El peronismo de Cristina. Diego Genoud
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу El peronismo de Cristina - Diego Genoud страница 18
En lo económico, la nueva fórmula implicaba un ajuste de 100.000 millones de pesos y partía del supuesto fundamental de que Cambiemos y su gabinete económico lograrían bajar la inflación en 2018 y 2019: no contemplaba la posibilidad de que el Indec terminara marcando el récord de 47,6 y 53,8% para los dos últimos años del ingeniero en la Rosada. En lo político, les cedió a los sectores antimacristas un argumento para unirse en las calles, resintió los índices de aprobación del presidente, activó cacerolazos en su contra y astilló el bloque de poder que giraba en torno al oficialismo.
Ubicados una vez más en el oficio de bomberos para controlar el fuego que alimentaba el núcleo duro amarillo, Frigerio y Monzó tuvieron que maximizar el arte de la rosca para ejecutar una misión autodestructiva. El ministro del Interior todavía lo recuerda: estuvo cuarenta y ocho horas despierto negociando con las bancadas que respondían a los gobernadores y llegó a instalarse en el Congreso para garantizar la aprobación de la ley que hachaba las jubilaciones y la Asignación Universal por Hijo. Desorbitado en una apuesta que Macri jugó a todo o nada, Frigerio violó el reglamento y llegó a entrar al recinto, lo que le valió una denuncia del diputado kirchnerista Rodolfo Tailhade. El 19 de diciembre, después de doce horas de sesión, la reforma se aprobó con 127 votos a favor, 117 en contra y 2 abstenciones. Catorce gobernadores, la mayoría del PJ, prestaron su conformidad y el bloque de Argentina Federal fue el actor decisivo para que Macri tuviera la nueva fórmula que reclamaba el establishment. En la vereda de enfrente, la oposición había encontrado en “la defensa de los abuelos” la piedra movediza para entrar a la fortaleza de Cambiemos. “Inventaron este caramelito al que llaman bono, la verdad es que no resuelve nada”, dijo Agustín Rossi, sin imaginar que le tocaría ser parte, como ministro, de un gobierno que optaría también por frenar la fórmula de movilidad jubilatoria, entregar un bono y encarar un ajuste en los haberes, aunque con otra lógica: la del regreso al achatamiento de la pirámide de ingresos, un clásico de los primeros años kirchneristas que terminó en una avalancha de juicios de los jubilados contra el Estado.
Sin prestar atención a la resistencia que podía generar ni convocar a debate de ningún tipo, Macri quiso resolver un problema estructural sin anestesia y cometió lo que en su entorno todavía hoy consideran “un enorme error de cálculo”. Aunque culpaba al kirchnerismo por haber beneficiado a cientos de miles de personas que no habían logrado completar los aportes para jubilarse, el macrismo había agravado las dificultades en una economía con un tercio de los asalariados sumido en la informalidad laboral. La reparación histórica que Mario Quintana había impulsado en 2016 para terminar con los juicios de los pasivos tendría como reverso el ajuste previsional que se aprobó con represión. Un año y medio había pasado entre uno y otro escenario: el macrismo había virado en tiempo récord de la ambición de disputar la adhesión de sectores identificados con el peronismo a la de avanzar con uno de los principales mandamientos de la ortodoxia. La idea de un “centro popular” como el que soñaba Pablo Gerchunoff quedó arrumbada y “los adoradores del helicóptero” de los que me había hablado el sociólogo Juan Carlos Torre, en una entrevista para Ideas de La Nación, habían ganado la partida. El costo fue alto.
Los gobernadores que tres meses antes temían un oficialismo voraz que los derrotara en sus propios distritos encendieron de repente todas sus alertas y empezaron a despegarse de la Rosada. De acuerdo con las palabras que el propio Frigerio usaría más tarde para describir el viraje: “Se asustaron, empezaron a decir que los iban a matar en sus provincias. Olieron sangre otra vez”.
El primer límite a la política de Macri había nacido de una movilización callejera heterogénea que reunía a movimientos sociales, sindicatos, partidos de izquierda y, también, un activismo inorgánico. El segundo surgiría cuatro meses después del otro extremo del mundo, cuando los mercados decidieran que había llegado la hora de picarle el boleto a la escuela del optimismo. Desnudo en su impotencia, el macrismo sentiría entonces, como nunca, la ausencia de un acuerdo amplio para sostener sus objetivos.
A mediados de 2019, al filo del cierre de listas, Cambiemos recordaría la consigna de ampliar su base y se decidiría a incorporar a un Pichetto que estaba de remate. Quedaría margen para que los agazapados peronistas del macrismo salieran del clóset, un viernes de junio, en un almuerzo en el restaurante Los Platitos de la Costanera. Cabecillas derrotados en su estrategia como Monzó, Frigerio, Santilli, Salvai, Ritondo y Sebastián García de Luca; legisladores como Humberto Schiavoni, Daniel Lipovetzky, Silvia Lospennato, Álvaro González y Eduardo Amadeo; ministros bonaerenses como Joaquín De la Torre y Gustavo Ferrari; viejos ucedeístas que habían cursado la escuela técnica del poder en el PJ como Marcelo Daletto, Alejandro Finocchiaro y Santiago López Medrano; intendentes como Julio Garro y Martiniano Molina, y portadores discretos de apellido como Maximiliano Corach, subsecretario de Fortalecimiento de la ciudad, todos se reunieron para hacer el último playback de la versión de la marcha peronista de Hugo del Carril. No estaban todos. Faltaron astutos sobrevivientes como Grosso y Rodríguez Larreta; viejos soldados de Carlos Ruckauf como Fulvio Pompeo y su discípulo canciller Jorge Faurie, y embajadores distinguidos como Ramón Puerta en España, Diego Guelar en China, Jorge Yoma en Perú y José Octavio Bordón en Chile. Asqueada de la cultura del PJ que había mamado en su juventud, Patricia Bullrich no había siquiera pensado en ir. Ya era tarde. El sueño de un peronismo amarillo estaba muerto y sepultado.
5. Emilio Monzó:
“La figura de Cristina no ha sido un condicionante para que Alberto vaya al centro”
Emilio Monzó, el 16 de septiembre de 2019, cuando el ministro de Hacienda Hernán Lacunza presenta en Diputados el proyecto de presupuesto 2020.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.