Repensar la antropología mexicana del siglo XXI. Pablo Castro Domingo

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Repensar la antropología mexicana del siglo XXI - Pablo Castro Domingo Biblioteca de Alteridades

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en México desde fines del siglo pasado —y que por su importancia ha adquirido una visibilidad creciente en los últimos años—, la manera en que se enfoca es novedosa y da cuenta de una realidad poco explorada: las redes afectivas y solidarias que posibilitan la sobrevivencia de los migrantes en la frontera sur de nuestro país. A partir de un trabajo de campo profundo, el capítulo se organiza en tres partes: en la primera parte se presenta una discusión teórica en torno a dos conceptos centrales para la antropología: el de resistencia y el de dominación. Estas propuestas teóricas son las que servirán de marco para interpretar las prácticas de resistencia de la comunidad en tránsito por el municipio de Tenosique, en la frontera entre México y Guatemala. En la segunda parte se explica el surgimiento de la casa albergue La 72 y su forma de organización, para arribar en el análisis de algunas estrategias de interpelación al ejercicio del poder que ha implementado la comunidad LGBTTTI que reside en La 72.

      Con este trabajo se completa la idea que permea esta parte del libro: las formas de construir resistencias en distintas dimensiones y en el caso de los tres primeros capítulos, el proceso de empoderamiento étnico de las últimas décadas. Todo ello permeado por las constantes tensiones entre las miradas y propuestas hegemónicas, frente a las transformaciones de grupos alternos que emergen en el siglo XXI y exigen visibilidad y derechos.

      La tercera sección presenta cinco trabajos que exploran temas relativamente nuevos, con enfoques que buscan abrir perspectivas que dan cuenta de problemas que enfrenta la antropología ante los nuevos retos del siglo XXI: los nuevos modelos de la urbanización, la construcción de la identidad y la memoria, el poder y la violencia. Si bien en sí mismos no son temas “nuevos” en el sentido estricto del término pues de una u otra manera ya se han analizado desde la antropología, hoy representan escenarios cuyas transformaciones implican retos teóricos y metodológicos importantes para nuestra disciplina.

      El tema urbano ha sido trabajado desde mediados del siglo XX como un fenómeno entonces emergente, que con el paso del tiempo se convirtió en una realidad totalizadora en donde frente al embate del modelo neoliberal de urbanización surge la necesidad de comprender los procesos urbanos locales. De allí la importancia de contar con una reflexión como la que propone Angela Giglia en torno al concep to de lugar antropológico, propuesto no sólo como el lugar local desde donde hacemos antropología, sino como un concepto en donde entran en juego el territorio, el espacio, los sujetos y los significados culturales. Desde ese marco, se discuten los diferentes enfoques sobre el concepto —particularmente retomando el caso de la Ciudad de México— para arribar en una propuesta original en torno a lo que la autora denomina lugar testigo.

      Por su parte, Antonio Zirión analizará la cuestión indígena desde la perspectiva del cine. Nos invita a un viaje histórico con 12 paradas, cada una de ellas como marcajes en la etnicidad en México expresada en la producción cinematográfica. Doce modos particulares de observar el mundo indígena. Cada uno de estos momentos es pensado como puntos de inflexión entre diversos paradigmas y como formas específicas de construir y deconstruir estereotipos del ser indio en nuestro país. Si bien el análisis de lo étnico es un tema recurrente en nuestra disciplina, su articulación con un medio como el cine nos permite analizar desde una dimensión diferente la construcción ideológica del otro.

      Hay fenómenos intrínsecos del quehacer antropológico sobre los cuales pocas veces se reflexiona, dejándolos como una evidencia ideológica más. Tal es el caso de la memoria que forma parte central de nuestro trabajo, ya que de muchas maneras los antropólogos sociales trabajamos con la memoria del otro como materia prima para la construcción del dato empírico. Pero la memoria no es sólo materia prima, es parte del proceso identitario y base de la propia cultura. De allí que sea un concepto base que requiere de ser revisado y delimita do. Ro cío Ruiz Lagier explora la memoria como un elemento fundamen tal para las ciencias sociales y particularmente para la antropología, mos trándonos el proceso donde se pasó de reflexionar sobre la memoria en la antropología, a hacer antropología de la memoria.

      José Antonio Melville nos acerca al tema del poder a partir de una idea sugerente: la importancia de ver “hacia arriba”. Acostumbrados a mirar a los grupos alternos de la sociedad, “hacia abajo”, poco se ha analizado la construcción de los grupos hegemónicos, quedándonos con la mitad de la historia, o cuando menos con una versión parcial de una realidad que requiere del entendimiento de todas las posiciones para un mejor entendimiento de los sistemas sociopolíticos. Dos conceptos resultan clave en su análisis sobre el poder: el de demo-cracia y el de las élites económicas, políticas o sociales.

      Cerramos el libro con un tema de vital importancia en el México contemporáneo: la violencia. Margarita Zárate lo pone en escena a partir de un caso emblemático que ha llenado de horror y preocupación a los habitantes del país: el caso de Veracruz. Si bien no es, desgraciadamente, el único caso emblemático, si se constituye como un escenario particularmente importante para reflexionar sobre su significado en el quehacer antropológico y en la construcción de la vida social misma. La autora busca identificar y circunscribir algunas manifestaciones de violencia que encierran una amenazan fundamental: su normalización. Para ello se hace indispensable desmenuzar los distintos tipos de violencia o violencias no sólo a partir de una reflexión conceptual, sino a partir del acercamiento a través de testimonios de conciudadanos expresados en los diversos medios, en la bi bliografía y en las propias observaciones.

      La antropología mexicana termina el siglo XX e inicia el XXI en medio de grandes transformaciones sociales y cuestionamientos propios. Dos procesos considero que la han modificado: la diversidad en sus objetos de estudio y la capacidad teórica y reflexiva que ha gene-rado en las últimas décadas. Los trabajos aquí presentados dan muestra de ello.

      BIBLIOGRAFÍA

      Guber, Rosana (coordinadora general) (2018) Trabajo de campo en América Latina, Buenos Aires, SB Editorial, Serie Antropología Sociocultural.

      Krotz, Esteban (1993) “La producción de las antropologías en el Sur: características, perspectivas, interrogantes”, en Alteridades, vol. 3, núm. 6, México, Departamento de Antropología de la Univer sidad Autónoma Metropolitana, pp. 5-11.

      Malinowski, Bronislaw (1976) Los argonautas del Pacífico Occidental, Barcelona, Península.

      Morin, Edgar (2010) El método, vol. 3, El conocimiento del conocimiento, Madrid, Cátedra.

      Nota

I. PRÁCTICAS DE LA ANTROPOLOGÍA

      ¿Quiénes son los nuevos antropólogos mexicanos?

      ¿Qué sabemos de los nuevos antropólogos1 mexicanos? ¿Qué características tienen las nuevas generaciones de profesionistas en este campo? ¿Cuántos son? ¿En qué trabajan? ¿Cuáles son sus condiciones laborales? Sabemos muy poco acerca de ellas y ellos. Tenemos más información sobre los antropólogos que se formaron hace más de medio siglo, porque eran muy pocos y algunos de ellos son muy conocidos. En los 18 años transcurridos entre 1950 y 1967 sólo se titularon en México 42 antropólogos, 29 de ellos de licenciatura y 13 de maestría, todos en la Ciudad de México.2 Basta mencionar los nom bres de algunos para darse una idea de quiénes eran: Ángel Palerm, Ricardo Pozas Arciniega, Rodolfo Stavenhagen, Guillermo Bonfil, Margarita Nolasco, Mercedes Olivera, Andrés Medina, Salomón Nahmad, Enrique Valencia, Luz María Martínez Montiel y

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