Cuaderno de Emaús. Luis de Lezama
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del amor,
de los sentimientos,
hasta de los cuerpos,
se deja sentir como un hambre especial del alma
en nuestra frágil condición humana.
27
ESTAR EN COMUNIDAD
Cada uno tiene una forma distinta de estar en comunidad.
Si estás desasosegado, violento, estresado en la comunidad, es que no has encontrado tu sitio.
Estar en la comunidad, encontrar tu sitio, es clave para poder dar y recibir, ser eficaz a los otros y disfrutar de tu vida.
Hay que discernir: tener sentido de tu misión y tu presencia dentro de la comunidad.
A partir de ahí sabrás qué decir y qué callar, qué elegir, qué hacer y qué no hacer.
Cuando te sientas abrumado, tu cuerpo está diciendo que estás haciendo cosas que no son asunto tuyo.
Seguro que Dios te pide más que el esfuerzo, pero no te pide lo que está más allá de tu capacidad.
Lo que pasa es que nunca sabemos de lo que somos capaces hasta que lo hacemos.
Es necesario vivir para los demás, pero vivificando a los que te rodean, no mortificándolos. Muchos pastores exigentes deberán concienciarse de esto no exigiendo a los demás más de lo que ellos mismos dan.
Quien no se desarrolla en comunidad no se desarrolla en sí mismo.
De vez en cuando uno tiene que expresarse en poesía, porque el pensamiento va más allá de las palabras. Es como si a las palabras les pusieras música, aunque solo sea de rima libre, sin reglas ni métrica de rima fácil. Así me pasó en el siguiente poema.
28
SI LOS MÍOS SON LOS TUYOS
Si los míos son los tuyos,
Señor, ¡qué mal apaño hemos hecho!
No me encuentro con los tuyos,
no me entiendo.
Son duros,
inflexibles.
Saben demasiado.
No se puede dialogar.
Los encuentro como dioses
cuando tú
te has querido hacer como hombre.
No me entiendo.
Saben de leyes mucho
y yo sé poco,
poco derecho canónico.
Saben de historia
y yo no acierto a comprender
ni siquiera este tiempo nuestro
que me ha tocado vivir.
Si los míos son los tuyos,
¡qué lejos de ti me encuentro!
¿Será posible que estemos
tan distantes tú y yo?
¿Será posible que no nos comprendamos?
¿Será posible que quieras condenarme?
¿Por qué no junto lo humano y lo divino?
29
LA MIRADA
El puente de tu mirada
quedó clavado en la mía.
Y se cruzaron,
se cruzaron amores
que no sabían dónde llegar.
El puente de tu mirada
se cruzó con la mía,
¿adónde nos lleva ese puente?,
¿busca un entendimiento?,
¿compra los afectos o los cambia?,
¿haremos de este modo chantaje al corazón?,
¿y a qué precio?
El puente de tu mirada
llegó desde tu orilla a la mía
y se cruzaron.
Sin fijarse en el cauce del río
que separa nuestras vidas.
El puente de tu mirada,
que cruza el río,
¿se quedará simplemente
en un encuentro fortuito?
30
DE MI SOLEDAD
De mi soledad ando celoso
cuando te miro
y no encuentro las lágrimas en tus ojos.
Pienso si no me merezco ser recordado
por lo mucho que te quise
y aún te quiero.
Me fui al retiro
voluntario
buscando ser coherente conmigo mismo.
Me separé de ti por no romper
ese cristal inmaculado de mi signo:
mi voto voluntario;
quise ser obediente,
aunque cabizbajo
obedecí a mis deseos
de ser casto,