánicos. Riego moderado, una vez por semana, más intenso en verano, pero sin llegar a encharcar. Aguanta mal el exceso de humedad. Se puede adaptar tanto al sol como a media sombra. En invierno, en lugares fríos, convendrá quizá protegerlo de las heladas. Se reproduce asexualmente con gran facilidad. Se puede empezar a cosechar cuando la planta tiene unos 2 años. Después de arrancar las hojas o partes de ellas, cabe regar un poco para minimizar el estrés. El jugo de la pulpa nos ofrece excelentes remedios para el cuidado de la piel.

       Anís verde, Pimpinella anisum. Umbelífera. Es una planta muy exigente y delicada. Es indispensable que cuente con temperaturas cálidas y sol directo. No tolera, por tanto, temperaturas frías y mucho menos las heladas. Se siembra de semilla en primavera y se recolecta la primavera siguiente.

       Caléndula, Calendula officinalis. Compuesta. Se debe sembrar de semilla, en otoño. Florece durante todo el año si se dan las condiciones. Crece sobre suelos arcillosos, calizos o arenosos, ricos en materia orgánica. Pide una posición a pleno sol. Es exigente con el agua, requiere riegos generosos, y soporta mal la sequía. Se cosechan los capítulos florales, que se usan como ornamento culinario y, sobre todo, como materia prima para remedios dermatológicos, como oleatos, pomadas, linimentos, jabones, champús, etc.

       Capuchina, Tropaeolum majus. Tropaeoláceas. Se puede plantar en maceta, tiestos o jardineras. Se le debe dejar espacio amplio al sembrarla, pues se expande. Se siembra por semilla, cualquier momento del año. Requiere suelos ricos en materia orgánica, ligeros, así como un riego generoso. Una posición a pleno sol o media sombra; la sombra completa inhibe la floración. Florece tras entre la séptima y la décima semana de la siembra. Resiste mal el frío y las heladas, pero mejor la sequía. Se cosechan las sumidades floridas.

       Eneldo, Anethum graveolens. Umbelífera. Requiere terrenos ligeros, mullidos, fértiles y aireados, así como una posición al sol de medio día o media sombra. Riego generoso durante la germinación y en verano. Se siembra por semilla, de febrero a marzo, en siembras escalonadas. Se cosechan los frutos, unas ocho a diez semanas después de la siembra. Resiste mal las heladas y el exceso de humedad.

       Lavanda, Lavandula angustifolia. Labiada. Necesita macetas o tiestos relativamente grandes, resulta ideal para terrazas y patios soleados. Pide tierras ligeras, con materia suelta, arcillosas o calizas, que permita un relativo encharcamiento de agua. El riego debe ser moderado, mejor si es a goteo. Aguanta bien la sequía y también las heladas. Se cosecha en verano, los ramilletes floridos. Se usan como aromatizador natural y para preparar aceites, esencias e infusiones.

       Menta, Mentha x piperita. Labiada. Se siembra en marzo o abril. Necesita humedad, por lo que debe ser regada generosamente, sobre todo en verano, para que el sustrato retenga esta humedad. Pide posiciones a semisombra o sombra predominante. Puede ser necesario proporcionarle abono orgánico, con magnesio y manganeso. Se reproduce por esqueje en primavera y por rizomas en otoño; puede mostrarse invasiva por tener raíces rizomatosas. Podar los brotes nuevos antes de la floración. Se pueden ir cortando las hojas cuando se necesiten, tras lo cual cabe darle un riego.

       Orégano, Origanum vulgare. Labiada. Se puede sembrar de semillas, esqueje o mata. Pide una posición a media sombra. Riego moderado, cada tres días en pleno verano. Resiste mal la sequía. Se cosechan las sumidades floridas a final de primavera o en verano.

       Perejil, Petroselinum crispum. Umbelífera. Se siembra por semilla o por esqueje. Necesita una posición a media sombra y un sustrato rico en materia orgánica, alcalino, húmedo. Puede plantarse en tiesto o maceta pequeña. Riego moderado, pero frecuente, generoso en verano, que mantenga el sustrato humedecido. Se pueden cosechar las hojas en cualquier momento.

       Salvia. Salvia officinalis. Labiada. Se siembra por semilla, por esqueje o división de matas en primavera.

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