El comportamiento administrativo. Herbert Alexander Simon
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La organización básica del libro, entonces, se puede bosquejar en forma muy sencilla. Luego de la introducción y resumen general del Capítulo I y sus comentarios, desarrolla cinco niveles de temas, cada uno de los cuales sirve de base para tratar el siguiente.
1) Los capítulos II y III (y el Apéndice que sigue al Capítulo XI) desarrollan algunas cuestiones conceptuales que son básicas para la estructura de la elección humana.
2) Los capítulos IV y V construyen una teoría que describe y explica las realidades de la toma de decisiones humana, esencial para entender las influencias que afectan la toma de decisiones en un entorno organizacional.
3) El Capítulo VI proporciona un vínculo motivacional entre el individuo y la organización, explicando por qué las influencias organizacionales, y particularmente la influencia de la autoridad, son fuerzas tan efectivas para moldear el comportamiento humano.
4) Los capítulos VII a X examinan en detalle los principales procesos de influencia organizacional –autoridad, comunicación, eficiencia y lealtad organizacional– para explicar de qué manera la organización afecta el proceso de toma de decisiones.
5) El Capítulo XI aplica el análisis a cuestiones sobre la estructura de la organización.
Aunque he subrayado la continuidad básica del comportamiento humano a través de los siglos, el estudio formal de las organizaciones es relativamente nuevo. El Comportamiento Administrativo pertenece tal vez a la segunda generación de estudios modernos sobre organizaciones y adhiere a la teoría llamada “clásica” representada por Frederick Taylor, Fayol y Gulick y Urwick. Desde que apareció la primera edición, ha habido una gran producción de escritos e investigaciones sobre las relaciones humanas y un cuestionamiento persistente a las opiniones más tempranas (de la primera y segunda generación) sobre el ejercicio de la autoridad en las organizaciones.
Durante estos mismos años, también se ha continuado vigorosamente con el estudio de los procesos de pensamiento y decisión humanos, con el resultado de que la teoría de la racionalidad limitada que aquí se desarrolla descansa ahora, con mayor solidez que hace cincuenta años, sobre cimientos empíricos firmes. Más aún, ha aparecido la computadora y se ha multiplicado en el mundo de los negocios, introduciendo nuevos sistemas para la comunicación y el procesamiento de la información. Finalmente, la dependencia que la estructura y los procesos de la organización tienen con respecto al ambiente y la tecnología se entiende hoy cada vez con mayor claridad. Estos son algunos de los nuevos temas que se tratan en el texto expandido.
El Comportamiento Administrativo se escribió según la presunción de que los procesos de toma de decisiones son la clave para entender a las organizaciones. Debido a los cambios señalados precedentemente, la toma de decisiones ocupa hoy un lugar todavía más central en las organizaciones que hace veinticinco años. Es mi esperanza que el libro, ampliado por los comentarios, continúe ayudando a aquellos que quieren entender mejor y dirigir más efectivamente estos sistemas sociales complejos, las organizaciones en las cuales cumplimos con nuestro trabajo.
Una disculpa: el texto original de El Comportamiento Administrativo se escribió, por supuesto, mucho antes de establecerse la norma de redacción en género neutro, y peca conspicuamente por el uso casi exclusivo de pronombres masculinos. Solo puedo disculparme por este hecho histórico y he tratado de compensarlo por medio de la preservación de una simetría de géneros en todo el material nuevo: los comentarios a los capítulos originales.
AGRADECIMIENTOS
Herbert Alexander Simon
“Y por cierto existieron muchos otros… de quienes había asimilado una palabra, una mirada, pero de quienes, en cuanto seres humanos, no recordaba nada; un libro es un gran cementerio en el cual, en su mayoría, se han ido borrando los nombres sobre las tumbas”.
Marcel Proust, Tiempo Recobrado.
Durante los muchos años que este libro, o sus revisiones, ha estado en preparación, la lista de personas con quienes estoy en deuda por su colaboración, crítica y aliento ha crecido hasta alcanzar unas proporciones inmanejables. Espero que se me perdone que solo señale unas pocas a quienes he pedido ayuda con mayor frecuencia y que omita nombrar a muchas otras que me han asistido.
PRIMERA EDICIÓN
Estoy en deuda, primero, con el cuerpo docente de la University of Chicago, que, cuando yo estudiaba allí, convirtió el campus en terreno fértil para la estimulación intelectual, pero en particular con el Sr. Clarence E. Ridley, el difunto profesor Henry Schultz y el profesor Leonard D. White. Entre mis colegas y demás personas que han leído y criticado los primeros borradores o las ediciones preliminares del libro publicado, debo mencionar a los Sres. Lyndon E. Abbott, Herbert Bohnert, Milton Chernin, William R. Divine, Herbert Emmerich, Victor Jones, Albert Lepawsky, Lyman S. Moore, Richard O. Niehoff, Charner Marquis Perry, C. Herman Pritchett, Kenneth J. Seigworth, Edwin O. Stene, John A. Vieg, William L. C. Wheaton y los miembros del Grupo de Discusión sobre Administración Pública. El Sr. Harold Guetzkow resultó ser, como siempre, un crítico excepcionalmente severo y útil.
Con el difunto Chester I. Barnard tengo una deuda especial: primero, por su libro The Functions of the Executive, que ejerció una influencia importante en mi forma de pensar la administración; segundo, por la revisión crítica y extremadamente cuidadosa que hizo de la primera versión de esta obra; y finalmente, por su Prólogo a la primera edición.
EDICIONES POSTERIORES
Una cantidad de capítulos de este libro y una parte importante de los comentarios han sido adaptados de artículos publicados. Se hará referencia a las fuentes a medida que estos materiales aparecen.
Durante más de cincuenta años, numerosos colegas han contribuido a mi educación permanente sobre asuntos administrativos y organizacionales. Muchos están identificados en las notas al pie de página, pero querría individualizar algunos con quienes he estado más íntimamente asociado y quienes, por lo tanto, son mayormente responsables por lo que he aprendido. En el Instituto de Tecnología de Illinois, se encontraban Victor Thompson y el difunto Donald Smithburg, con quienes colaboré en la redacción de Public Administration. En la década del cincuenta, en lo que era entonces el Instituto de Tecnología Carnegie, mis asociados principales en estudios organizacionales eran, primero, Harold Guetzkow, George Kozmetsky y Gordon Tyndall; luego, Richard Cyert, James March y William Dill. Durante los años cincuenta y entrando en los sesenta, realizamos una amplia gama de estudios empíricos que nos llevaron a lo profundo de las organizaciones comerciales y sus procesos de decisión. Le doy las gracias a DeWitt C. Dearborn por su autorización para usar nuestro trabajo conjunto sobre identificación en el comentario al Capítulo X. Estoy profundamente agradecido a todos estos colegas, y también a por lo menos dos docenas de colegas docentes y talentosos estudiantes de posgrado que poblaron los recintos de la Escuela de Posgrado de Administración Industrial en el Instituto de Tecnología Carnegie durante este período.
Claro que la investigación organizacional no fue la única fuente de mi educación. También surgió de una observación profunda de las organizaciones en las que he vivido y trabajado, y en cuya administración he participado en una variedad de roles: director de proyecto de investigación, jefe de departamento, decano asociado, consultor y miembro