Marlon Brando tenía un bulldog. Juan José Arjona Muñoz

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Marlon Brando tenía un bulldog - Juan José Arjona Muñoz Cine

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o a su formación.

      Pero ¿qué era lo que provocaba que algunas de sus creaciones se convirtieran en personajes inolvidables que impulsaban sus carreras profesionales? Tras analizar esos personajes llegamos a la conclusión de que habían encontrado un resorte, un punto de apoyo, un pequeño gran detalle que transformaba su creación, “impulsándola” de forma que permanecía en nuestra memoria, convirtiéndose en un personaje inolvidable y en una inspiración para todos los que amamos esta profesión.

      Son muchas y variadas las razones que encontramos de estos pequeños grandes detalles, pero de alguna forma se descubre que todo estaba conectado.

      Todo surgía de un entendimiento profundo del guion y de su personaje

      Te propongo un ejercicio. Selecciona una película que aún no hayas visto de un actor o actriz que admires. Consigue el guion, léelo y selecciona una escena, preferiblemente una en la que el personaje tenga un texto suficientemente largo y que no necesite réplica. Trabaja la escena como trabajes normalmente, y grábate. Ahora es el momento de ver la película y observar la escena que seleccionaste. Observa con atención al personaje creado por el actor que admiras. Ahora contempla la escena que tú interpretaste. No se trata de compararte, sino de observar la profundidad y sutileza de los trabajos que ambos habéis creado.

      Sería interesante que repitieras el ejercicio, con una escena diferente, una vez hayas leído este libro.

      Si hay diferencia, habrás encontrado una forma de trabajar que te acercará a tu deseo de ser un gran actor, como esos que admiras.

      Cierto día vi una película en la televisión, La felicidad nunca viene sola (James Huth, 2012). Se trata de una comedia romántica francesa, sin pretensiones, pero que me conmovió, me había “enamorado”—incluso me inspiró para escribir un guion—. La actriz era Sophie Marceau. Sabía que ya la había visto en varias películas. Busqué su filmografía y, efectivamente, actuó junto a Mel Gibson en Braveheart (Mel Gibson, 1995) —Oscar a la mejor película y al mejor director— y en la película de James Bond, protagonizada por Pierce Brosnan, The world is not enough (Michael Apted, 1999), por mencionar algunas.

      ¿Qué había provocado que ahora me enamorara, si ya la había visto antes y me había pasado “desapercibida”? Seguía siendo la misma actriz, muy atractiva. Pero ahora, con cuarenta y cinco años, seguramente no sería tan atractiva como con treinta. Nos pasa a todos. En fin, que este “amor” no podía surgir de su apariencia, sino de otra cosa, de su personaje. Había creado un personaje que enamoraba, y esa era exactamente la idea que barruntaba en mi interior.

      Reflexionando sobre el asunto, una segunda película me confirmó que iba por el camino correcto. Se trataba de La mujer maravilla (Patty Jenkins, 2017), y la actriz en cuestión, Gal Gadot. Otra vez consiguió enamorarme. De nuevo, intuía que ya la había visto antes. Busqué su filmografía y la localicé en varias de la saga Fast and Furious y en Criminal (Ariel Vromen, 2016) junto a Kevin Costner. Una mujer de gran belleza, pero que no había conseguido provocar en mí esa emoción hasta que vi La mujer maravilla. De hecho, ninguna otra de la saga Fast and Furious o de La liga de la justicia me han conmovido de la misma manera. Quedaba confirmado: no me enamoraba de la belleza de la actriz, sino de cierto personaje que habían creado en una determinada historia.

      Entonces recordé haberlo experimentado antes. Con cinco o seis años vi una película sobre un explorador que llegaba a una isla hawaiana... En fin, no he vuelto a ver la película, ni siquiera recuerdo el título, pero no he podido olvidar la emoción que me produjo.

      Este es el poder de nuestra profesión, tocar el corazón del espectador

      Fui entonces consciente de que una serie de personajes, como el Vito Corleone de Marlon Brando, el Hannibal Lecter de Anthony Hopkins y el Reinaldo Arenas de Javier Bardem, que eran un referente para mí desde mis inicios como actor, también me habían enamorado, de una forma diferente, quizás porque se trataba de personajes masculinos. Descubrí que eso, los personajes que enamoran, debía ser la meta hacía la que enfocar mi carrera, tanto como actor, director y escritor, como en mi labor docente.

      Entonces, la pregunta que debemos hacernos es, ¿qué provoca que ciertos personajes enamoren?

      Si la expresión “personajes que enamoran” te produce rechazo, aunque como artista deberías estar libre de ese tipo de prejuicios, cámbiala por “personajes inolvidables”, que para el caso viene a ser lo mismo. No obstante, existen personajes que se hacen inolvidables porque son un verdadero desastre.

      En los ejemplos anteriores he citado a personajes protagonistas de la historia —Reinaldo Arenas, La Mujer Maravilla—, oponentes principales —Charlotte Posche en La felicidad nunca viene sola— y aliados —Vito Corleone y Hannibal Lecter—. Es decir, cualquier personaje puede estar construido de forma que permanezca en nuestra memoria, que enamore o fascine. Ahora bien, generalmente será del protagonista de la historia del que nos enamoraremos. Esto es así porque vemos la historia a través de sus ojos, y será el personaje más y mejor desarrollado.

      Los guiones deben diseñarse para conseguir que el espectador se enamore del protagonista, para que sufra en sus carnes el destino del mismo, para que deseemos que logre su deseo y tenga una vida mejor. Aunque en ocasiones el personaje más fascinante puede no ser el protagonista, o que el guion no consiga que te enamores de ningún personaje, que es lo más común.

      Es necesario puntualizar que, por lo mismo que el guion está diseñado para que veamos la historia a través de los ojos del protagonista, las historias románticas se diseñan para mostrar al personaje del que el protagonista se enamora como a un personaje que enamora. Es decir, si el protagonista se enamora de cierto personaje, el espectador también debería hacerlo. Además, debes entender que el mundo de la historia —del que trataremos más adelante— crea un universo particular, con unas reglas definidas, que hace que el espectador las dé por buenas, por válidas. Si el espectador da por bueno que los personajes pueden volar gracias a los polvos mágicos de Campanilla —Peter Pan—, también dará por válido que cierto personaje enamore a todos los personajes con los que se cruce. En consecuencia, los espectadores también se enamorarán de dicho personaje. Claro, siempre que se trate de un buen guion, y la historia y el personaje estén bien construidos. Pero no me refiero exactamente a estos casos con personajes que enamoran, que también. Me refiero a los personajes que como actores, directores o escritores nos enamoran, nos fascinan y permanecen en nuestra memoria.

      No hay una respuesta sencilla a la pregunta de ¿qué es lo que provoca que un personaje enamore? Un guion es una gran maquinaria en la que cada pieza cumple una función que complementa y da sentido al resto. Por este motivo son muchas las circunstancias diferentes que encontraremos. A veces son ciertas cualidades de la personalidad de un personaje, a veces es su motivación por conseguir algo, a veces son los grandes retos que el personaje debe superar. A veces se trata de que el personaje sea capaz del sacrificio por otros o por un fin mayor. A veces se trata de quién no es el personaje en comparación con los otros personajes del mundo de la historia o del submundo de ese personaje. A veces tiene que ver con el arco del personaje. Y generalmente tiene que ver con todo lo anterior y con mucho más, que desarrollaremos a lo largo de este libro.

      Por ahora baste decir que siempre tiene que ver con la historia que cuenta el guion, con la forma en que el actor creó y dio vida a su personaje, con la forma en que el director creó su obra, y con el resto de personajes que crearon el resto de actores.

      Recuerda que comentamos que un guion es una gran maquinaria en la que cada pieza cumple una función que complementa y da sentido al resto: pues de la misma forma sucede con una obra, película o serie. Comento esto porque es común encontrar actores que intentan ‘perjudicar’ el trabajo de otros

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