Glitter Season. Victory Storm
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Читать онлайн книгу Glitter Season - Victory Storm страница 4
“ O por todas las folladas que hizo a mis espaldas”, reflexionó Rachel golpeando tan fuerte la pared que le cayó pintura encima.
Por suerte se había puesto ropa vieja de Disney que habría tirado con gusto cuando hubiera terminado de pintar.
Estaba por terminar la segunda pared, cuando escuchó que sonaba su celular.
Corrió a responder y con la emoción que le emanaba por los poros, vio el nombre de su jefe en la pantalla.
“ Rachel, pero ¿dónde estás?”, se enojó Norman sin siquiera saludarla.
“ En casa”, miró la hora. Eran las seis de la tarde y su horario de trabajo había terminado a las cuatro, aunque ella se había quedado casi hasta las cinco para esperarlo.
“ Te había pedido el informe.”
“ Está sobre el escritorio.”
“ ¡No, no está! Te había dicho que era urgente. Dentro de menos de una hora tengo que enviar todo a la tipografía. Sabes que no me gusta no cumplir con mi palabra.”
Rachel volvió a pensar en lo que había pasado ese día.
¿Estaba segura de que había llevado la documentación que le había pedido? ¿O Darius la había distraído y luego se la había olvidado?
“ Voy de inmediato”, se limitó a responder antes de cortar.
El tiempo apremiaba.
Sin cambiarse, corrió a la Carter House y se dirigió de inmediato a su oficina.
Buscó el informe impreso, pero no lo encontró por ningún lado.
Exasperada con la presión encima, encendió el ordenador, decidida a imprimir una nueva copia.
“ ¿Pero qué demonios…?”, dijo sorprendida viendo el desktop de su ordenador completamente vacío.
Donde diablos habían ido a parar todos sus archivos, los informes…. ¿Todo aquello con lo que había trabajado durante esos meses?
De repente, se sintió llena de pánico.
Además, a esa hora los técnicos informáticos ya se habían ido y estaba completamente sola, con Norman en la oficina de al lado que esperaba ansioso la documentación que había pedido.
Desesperada, se puso a buscar el informe por todas partes, incluso en su cartera Prada.
Estaba por desistir y rendirse cuando vio el pequeño pendrive que le había dado Abigail algunas horas antes.
Sin saber qué otra cosa hacer, lo puso en el ordenador.
De repente, en el desktop aparecieron todos sus archivos.
¡Abigail le había guardado todo el trabajo que había hecho!
Volvió a pensar en lo que habían hablado y en las sospechas de que Mara Herdex hubiera hecho cualquier cosa para sacarse de encima a la competencia y ser la nueva editora senior.
De hecho, ese tipo de incidentes ya le habían sucedido en otras oportunidades y en esas ocasiones siempre había aparecido Mara con la solución en la mano.
Con una avalancha de epítetos en la boca, Rachel imprimió todo y corrió donde estaba su jefe. Golpeó la puerta y Norman le ordenó que entrara.
Pero una vez que Rachel entró, se dio cuenta de que no estaba solo.
Junto con él, estaban un hombre y una niña.
Intentando no mirarlos, Rachel dejo rápidamente el informe en el escritorio y se dirigió a la salida, pero la niña se paró delante de ella.
“ ¿No eres demasiado vieja para usar una sudadera de Blanca Nieves y los siete enanitos? ¿Por qué estás toda manchada con pintura?”, le remarcó la pequeña, mirándola con sus bellísimos ojos verdes y moviendo su pequeña cola de caballo color castaño oscuro.
“ Sophie, no molestes a las personas”, le dijo el padre, un hombre con los mismos ojos de Norman, pero con el cabello más oscuro y el rostro cubierto por una tupida barba ligeramente descuidada que le escondía las facciones. “Discúlpela. Mi hija siempre tiende a decir cosas inapropiadas en el momento inadecuado y a las personas equivocadas”, la justificó el hombre con un tono fingidamente enojado.
“ No, no importa”, le respondió Rachel esbozando una sonrisa.
“ Rachel, ¿tú ya conoces a mi hijo Rufus?”, intervino Norman.
“ La verdad es que no”, admitió ella.
“ Comienza a conocerlo bien si quieres continuar trabajando aquí, porque un día ésta empresa pasará a manos suyas.”
“ Papá…”, protestó molesto el hijo.
“ Lo sé, ¿pero en algún momento tendrás que sentar cabeza o quieres seguir arruinándote la vida?”, se preocupó el padre.
“ Es tarde. Tengo que irme”, dijo cortante el hombre completamente avergonzado por la frase del padre delante a una desconocida.
“ Ok, vete y déjame a Sophie. Hace mucho que no paso tiempo con mi adorada nieta.”
Rufus asintió y, después de haber saludado y dado recomendaciones a la pequeña, salió apresuradamente.
“ Yo también me voy. Buenas noches”, dijo Rachel sintiendo que sobraba.
“ No, espera. Todavía no hemos hablado sobre la extensión de tu contrato.”
“ Creía que no me quería más aquí.”
“ Eres demasiado indispensable como para que prescinda de ti. Sin embargo, esperé hasta último momento porque estoy muy contrariado. Todavía te necesito como secretaria, pero me doy cuenta de que tu trabajo es el de editora y quisiera que tú tomaras ese puesto. Eres brillante y tienes experiencia. Estaría dispuesto a promoverte de inmediato como editora senior y a darte un aumento, si me prometes que te quedarás con nosotros. Además, he visto tu blog Sueños de Papel. Sabes muchísimas cosas y algunos de los artículos que has escrito son tendencia en las editoriales. Me has hecho entender que tienes pasta de líder y, después de nuestras últimas charlas, empiezo a pensar en la idea de abrir una serie de ficción.”
“ ¡Sería fantástico!”, se entusiasmó Rachel todavía incrédula.
“ Demuéstrame que eres tan capaz como creo y te pondré como jefa de la columna, pero te advierto que no será fácil porque hasta ahora no tengo los recursos ni el personal calificado para armar un buen equipo. De todas formas, si se dan los resultados que dices, entonces te daré vía libre y un presupuesto trimestral que podrás administrar como prefieras. ¿Te parece bien?”