El peronismo de Cristina. Diego Genoud

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El peronismo de Cristina - Diego Genoud Singular

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rel="nofollow" href="#u3c0b305e-2815-5514-a8ea-62c710e5d2f1">11. El peronismo judicial

       Más que un francotirador

       Una mesa perjudicial

       El síntoma Lorenzetti y la mayoría peronista

       D’Alessio y la mafia

       12. Horacio Rosatti: “Está mal que lo que tiene que hacer el político lo haga el juez”

       13. Guzmán, la deuda y el Fondo

       La diplomacia de la deuda

       Ventaja visitante

       El desenlace

       14. La Cámpora y la vocación de poder

       La mayoría de edad

       La expansión permanente

       Las generaciones

       La defensa del sistema

       Epílogo. El peronismo que sufre el poder

       El imperativo de centro

       El comandante

       La contradicción adentro

       Las cartas de Cristina

       El graduado

       El debate económico interno

       La obsesión del lawfare

       El poder

      Diego Genoud

      EL PERONISMO DE CRISTINA

      El Frente de Todos, entre la dolorosa unidad, la escasez y la guerra interminable con el establishment

      Genoud, Diego

      El peronismo de Cristina.- 1ª ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2021.

      Libro digital, EPUB.- (Singular)

      Archivo Digital: descarga

      ISBN 978-987-801-075-5

      1. Peronismo. 2. Poder Político. 3. Líderes Políticos. I. Título.

      CDD 320.5

      © 2021, Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A.

       <www.sigloxxieditores.com.ar>

      Diseño de cubierta: Ana C. Zelada & Rompo

      Foto de cubierta: NurPhoto / Getty Images

      Fotos de interiores (todas bajo licencia Creative Commons): cap. 1: Nicolás Aboaf, Casa Rosada; cap. 2: María Eugenia Cerutti; cap. 3: Casa Rosada; cap. 4: Secretaría de Comunicación Pública, Casa Rosada; cap. 5: Cámara de Diputados de la Nación; cap. 6: Twitter @sergiomassa, 22 de mayo de 2019; cap. 7: Casa Rosada; cap. 8: Sebastián Spongia; cap. 10: Casa Rosada; cap. 11: Catamarca Radio y TV; cap. 12: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación; cap. 13: Gabriella Clare Marino; Epílogo: Casa Rosada.

      Digitalización: Departamento de Producción Editorial de Siglo XXI Editores Argentina

      Primera edición en formato digital: mayo de 2021

      Hecho el depósito que marca la ley 11.723

      ISBN edición digital (ePub): 978-987-801-075-5

      1. La dueña

      Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, en la asunción como presidente y vicepresidenta de la Nación, el 10 de diciembre de 2019. Foto: Nicolás Aboaf.

      Esta vez, quería tener la certeza de que nadie iba a interferir en el golpe que tenía pensado dar. Esta vez, las medidas de seguridad habituales no le alcanzaban. La pérdida del poder, cuarenta meses atrás, había obligado a un cambio drástico en la rutina de una dirigente que, de repente, se había quedado sin más resortes propios que el de su núcleo duro de adhesiones.

      Pese a un apoyo social que envidiaba toda la oposición, en la política Cristina Fernández de Kirchner estaba sola: rodeada de un grupo de incondicionales y de un montón de recuerdos de un tiempo pleno de celebraciones. Perseguida, blanco de una revancha que se equivocó en no prever, la expresidenta pasaba los días en busca de impedir que los estruendos en su contra la afectaran y que las detonaciones impactaran en su refugio. Después de escuchar sus conversaciones privadas en cadena nacional, la senadora había extremado sus medidas de prevención. Hablaba por teléfono lo indispensable, se comunicaba solo a través de Telegram y los televisores de su casa no tenían contratado el servicio de cable. Cristina pasó dos años largos mirando, a través de YouTube, la pantalla de un solo canal: C5N, la emisora que había adquirido Cristóbal López en el tiempo de esplendor en el que el kirchnerismo se esforzaba en multiplicar los medios a través de empresarios más o menos amigos. Así llegó al umbral de las elecciones de 2017, así compitió casi obligada y así perdió, producto de una saga de desacuerdos en la que decidió no darle la interna al resentido Florencio Randazzo. Fue después de esa derrota –indisimulablemente propia– que la expresidenta comenzó a cambiar.

      En un homenaje tardío al estilo de conducción de Néstor Kirchner, Cristina decidió abrirse sin abandonar un manual estricto de procedimientos. Empezó a recibir las contadas visitas que se arriesgaban a pisar su departamento de Recoleta con un ritual propio de películas. En el ingreso, al pie de una virgen que oficiaba de cofre de seguridad, quedaban los celulares de los peregrinos que iban a escuchar su palabra. La senadora los recibía sola, muchas veces sin maquillaje y con un dominio de la escena que impactaba. Por lo general, se mostraba activa, se confirmaba entera y se presentaba bastante más comprensiva que en sus apariciones públicas. El mensaje principal, tal vez lo más nítido y distintivo de su exposición, era uno solo: la unidad del peronismo, única alternativa posible para evitar que Mauricio Macri siguiera en el poder cuatro años más. Fue un proceso largo que desembocó en una iniciativa sorprendente.

      El 17 de mayo de 2019, la senadora de Unidad Ciudadana recibió a dos de sus hombres de máxima confianza con más prevenciones que de costumbre.

      –El candidato va a ser Alberto –les dijo de entrada.

      –¿Qué Alberto? –preguntó uno

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