La dieta Keto. Josh Axe

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La dieta Keto - Josh Axe Para estar bien

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embargo, obviamente el ayuno no es factible como tratamiento a largo plazo. Así, el doctor Russell Wilder, de la Clínica Mayo, y un grupo de médicos de Harvard comenzaron a experimentar con varias dietas para buscar una forma de reproducir los efectos del ayuno sin que los pacientes dejaran de comer, y llegaron a la misma conclusión: una dieta muy baja en carbohidratos y alta en grasas no sólo creaba el mismo estado biológico que el ayuno, sino que también tenía el mismo efecto benéfico en niños con ataques. (La epilepsia es más común en niños y ancianos que en adolescentes y adultos.) Su conducta y cognición mejoraron igualmente. En otro estudio temprano de más de un millar de niños en el Hospital Johns Hopkins a quienes se les prescribió esta dieta, 52% de ellos alcanzaron una remisión completa de ataques y 27% tuvo una reducción significativa.8

      Yo he conocido casos similares. Cuando un neurólogo recetó una dieta cetogénica a la hija de Eric Alber, Hayleigh, de 10 años de edad, quien padecía ataques incurables debido a un raro trastorno del desarrollo conocido como síndrome de Smith-Magenis, Eric decidió que tanto su hija como él debían probar mi protocolo cetogénico. Antes de que iniciara la dieta, Hayleigh tenía al menos un ataque menor todos los días, y uno mayor cada dos o tres semanas, mientras que sus medicinas no hacían más que agravar el síndrome de fondo.

      “Durante su primer mes a dieta, Hayleigh no tuvo ningún ataque, ni siquiera los menores que antes tenía a diario. Desde entonces ha tenido algunos episodios, pero creo que ocurren cuando no está en cetosis. También su funcionamiento cognitivo ha mejorado. Ahora es más cariñosa, conversadora y jovial, y duerme seis o siete horas seguidas cada noche. Eso era inaudito antes. Esta dieta nos ha ayudado a ambos a sentirnos mejor.”

      De hecho, Eric bajó de 97 a 86 kilos y de la talla 40 de pantalones a la de 34, y sus persistentes llantitas y barriga, de las que nunca había podido librarse, desaparecieron casi por completo. “Hice la dieta por Hayleigh”, dijo, “pero a mí me salvó también.”

      Otros trastornos neurológicos. Un estudio del European Journal of Clinical Nutrition apuntó en datos recientes que sugieren que la dieta cetogénica puede ser útil para tratar numerosos trastornos neurológicos, como dolor de cabeza, lesiones como conmoción cerebral, mal de Parkinson, trastornos del sueño, cáncer de cerebro, autismo y esclerosis múltiple.9 He aquí una muestra de esas promisorias investigaciones:

      ■Según ciertos estudios, esta dieta podría mejorar el funcionamiento cognitivo de pacientes con Alzheimer.10

      ■En pacientes con mal de Parkinson, la severidad de los síntomas decreció 43% después de un mes bajo la dieta cetogénica.11

      ■Estudios de caso reportados en la revista médica Frontiers in Pediatrics establecieron mejores aptitudes de aprendizaje y habilidades sociales en niños autistas que siguieron una dieta cetogénica.12

      A pesar de sus diferentes síntomas, la mayoría de las enfermedades neurológicas comparten una anormalidad de raíz: las células cerebrales de quienes las padecen muestran una deficiente o defectuosa producción de energía. Y es ahí donde mi programa cetogénico puede ser muy provechoso. Las cetonas, el combustible que quemas cuando estás en cetosis, cruzan fácilmente la barrera de sangre en el cerebro y aumentan el número y funcionamiento de las mitocondrias, las “fábricas de energía” de las células cerebrales, especialmente en el hipocampo, región importante para el aprendizaje y la memoria.

      En personas con enfermedades cerebrales relacionadas con la edad, como mal de Alzheimer y demencia senil, síntomas como pérdida de la memoria son causados por la degeneración de las células en el hipocampo. Gracias a que la cetosis ayuda a las mitocondrias a generar más energía, protege a células cerebrales vulnerables de problemas que por lo común acabarían con ellas.

      Además, las cetonas son un combustible más eficiente para el cerebro que la glucosa, ya que proporcionan más energía por unidad de oxígeno utilizada e inhiben la producción de los dañinos radicales libres, electrones desapareados que son un subproducto normal del metabolismo celular pero que pueden perjudicar a las células y su ADN, y son propios del envejecimiento y la degeneración del cerebro. Así, la dieta cetogénica ofrece la esperanza no sólo de reducir síntomas y retardar la progresiva devastación de los trastornos neurológicos, sino también de favorecer el desempeño cognitivo de personas sanas y proteger su cerebro contra el deterioro inducido por la edad.

      ¿QUÉ SON LAS CETONAS?

      La cetosis ocurre cuando el hígado convierte las grasas en ácidos grasos, proceso llamado beta oxidación. Después, el cuerpo convierte esos ácidos grasos en cetonas, que tú puedes quemar como combustible.

      ¿POR QUÉ SON IMPORTANTES LAS CETONAS?

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      Una vez que el nivel de cetonas en la sangre llega a cierto punto, entras formalmente en el estado de cetosis, el cual estimula el metabolismo.

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      Cuando el cuerpo es impulsado por las cetonas en tu circulación, el metabolismo se altera y te convierte en una “máquina quemadora de grasa”.

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      Muchos expertos consideran que quemar cetonas es una forma “más limpia” de producir energía que depender de los carbohidratos y el azúcar. Se ha demostrado que quemar cetonas causa menos daño a las células por oxidación, lo que a su vez les ayuda a crear más energía.

      Cáncer. No sé con certeza cuál fue la causa última de la remisión del segundo brote de cáncer de mi madre, pero mi instinto médico y mi conocimiento de los efectos de la cetosis en la biología de las células cancerosas indican que su dieta cetogénica tuvo mucho que ver con eso. Los estudios sugieren que las dietas cetogénicas pueden matar de hambre a las células cancerosas, y he aquí cómo: aunque las células sanas del cuerpo usan la grasa como combustible, las cancerosas prefieren alimentarse de glucosa. Una dieta alta en carbohidratos, baja en nutrientes, demasiado procesada y causante de inflamación es propicia para las células cancerosas, hace que proliferen y las deja fuera de control. La glucosa es el jugo que el cáncer necesita para sobrevivir y propagarse.

      Desde 1987 los investigadores empezaron a reportar menor peso de tumores y más fuerza y peso en ratones con cáncer de colon sometidos a una dieta cetogénica.13 Estudios animales han demostrado desde entonces que las dietas cetogénicas limitan el crecimiento de tumores y mejoran la supervivencia en diversos tipos de cáncer, como glioma (que afecta al cerebro y la médula espinal), de colon, gástrico y de próstata.14 Al mismo tiempo, hay razones para creer que puesto que te ayuda a bajar de peso y reducir la inflamación —factores ambos del crecimiento y proliferación del cáncer—, una dieta cetogénica puede aminorar tu riesgo de desarrollar cáncer.

      Inflamación. A corto plazo, la inflamación es buena. Es la primera línea de defensa de tu cuerpo contra todo tipo de ofensivas del dolor, desde lesiones hasta infecciones. De hecho, la hinchazón, enrojecimiento y dolor de una respuesta inflamatoria son promotores vitales del proceso curativo.

      No obstante, cuando la inflamación persiste demasiado, se vuelve peligrosa. Cuando las células inflamatorias permanecen en tus vasos sanguíneos, por ejemplo, promueven la acumulación de la nociva placa, la cual eleva el riesgo de infarto y derrame cerebral. La inflamación crónica puede desempeñar también un papel en el mal de Alzheimer, la inflamación de los intestinos, artritis, cáncer, psoriasis, enfermedades pulmonares, depresión y padecimientos

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