La otra campana. Matías Tombolini

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La otra campana - Matías Tombolini

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nación, fue el anticipo de un conjunto de medidas (o ausencia de ellas) que serían sumamente costosas para el país. Recordemos aquellas palabras en las que reconocía la derrota durante la noche del 11 de agosto de 2019:

Cuadro11 de agosto“Estamos acá, claramente estamos dejando todo por nuestro querido país, duele, duele que hoy no hayamos tenido todo el apoyo que esperábamos, pero a partir de mañana seguiremos trabajando, haciéndonos responsables, todos somos más responsables de que este país salga adelante, así que a dormir y a empezar a trabajar desde mañana a la mañana, muchas gracias.”

      Fuente: Infobae. Ver en: https://bit.ly/3km4ujl

      En la mañana del lunes 12, resultaba claro que el escenario había cambiado y no solo como consecuencia del voto popular, sino porque el gobierno, que insistía con ser más un comentarista que un protagonista de la realidad, ahora se había “enojado”, actitud que se puso de manifiesto con la ausencia de medidas protectivas que permitiesen detener la corrida contra el peso que se disparó en esas horas y que fue alimentada por las declaraciones de Macri durante la conferencia de prensa del inicio de la jornada:

Cuadro12 de agosto“Hoy hemos tenido un día muy malo. Hoy estamos más pobres que antes de las PASO, nos ha pegado muy fuerte el aumento del dólar con todas las consecuencias que eso tiene, como todo lo sabemos”. “Vamos a hacernos cargo, pero las cosas así no van a mejorar porque el problema mayor que hoy tenemos los argentinos es que la alternativa kirchnerista no tiene credibilidad en el mundo, no tiene la confianza necesaria para que la gente quiera venir a invertir al país.”

      Fuente: Infobae Ver en: http://bit.ly/2NRQbqx

      El 17 de agosto, menos de una semana después de la derrota electoral, el Lic. Nicolás Dujovne, por entonces Ministro de Hacienda, presentó su renuncia. Su labor puede ser relatada desde varios puntos de vista, pero los números que emergen luego de una mirada en detalle ofrecen un panorama con más sombras que luces en relación con su desempeño.

Cuadro

      Los datos simplemente expresan las consecuencias del curso de acción elegido por el presidente e implementado en consecuencia por sus ministros. El paso de “Nico” (como lo llaman sus íntimos) por la gestión estuvo matizado por controversias que no son menores al analizarlas en perspectiva.

      La polémica sobre la compra de “chocoarroz” con la caja chica del ministro fue una falta de respeto a Dujovne y al sentido común, una muestra de cómo somos capaces de construir contrapuntos donde no tiene que haberlos. Lo que no fue menor, sino más bien una radiografía del perfil que tenían ese y otros ministros, fue su preferencia por tener más de 75 % de sus activos en cuentas del exterior. Lo cual es perfectamente legal, y además estaba declarado, pero tanto por el porcentaje como por su locación, daban cuenta de una decisión predominante en el seno del gabinete. No confiaban en el país cuyo destino pretendían conducir.

      La idea sobre la que se construyó el gobierno de Cambiemos pareció ser la de la exaltación de lo individual, según la cual, la búsqueda del camino propio era el mejor organizador colectivo de las acciones de las personas. Algo así como “vos hacé la tuya” que, si te va bien, la competencia por “la tuya” dinamiza el conjunto de oportunidades de todos. Aquí entramos en conceptos medulares del modelo de gobierno anterior, a pesar de que su fracaso en materia económica no signifique que esas ideas, las cuales no comparto, sean necesariamente incorrectas.

      Lo cierto es que luego del 11 de agosto, todos y cada uno de los que pudieron “hicieron la suya” y como los recursos son finitos, la carencia de medidas por parte del Estado derivó en un deterioro concreto, y real más que conceptual, de las cuentas públicas.

      Veamos qué pasó con las principales variables entre el 9 de agosto (último día hábil previo a las elecciones) y el 10 de diciembre, día del traspaso de mando.

Cuadro

      En el mismo sentido es interesante hacer “doble click” sobre las medidas que se tomaron durante ese breve período y los costos que implicaron. En ellas se advierte el peligroso sesgo electoral de la política económica. Entre lo más difícil de justificar se encuentra el modo en que se estableció el primer cepo del domingo 1 de septiembre; Ámbito financiero lo resumía así: “…a través del DNU 609 impone nuevas restricciones para evitar la fuga de divisas y tratar de impedir la pérdida de reservas del Banco Central. Macri fija el límite para adquirir dólares en u$s10.000 por mes, el equivalente a $600.000 de ese momento. ´Lo que estamos haciendo con esta medida es proteger a los pequeños y medianos ahorristas para que haya mayor liquidez. El control más estricto es sobre los grandes players´, señalaron las autoridades de la entidad.”

      En rigor, el miércoles previo al cepo, destrozaron el mercado de fondos comunes de inversión, “reperfilando” los vencimientos de Letras emitidas por el Estado. Esto resulta inexplicable a menos que se fundamente en el capricho, es decir, haber elegido un curso de acción que el entonces ministro Lacunza seguramente le habría anticipado a Macri, como inútil para contener la suba del tipo de cambio.

      Claramente las acciones menos complicadas eran cancelar y cubrir las LETES y las LECAP respectivamente e imponer las restricciones cuantitativas fuertes al mercado de cambios desde el primer momento. No hablamos aquí de medidas simpáticas, sino de cursos de acción parecidos a los que adopta un médico cuando debe elegir el mal menor para salvar la vida del paciente antes que pensar en la cura definitiva.

      Incluso con el primer cepo, la medida era insuficiente, y el presidente y su equipo lo deberían haber sabido; en esta instancia no supongo, sino que sencillamente observo cómo fluyó y a dónde se dirigió el drenaje de reservas desde el 12 de agosto hasta el 28 de octubre, día posterior a la derrota electoral en primera vuelta, cuando el límite de compra pasó de diez mil dólares mensuales a doscientos. En ese momento, las reservas dejaron de caer.

      Esos mismos dólares que la Argentina tomó prestados del FMI y que, en lugar de destinarse en su totalidad para cubrir cancelaciones de deuda, sirvieron en parte para financiar la compra de divisas hasta que se acabaron.

      No creo que la solución sea restringir en términos tan estrictos el mercado de cambios, y entiendo que el cepo es un parche temporal, pero a veces es más sano aplicar un torniquete para que cese la hemorragia antes que ponerse a rezar para que se cure el paciente.

      También estoy seguro de que nadie puede vivir con un torniquete para siempre, y nuestro país es un ejemplo que

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