Conflicto armado en Siria. Janiel Melamed Visbal

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Conflicto armado en Siria - Janiel Melamed Visbal страница 5

Автор:
Серия:
Издательство:
Conflicto armado en Siria - Janiel Melamed Visbal

Скачать книгу

Pablo Moloeznik

      Guadalajara, Jalisco, México, 23 de enero de 2020. Profesor-Investigador de la Universidad de Guadalajara e Investigador Nacional CONACYT (México) - 2017 William J. Perry Award for Excellence in Security and Defense Education, National Defense University, Washington, D.C.

       INTRODUCCIÓN

       La guerra no es más que un duelo en una escala más amplia. [...] Podríamos representarla como dos luchadores, cada uno de los cuales trata de imponer al otro su voluntad por medio de la fuerza física; su propósito siguiente es abatir al adversario e incapacitarlo para que no pueda proseguir con su resistencia.

      Karl Von Clausewitz

      El 17 de diciembre de 2010 seguramente inició como cualquier otro día ordinario para Mohamed Bouazizi, un joven árabe que se encontraba desempleado en Túnez, su país natal. Por la necesidad imperante de subsistir se había dedicado a vender frutas y verduras de forma informal y ambulante en la pequeña y céntrica ciudad de Sidi Bouzid. Presuntamente, inspectores locales confiscaron las pertenencias del joven Bouazizi aduciendo que adolecía de permiso legal para continuar la venta de sus productos, y de repente algo que podría haber sido un simple procedimiento rutinario pasó a la historia como un hecho catalizador que, con diversos niveles de intensidad, propició una sorpresiva reconfiguración del norte de África, Medio Oriente1 y el golfo Pérsico.

      Ese día, Mohamed Bouazizi, ante la incapacidad de pagar las coimas exigidas, sufriría una compleja sucesión de acciones frustrantes en su contra. Fue públicamente humillado y golpeado por la autoridad; posteriormente se dirigió a la oficina del gobernador para interponer un reclamo que no fue escuchado por nadie, siendo ignorado ante la absoluta indiferencia de quienes se supone deben velar por el bienestar de los ciudadanos. Estas circunstancias aumentaron su nivel de rabia y lo motivaron a llevar a cabo una protesta tanto desesperada como inusual. Mohamed Bouazizi se prendió fuego a las afueras de aquella misma oficina gubernamental que representaba todo su odio, toda su frustración y toda la injusticia que había tenido que soportar.

      Este acontecimiento despertaría un inesperado sentimiento de protesta social que movilizaría a miles de tunecinos, que tal vez se compadecieron con Bouazizi y proyectaron en su experiencia sus propios sentimientos de ira y frustración. Estos manifestantes, exigían mayores libertades civiles y políticas, así como efectivas garantías por parte del Gobierno hacia sus ciudadanos. Rápidamente, las protestas se trasladaron hasta la capital de Túnez y terminaron por derrocar el gobierno autoritario de Zine al-Abidine Ben Ali, después de estar de manera ininterrumpida en el poder desde 1987.

      La caída del exmilitar, hombre fuerte y autoritario líder de Túnez, se consolidó como un elemento de transformación significativo y desencadenó una masiva ola de protestas sociales a lo largo de otros espacios de opresión e inequidad en la región, exigiendo también mayores niveles de libertad y participación política de la ciudadanía en países circundantes. Este contexto tuvo enormes repercusiones. Por una parte, condicionó la competencia por la hegemonía entre diversos actores antagónicos a nivel regional. Así mismo, elevó el nivel de tensiones entre potencias con agendas de poder a nivel global. Finalmente, también potencializó a movimientos islamistas que promueven la violencia y el extremismo religioso con el propósito de borrar fronteras y restaurar órdenes medievales.

      Por ende, algunas de las consecuencias de inestabilidad política más determinantes de este escenario de manifestaciones populares y juego geopolítico se pueden identificar en la eventual caída de dictadores como Muamar Gadafi en Libia, Hosni Mubarak en Egipto (norte de África) y Ali Abdulá Saleh en Yemen (península arábiga). Adicionalmente, es necesario destacar cómo la propagación de este escenario de exaltación política también determinó otros focos de inestabilidad, frente a los cuales diversas fuerzas intentaron promover sus propios procesos de transición.

      Es necesario mencionar que desde distintos medios académicos, noticiosos y de análisis internacional bautizaron estas protestas con el apelativo de la Primavera Árabe2. Con el tiempo esta referencia, si bien se ha hecho corriente, a partir de la metáfora de despertar social producto de aspiraciones de transición hacia mayores libertades sociales y garantías políticas y democráticas, no ha estado exenta a críticas. Fundamentalmente, algunos sectores consideran que esta expresión no es acertada, pues simplifica las actuaciones y aspiraciones de estas movilizaciones populares en términos homogéneos y de corta duración, y por ello sugieren denominaciones alternativas como revueltas de ciudadanos árabes o protestas populares (Khouri, 2011).

      Como la idea de este trabajo de investigación no es desarrollar un análisis teórico-conceptual de la expresión en sí misma, a lo largo de este texto se utilizará la expresión Primavera Árabe, debido a la connotada familiaridad del término en diversas audiencias y a sabiendas de que existen otras denominaciones para describir el conjunto de protestas y revoluciones evidenciadas en el marco temporal que abarca desde diciembre de 2010 hasta junio de 2011 en países del norte de África, Medio Oriente y el golfo Pérsico (Revilla y Hovanyi, 2013).

      Es precisamente en este contexto temporal cuando en marzo de 2011, un grupo de jóvenes en la ciudad siria de Daraa fueron arrestados por pintar grafitis con consignas en contra del gobierno del presidente Bashar al-Assad. Este episodio en particular sumaría una tensión determinante a la ya evidenciada a partir de manifestaciones populares contra del Gobierno sirio y llevaría a un punto de no retorno la poca tolerancia del régimen de al-Assad a la crítica y la movilización ciudadana. Frente al temor de correr la misma suerte de otros dictadores en la región, el Gobierno sirio implementó una desproporcionada y brutal respuesta de represión armada en contra de las revueltas populares que exigían mayores libertades políticas y civiles y reclamaban la excarcelación de los jóvenes.

      Los manifestantes, victimas de semejante represión, muy pronto empezaron a responder contra la violencia estatal. Con el paso del tiempo y la confluencia de múltiples actores se dio inicio a un cruento conflicto armado interno que, dado el posicionamiento estratégico de Siria, rápidamente generó un desbordado nivel de violencia y barbarie con profundas implicaciones geopolíticas en la región. En el desarrollo de todos estos acontecimientos se puede observar que los resultados evidenciados en las aspiraciones y reclamaciones de los distintos pueblos inmersos en la Primavera Árabe han sido ambivalentes y desiguales.

      Por un lado, tenemos en la región a un importante número de líderes que al igual que Ben Ali debieron abandonar el poder tras un periodo de protestas relativamente corto, como ocurrió con Mubarak en Egipto. En otros casos, la salida del poder de otros líderes de la zona estuvo antecedida de importantes y prolongados escalamientos bélicos, como ocurrió en Libia con Muamar Gadafi. Sin embargo, en este contexto Siria se presenta como un caso sui generis, donde ni las hostilidades propias de una guerra campante de varios años ni el involucramiento de diversos actores internacionales han resultado elementos determinantes para derrotar al régimen y concretar la salida del poder de Bashar al-Assad.

      Esta dinámica resulta paradójica y absolutamente inesperada, pues mientras la llamada Primavera Árabe supuso la salida del poder de emblemáticos líderes de la región, muchos analistas coincidieron en que en Siria se presentaría un contexto similar que finalmente sacaría del poder a la dinastía al-Assad tras más de cuatro décadas de gobierno autoritario. Sin embargo, con el transcurrir de casi una década de conflicto armado interno, ha ocurrido todo lo contrario. El régimen, aunque por momentos debilitado, aún se mantiene, y en el cruento proceso bélico desarrollado se ha evidenciado un dramático ciclo de violencia con grandes repercusiones a nivel humanitario, ocasionando cientos de miles de muertos y millones de víctimas.

      En

Скачать книгу