Orígenes y expresiones de la religiosidad en México. María Teresa Jarquín Ortega
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Relaciones geográficas (1986) , Relaciones geográficas del siglo xvi. México, René Acuña (ed.), t. ii, México, Universidad Nacional Autónoma de México.
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Notas
* Instituto Nacional de Antropología e Historia, Escuela Nacional de Antropología e Historia, pos-grado en Historia y Etnohistoria.
1 Agradezco profundamente a los doctores María Teresa Jarquín Ortega y Gerardo González Reyes la oportunidad de publicar el presente artículo. Asimismo agradezco sus comentarios, sugerencias y revisiones a Valeria Bellomia, Rafael Romero, Francisco Peral, Jaime Echeverría García y Pablo Escalante Gonzalbo. Un reconocimiento especial a los mayordomos y a Beto, el encargado de la Capilla del Calvarito en Culhuacán.
2 La prohibición de las imágenes “paganas” por parte del monoteísmo católico establecía una postura crítica hacia las religiones icónicas y la veneración de los “ídolos” al considerarlos objetos “falsos” (“malvados”, “mentirosos”, “sucios” y “abominables”). El concepto de idoloclastia hispana, en este sentido, hace referencia a la prohibición y “aniquilamiento sistemático de los ídolos de indios” por parte de los peninsulares.
3 Entre las fuentes destacan el Códice Aubin (2017), el Códice Florentino (1979), el Códice Tudela (2002), Anales de Tlatelolco (2004), Relaciones geográficas del Arzobispado de México, 1743 (1988), Relaciones geográficas del siglo xvi, México (1986), “Padrón del Pueblo de San Mateo Huitzilopochco” (Navarro, 1909), Alvarado Tezozómoc (2012), Chimalpain (1998), Durán (1967), Sahagún (2006), Benavente (1971), Mendieta (1971) y Cervantes (1914).
4 Fray Bernardino de Sahagún (2006: 628) ya se había percatado de tales sustituciones —entre Tonantzin y santa María; entre Toci y santa Ana; entre Telpochtli-Tezcatlipoca y san Juan (evangelista)— y llegó a la conclusión de que esa manera de proceder era una “invención satánica, para paliar la idolatría”.
5 Tepiali, en lengua náhuatl, significaba “el legado de la gente”, se puede encontrar en las fuentes bajo la forma de ipial o inpial, con posesivos de la tercera persona en singular y plural. Respecto al tlapialli o tlapiyalli, la palabra hace referencia a los “depósitos rituales”, es decir, un “envoltorio” hecho de mantas de algodón en las que envolvían algunas reliquias de sus ancestros, cuyo cuidado se adjudicaba a un linaje o personaje específico.
6 Entre los códices del Cristo de Mexicaltzingo se encontraron salmos escritos en náhuatl fechados entre 1530 y 1540, además de un estarcido (una serie de orificios sobre el dibujo copiado) para replicar el cuadro que se localiza en el Museo del Prado, en Madrid, El pasmo de Sicilia, obra del pintor italiano Rafael.
7 En el periodo prehispánico los popolocas tenían un “dios de papel” llamado Malteotl [“dios de cautivos”]. Y dicen que “todas la veces que ganaban una batalla le sacrificaban el mejor cautivo que prendían en señal de acción de gracias, arrancándole el corazón en vida, y mojando en la sangre del corazón un papel tan grande como una mano, el cual le pegaban; y según la cuenta que los indios tienen, había ya la sangre de 80 mil cautivos cuando los españoles lo encontraron” (Tena, 2002: 131).
8 Corroborando la idea de que el Cerro de la Estrella fue escenario desde tiempos novohispanos para la celebración de la Pasión de Cristo, el cura y vicario Navarro de Vargas señala, en su escrito del “Padrón del Pueblo de San Mateo Huitzilopochco” de 1728, que la tercera iglesia construida hacia la “Santissima Trinidad” localizada en el lugar nombrado San Juan Theocolhuacan o Heicolhuacan, en lo “ultimo de la feligresía fundado”, y perteneciente a la jurisdicción del “Barrio de el Calvario Thegpantzolco, Nuevo” [entre avenida Tláhuac y Taxqueña], funcionó como un “monte Calvario donde remata el Via Crusis los Viernes de quaresma que se handa por las calles, y acabada se vuelve a la parroquia [antigua y principal del pueblo que llaman Theopantzolco, en Churubusco]” (Navarro, 1909: 582).
9 Dentro del padrón del pueblo de Churubusco se menciona el día en que se terminó de construir la actual iglesia de Colhuacan, en la calle “Morelos”. El día 2 de mayo de 1731 fue cuando “se serro el Arco toral y el día seis de Agosto, día de la transfiguración del Señor, se serro la bóveda del Presbiterio”, fecha que coincide con la celebración a San Salvador o la Transfiguración, en el pueblo de Colhuacan (Navarro, 1909: 593).
10 En un expediente de idolatría llevado a cabo por la Inquisición en el año de 1539 se corrobora lo delicado que era abrir un relicario o un envoltorio sagrado, al grado de que quien lo desatara “moriría” (cit. en León, 1997: 119).
11 En el 2016 me enteré de que “hace tiempo” (cuatro o cinco años aproximadamente), al Señor del Calvario le tomaron “unas radiografías” los restauradores del Instituto Nacional de Antropología e Historia. En el 2017 me enteré, por un habitante del barrio de San Simón, en la fiesta de la Santísima Trinidad, que autoridades del inah habían tenido pláticas con los encargados de la imagen respecto a su deterioro y estaban a la espera del dictamen para saber si podía seguir saliendo en procesión y “visitas”. El lunes 18 de marzo se llevó a cabo otra reunión con los restauradores del inah para llevar a cabo las acciones pertinentes.
12 Por ejemplo, en los Primeros memoriales de Sahagún (en Tena, 2012: 87-115) Quetzalcóatl llevaba el rostro y el cuerpo teñidos de negro ( mixtlilmacaticac muchi yn inacayo), a Ixtlilton le pintaban el rostro de negro ( mixtlilmacaticac), Ixcozauhqui tenía los labios abultados con hule de color negro ( mote-nunlcopinticac).
13 Originalmente la parroquia de la cabecera, en la calle Morelos, estaba dedicada a Santiago Apóstol y poco después se dedicó a san Juan Evangelista, mientras que en el convento se veneraba a san Matías. El convento fue una obra iniciada por los agustinos; aunque tiempo atrás ya habían llegado los franciscanos,