Cuaderno de Emaús. Luis de Lezama

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Cuaderno de Emaús - Luis de Lezama

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      No basta la honradez.

      Es necesaria la lealtad.

      La lealtad es algo más profunda.

      La honradez puede no llevar al sacrificio de uno mismo.

      La lealtad llega hasta el heroísmo de renunciar a lo que son tus derechos.

      Es la honradez más común.

      La lealtad, más extraña.

      14

      ENCARNACIÓN

      La Palabra se hizo carne.

      Y habitó entre nosotros.

      Es un nuevo lugar

      en el que todo lo tuyo y todo lo de Dios pueden morar.

      Necesitamos ese lugar común para entendernos.

      15

      DOLOR

      En el corazón de Dios se entra por el dolor,

      pero se acaba en el gozo.

      ¿No tienes dolor,

      sufrimiento que ofrecer a Dios?

      ¡Pues entra!

      Y verás lo que te sucede hasta llegar al gozo…

      16

      AFECTO

      Tenemos una sed insaciable de afecto.

      Eso nos hace vivir demasiado ocupados

      en nosotros mismos.

      17

      LA MUERTE DE UN AMIGO

      Dios se lo lleva

      no como un acto justiciero,

      sino como un acto de amor

      que engendra en nosotros

      la tristeza de los celos.

      18

      NÚCLEO

      El hombre tiene núcleo, como el átomo,

      la célula donde confluye lo humano y lo divino.

      Llegar al núcleo es un camino interior

      que está lleno de obstáculos.

      Pero no es imposible.

      Cuando se trata de separar lo uno de lo otro,

      todo es contradicción inexplicable.

      19

      CÍRCULO

      Para pensar en el estilo de Jesús

      no hay que pensar en pirámide,

      sino en círculo.

      Cambian mucho las cosas si pensamos en círculo

      y no en pirámide.

      Nuestra catequesis nos ha educado para la pirámide.

      Los tiempos nuevos y la Iglesia de Jesús deberán educarnos para el círculo.

      20

      MÍSTICO

      Caminar hacia la sencillez: limitar los movimientos desbordados, las llamadas telefónicas, hacer selección de la «bulla» y los amigos, escribir lo justo y preciso, dejando la ampulosidad de las palabras que así son huecas…

      Hacer de la fantasía el camino que acorta la distancia entre lo humano y lo divino.

      Eso es el trabajo del místico.

      El deseo y lo irreal andan juntos.

      El primero es el jinete que cabalga sobre el segundo,

      que es un caballo peligroso al que hay que domar con inteligencia.

      Si intuyes con claridad lo que debes hacer,

      da el paso a tu soledad.

      No temas adentrarte en la noche.

      Te encontrarás con un compañero de viaje inesperado.

      Los místicos siempre encuentran a Dios en el camino.

      Solo los teólogos lo pierden.

      Cuando pienso en mí,

      tú ya eres otro.

      En el momento que escribo

      ya es mi pasado.

      Y para pensar en mi futuro

      necesito pensar en ti.

      Porque Tú eres el otro,

      mi prójimo.

      Y yo te necesito

      para seguir siendo mi presente.

      Nada soy sin ti.

      21

      NADIE

      Hoy he dicho a nadie que vive en mi casa simplemente que he llegado bien. Necesitaba comunicárselo a alguien después de mi viaje. Pero no tenía más que un simple contestador telefónico en mi casa.

      «He llegado bien», me he dicho a mí mismo desde el teléfono móvil al teléfono fijo para reencontrarme cuando llegue a casa que alguien me ha llamado.

      Nadie no estaba en casa.

      Nadie me deja a veces tan solo, tan vacío, que tengo que encontrar a Dios como sea para encontrarme con alguien. Es un Dios por obligación, es un Dios por recurso a mi soledad. Se alberga dentro de mi ser y me conmueve por su

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