Descomposición vital. Kristina M Lyons

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Descomposición vital - Kristina M Lyons Ciencias Humanas

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1.5. Camino de herradura en el Putumayo

       Figura 2.1. Muestras de suelo secándose en el Laboratorio Nacional de Suelos del IGAC. Bogotá, mayo de 2009

       Figura 2.2. Afiche de la campaña del Año de los Suelos, “El futuro está en nuestras manos”

       Figura 2.3. Semillas de arroz inoculadas y suelos en el invernadero del Laboratorio de Microbiología Agrícola del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, noviembre de 2009

       Figura 2.4. Muestra de suelo bajo un microscopio petrográfico

       Figura 3.1. Capa de hojarasca en el Putumayo

       Figura 3.2. Ilustración de los suelos “seniles” amazónicos en Suelos para niños (IGAC 2008, 107)

       Figura 3.3. Tarjeta postal de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional distribuida en el Putumayo durante la campaña “Volvamos a la Vida” de 2009

       Figura 3.4. “Matar por motivos religiosos es salvaje. Lo civilizado es matar por motivos económicos”

       Figura 3.5. Tropas guerrilleras de los frentes 32, 48 y 49 del Bloque Sur de las FARC-EP desplazándose a la zona transicional La Carmelita, Putumayo, para desmovilizarse en febrero de 2017

       Figura 3.6. Cosecha de tubérculos en la Media Bota Caucana, agosto de 2010

       Figura 3.7. Ilustración de un perfil de suelos estándar (Wolfe 2001, 9)

       Figura 3.8. Prueba Hellige-Truog de reacción de suelos (pH) llevada a cabo por Óscar en el levantamiento de suelos de Fusagasugá, agosto de 2009

       Figura 3.9. Clasificación de muestras de suelo al llegar al Laboratorio Nacional de Suelos. Bogotá, noviembre de 2009

       Figura 4.1. Mística dirigida por Antonio. San Lorenzo, Nariño

       Figura 4.2. La mano de don Nelso sosteniendo semillas de fríjol en el proceso de limpieza

       Figura 4.3. Don Álvaro explica las filosofías de vida del experimento de agroforestería sucesional de su familia. Puerto Caicedo, Putumayo

       Figura 4.4. Sachaínche en maduración, también conocido popularmente como maní estrella. Puerto Caicedo, Putumayo

       Figura 4.5. Trigo amazónico. Este grano se utiliza para remplazar el concentrado comercial para la alimentación de las gallinas criollas

       Figura 4.6. Doña María Elva conversa conmigo sobre las prácticas de almacenamiento y cultivo de semillas amazónicas. Mocoa, Putumayo, enero de 2013

       Figura 4.7. Clasificación de semillas con Nelso y María Elva. Contamos 30 variedades de fríjoles en su huerta integral amazónica. Mocoa, Putumayo, diciembre de 2010

       Figura 4.8. Vivir en medio del rastrojo. Mocoa, Putumayo

       Figura 5.1. Diagrama de cómo construir una huerta siguiendo la luz del sol, de tal forma que ninguna planta le quite la luz a las otras (Clínica Ambiental 2009, 1)

       Figura 5.2. Granadilla de monte en la huerta de enredaderas, marzo de 2011

       Figura 5.3. Larvas de gusanos mascando una hoja de granadilla en la huerta de enredaderas de Heraldo. Mocoa, Putumayo, marzo de 2011

       Figura 5.4. Papa aérea, también conocida como ñame volador, en la huerta de enredaderas, marzo de 2011

       Figura 5.5. Dibujo de Heraldo de la huerta de enredaderas

       Figura 5.6. Tostando sachaínche en un foro de Socivil. Mocoa, Putumayo

       Figura 5.7. Aprendiendo técnicas de compostaje en la Clínica Ambiental de Sucumbíos, Ecuador, octubre de 2010

       Figura 5.8. Diversas frutas y verduras amazónicas. Mocoa, Putumayo, enero de 2014

       Figura 5.9. Diseño del Murciélago Humano hecho por Heraldo (Vallejo 1993a)

       Figura 6.1. Muestras de algunos de los cultivos en la finca de Heraldo. Mocoa, Putumayo, enero de 2011

       Figura 6.2. Raspando coca. San Miguel, Putumayo, enero de 2014

       Figura 6.3. Mural pintado por jóvenes en La Hormiga, Valle del Guamez, Putumayo, agosto de 2007

       Agradecimientos

      Este libro surgió de la generosidad de muchas conversaciones, de muchas prácticas de cultivo, de muchas caminatas y de la vida. Primero quiero agradecer a mi red extendida de familiares, amigos y compañeros en el piedemonte y la planicie andino-amazónicos, en particular a Heraldo Vallejo, Nelso Enríquez, María Elva Montenegro, Carlos Becerra, Jorge Luis Guzmán, Elizabeth Guzmán, Édgar Torres, Constanza Carvajal, Rocío Ortiz, Casa Amazonia, Selva Morena y los integrantes de la Fundación Kindicocha, la Mesa Regional de Organizaciones Sociales Indígenas, Campesinas y Afros del Putumayo, baja bota caucana y Cofanía Jardines de Sucumbíos, la Red de Guardianes de Semillas de Vida del Sur y la Fundación ItarKa. También fueron esenciales mis colegas en el laboratorio de microbiología agrícola del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia, seccional Bogotá, especialmente Javier Vanegas, Daniel Uribe, Giovanna Landazábal, Alexandra Sánchez, Anyela Rodríguez y Nathalia Flórez; en el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y el Laboratorio Nacional de Suelos, especialmente Abdón Cortés, Julián Serna, Jorge Sánchez, Ricardo Siachoque, Óscar Acevedo y Diana Vera; en la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia, en particular las conversaciones con Iván Melo, Mauricio Valencia y Guillermo Martínez; en la Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo, especialmente a Ibonne Valenzuela y Samuel Caicedo; así como Armando Castilla en Fedearroz, Carolina Olivera en la FAO y los miembros de la Asociación Colombiana de Agrólogos. También estoy en deuda con mis colegas de varias organizaciones sin ánimo de lucro, en especial la Asociación Minga, Acción Permanente por la Paz y Acción Ecológica, por invitarme a acompañar su incansable trabajo de apoyo a las luchas ambientales y por los derechos humanos de las comunidades del Putumayo y de Sucumbíos, Ecuador. También quiero expresar mis agradecimientos especiales a María Clemencia Ramírez, por su amabilidad y por compartir tan generosamente su experiencia académica y de vida en el Putumayo; a Efrén Piña Rivera, por nuestras tantas conversaciones sobre las alternativas al desarrollo en el sur de Colombia, y a Tomás León, por compartir su amor por los suelos y la agroecología y su conocimiento sobre la genealogía de la ciencia del suelo en Colombia, y a Juana Camacho, por su amable hospitalidad y por compartir su sabiduría.

      Recibí comentarios invaluables de muchas personas sobre este manuscrito. Estoy segura de que me estoy olvidando de varias voces esenciales, pero quiero mencionar a Jake Culbertson, Tanya Richardson, Kregg Hetherington, Fatih Tatari y María Puig de la Bellacasa. Dos evaluadores de Duke University

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