Marlon Brando tenía un bulldog. Juan José Arjona Muñoz

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Marlon Brando tenía un bulldog - Juan José Arjona Muñoz Cine

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viendo como personaje, sino como actor, porque estás pretendiendo que te dé lo que imaginaste que te daría cuando preparabas la escena. Estás en tu cabeza y no presente en lo que está sucediendo. Si lo vieras como personaje, no le dirías nada, simplemente reaccionarías a lo que sea que te hagan o digan, tal como haces en tu propia vida. Además, dirigir a los actores es el trabajo del director. Tú deberías centrarte en “dirigirte” a ti mismo con el fin de conseguir realizar un gran trabajo.

      Ejercicio:

      ¿Qué es lo que provoca que, al pensar en la película El silencio de los corderos, del primer personaje que nos acordemos sea el de Hannibal Lecter, siendo este un personaje secundario?

      Te recomiendo que veas la presentación del personaje o la película completa antes de seguir leyendo y saques tus conclusiones.

      Recuerda el dicho: “La primera impresión es la que cuenta”. O al menos la que más cuenta, diría yo. Por este motivo te recomiendo que empieces a fijarte en la forma en que nos presentan a los personajes.

      Espero que hayas realizado el ejercicio y sacado tus propias conclusiones. A continuación, te expongo las mías:

      Antes de que se mencione a Hannibal Lecter, vemos las instalaciones del cuartel central del FBI, mientras acompañamos a la joven estudiante a agente del FBI Clarice Starling. Clarice llega al departamento de Ciencias del comportamiento y espera a Jack Crawford en su oficina. En la pared vemos unas fotos de mujeres muertas, a las que les faltan trozos de piel; de la parte frontal del torso, de un brazo y de la espalda. Y un recorte de periódico: «Bill despelleja a su quinta víctima».

      Aparece Crawford, jefe del departamento de perfiles psicológicos del FBI, y le dice a Clarice que ha surgido un trabajo para ella. En realidad, no es un trabajo, sino un encargo interesante. Crawford nos introduce en el currículo de Clarice —nos la presenta—, una joven muy bien preparada, y que, cuando termine su formación, quisiera trabajar en su departamento de Ciencias del comportamiento. Crawford entra en materia, le dice a Clarice que «están entrevistando a todos los asesinos múltiples que tienen encerrados, para trazar un perfil psicológico que sería de gran ayuda para los casos sin resolver. La mayoría de los asesinos acceden a hablar con ellos».

      CRAWFORD

      ¿Se asusta fácilmente, Starling?

      CLARICE

      Aún no, señor.

      CRAWFORD

      Pero el que más nos interesa se niega a cooperar.

      CLARICE

      ¿Quién es el paciente?

      CRAWFORD

      El psiquiatra Hannibal Lecter.

      CLARICE

      Hannibal el Caníbal.

      Es decir, que come humanos y que por esto tiene cierta fama, que hace que Clarice sepa de quién se trata. Crawford le dice que «no espera que colabore con ella, pero que quiere intentarlo. Si no coopera, quiere que le haga un informe: ¿Qué aspecto tiene? ¿Cómo es su celda? Si dibuja, ¿qué dibuja?».

      Clarice le cuestiona por la urgencia: «Lecter lleva mucho tiempo en prisión. ¿Existe alguna conexión entre él y Búfalo Bill?» —el del recorte del periódico relacionado con las fotos de las mujeres—.

      CRAWFORD

      Ojalá la hubiera... Póngame mucha atención, Starling. Tenga mucho cuidado con Hannibal Lecter. El doctor Chilton repasará con usted todos los procedimientos de seguridad. No los incumpla bajo ningún concepto. Y no le cuente nada personal. Créame, no debe permitir que Hannibal Lecter entre en su mente. Haga su trabajo, pero no se olvide jamás de lo que ese hombre es.

      CLARICE

      ¿Y qué es?

      De ahí llegamos al despacho del doctor Chilton, jefe del Psiquiátrico de Baltimore donde está encerrado Hannibal Lecter.

      DR. CHILTON

      Es un monstruo, un verdadero psicópata... Es tan difícil capturar uno vivo. Desde el punto de vista de la investigación, Lecter es nuestro activo más preciado.

      Chilton nos hace ver que Clarice es atractiva al invitarla a salir. Clarice lo rechaza y Chilton continúa.

      DR. CHILTON

      Por supuesto que hemos intentado estudiarlo, pero es demasiado sofisticado para las pruebas estándar... Nos odia, cree que soy su némesis... Crawford es muy inteligente por usarte a ti.

      CLARICE

      ¿Qué quiere decir?

      DR. CHILTON

      Una jovencita guapa para excitarlo... Creo que Lecter no ha visto una mujer en ocho años. Y tú eres justo de su gusto, por así decirlo.

      Recuerda que ya nos dijeron su mote, Hannibal Caníbal.

      Todo esto sucede en el despacho del doctor Chilton y mientras caminan por el interior del psiquiátrico, atravesando puertas de seguridad y bajan escaleras hasta lo que parece ser el lugar más recóndito del psiquiátrico. El doctor Chilton le avisa de que debe cumplir las reglas de comportamiento en todo momento.

      DR. CHILTON

      No toque el cristal ni se acerque. No le entregue nada, salvo papel. Ni lápices ni bolígrafos. Los papeles sin grapas ni clips. Si intenta darle algo, no lo acepte... Le mostraré por qué insistimos en tomar precauciones. Un día se quejó de dolor en el pecho y lo llevaron a la enfermería. Lo desataron para hacerle un electro. Cuando la enfermera se le acercó, le hizo esto.

      (le muestra una fotografía)

      Los médicos pudieron recomponerle la mandíbula y salvarle un ojo. El pulso de Lecter no pasó de ochenta y cinco, ni cuando le devoró la lengua.

      Todos estos son datos que encontraríamos en el guion referidos a lo que otros personajes dicen sobre tu personaje —de lo que trataremos más adelante—.

      Clarice prefiere que Chilton no le acompañe a la entrevista con Lecter. Chilton la deja con un enfermero, en una sala de seguridad que cierra el paso al corredor de celdas donde se encuentra Hannibal Lecter. En la sala vemos a otro enfermero y a un policía en una especie de armería —no habíamos visto algo similar al recorrer el psiquiátrico, lo que nos provoca cierta alarma—. El enfermero recuerda a Clarice que no toque el cristal. Abre la última puerta, que da al corredor con celdas a la izquierda, y le dice que Lecter está en la última celda y que ha puesto una silla para ella. Que camine por el lado derecho del corredor, que lo hará bien y que la estará vigilando.

      Clarice entra y la puerta se cierra tras ella. Camina por el corredor y escuchamos «Hola» al acercarse a la primera celda, pequeña y oscura, y descubrimos a su inquilino, un hombre de unos sesenta años, apoyado en los barrotes de la celda y que sonríe, de forma un tanto inquietante, mientras observa a Clarice. Vemos la silla que espera a Clarice al final del corredor —expectación—. Clarice continúa y pasa junto a la segunda celda, pequeña y oscura; un lavabo, un espejo que apenas se aprecia, un sanitario y una mesa. Y descubrimos a su inquilino, un hombre de unos sesenta años, sentado en la penumbra, cabizbajo y completamente

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