Instituciones, sociedad del conocimiento y mundo del trabajo. Gonzalo Varela Petito
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Instituciones, sociedad del conocimiento y mundo del trabajo - Gonzalo Varela Petito страница 29
Varela Petito, Gonzalo (2002), “Sistemas de innovación: una comparación entre Japón y México”, Foro Internacional, vol. XLII, enero-marzo 2002, núm. 1.
Varela Petito, Gonzalo (1991), Profundización industrial y modernización estatal: el enfoque politológico latinoamericano, Documento núm. 9/91, Montevideo, Departamento de Economía, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República.
Villavicencio Carbajal, Hugo Daniel, Adriana Martínez Martínez y Pedro Luis López de Alba (coords.) (2011), Dinámicas institucionales y políticas de innovación en México, México, UAM.
Woronoff, Jon (1996), Japan as —anything but— Number One, segunda edición, Londres, MacMillan.
Yoshihara, Kunio (1994), Japanese economic development, tercera edición, Kuala Lumpur, Oxford University Press.
Notas del capítulo 3
[1] Esta limitación no se explica por la diferenciación disciplinaria entre ciencias básicas por un lado y ciencias sociales y humanidades por otro, pues estas últimas también pueden ser parte de un sistema de innovación.
[2] Una revisión de literatura acerca de comparables presiones recibidas por países latinoamericanos en la segunda mitad del siglo XX, en Varela Petito (1991).
[3] Sin ignorar el paréntesis que significó el periodo de ocupación estadounidense en la segunda posguerra.
[4] Esta es la interpretación de Johnson (1982), quien quizás exagera el papel del Estado en el desarrollo de Japón en la posguerra (Okimoto 1989; Odagiri 1992); pero es aceptable la hipótesis de la larga duración de algunos mecanismos de planeación económica y social puestos en marcha en el país antes de 1945.
[5] Con distintos mecanismos de control, en ambos países un solo partido —el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México y el Partido Liberal Democrático en Japón— ha mantenido a través de las décadas una firme supremacía no obstante los vaivenes electorales y las transformaciones normativas; lo que reduce las posibilidades de alternancia y el efectivo control del Estado por partidos de oposición que eventualmente acceden al gobierno (Pempel, 1991).
[6] Como resultado, no solo los partidos políticos sino también la burocracia civil de carrera vio su influencia acrecida cuando quedó abolido el mandato militar (Johnson, 1982; Stockwin, 1999).
[7] Un hecho poco halagador pero de mención inevitable es que el factor militar que llevó a Japón a rivalizar con las grandes potencias fue de gran impulso (Hall et al., 1989).
[8] Si incluimos sucintamente el tema es por la importancia que al mismo se ha dado en el estudio de las economías asiáticas. Es de recordar la gravitación atribuida en épocas de euforia a los valores confucianos (Dore, 1987) o al bushido (la vía del samurai) en la explicación del éxito de algunas de estas naciones empezando por Japón, enfoque ahora debilitado por el estallido de la economía de “burbuja”. El extenso debate acerca de la obra de Max Weber, “La ética protestante y el espíritu capitalista” debería servir de alerta contra interpretaciones culturales de dudoso soporte empírico (Varela Petito, 2004). Tratándose de occidente, el mismo Weber señaló que una vez despegado, el sistema económico moderno tendía a desligarse de la religión (y de otros factores culturales, se podría agregar). En Japón Nakane (1970) logró mucha resonancia con su uso de la antropología para relacionar el concepto japonés de familia extendida con el funcionamiento fluido de las relaciones intra e interempresas. Véanse también Bellah (1957) y Morishima (1982); Glazer (1976) es más cauteloso y para Woronoff (1996) valores aparte, Japón sencillamente usa los mecanismos del capitalismo competitivo. En la filosofía y la antropología contemporáneas mexicanas existe una corriente de inspiración fenomenológica acerca de “lo mexicano”, pero afortunadamente no se ha pretendido sacar de ello conclusiones dogmáticas para el ámbito económico. Un estudio empírico acerca de los valores en México, limitado al ámbito educativo, se encuentra en Muñoz García (1996).
[9] Según Elkins y Simeon (1979), cultura, y más específicamente, cultura política, proveen a los actores no exactamente con un conjunto de instrucciones de conducta, sino más bien con criterios de elección entre conjuntos de opciones determinados por variables estructurales.
[10] Estos son: muestreos de innovación, interacciones dentro de “clusters” y flujos internacionales de conocimiento (OCDE, 1997). Se reconocen cuatro tipos de flujos de conocimiento: actividades industriales conjuntas, interacciones público-privadas, difusión de tecnología y movilidad de personal.
[11] El estudio del sistema de innovación mexicano indica que académicos individualmente considerados pueden ser un factor autónomo de vinculación entre instituciones de educación superior y empresas (Casas y Luna, 1999).
[12] Datos con base en Conacyt (1997). Parte de esta investigación, realizada con apoyo de la Fundación Japón, fue publicada en Varela Petito (2002).
[13] El coeficiente de inventiva resulta de la relación de solicitudes de patentes nacionales por cada 10 000 habitantes.
[14] El coeficiente de dependencia resulta de las solicitudes de patentes hechas por extranjeros en relación con solicitudes de patentes hechas por nacionales; en cambio la tasa de difusión de las innovaciones se mide por la relación entre solicitudes externas y solicitudes nacionales de uso de las mismas.
[15] Declaración del exsecretario de Hacienda Guillermo Ortiz Martínez (La Jornada, México, D.F., 21/X/2013, p. 24).
[16] Estos son siete sectores de acuerdo a la clasificación de la OCDE: aeronáutica, computadoras y máquinas de oficina, electrónica, farmacéuticos, instrumentos científicos, maquinaria eléctrica, químicos, maquinaria no eléctrica, armamento.
[17] Compárese con Turquía 0.36, Brasil 0.14, EE.UU. 7.80, Corea del Sur 26.97 y Japón 22.65. Destacan en esta y otras cifras susiguientes los países asiáticos. (Datos del presente párrafo en Conacyt, 2011: 75).
[18] Datos de este párrafo en Conacyt (2011: 62 y 64).
[19] El mayor grupo de patentes concedidas fue para artículos de uso y consumo: N=4592 equivalente a 40% del total. (Este y demás datos del párrafo en Conacyt, 2011: 72, 74 y 76.)