De pixeles a paisajes. Armando Trujillo Herrada
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La dimensión simbólica supone el más complejo de los componentes de cualquier paisaje, pues representa las formas de conceptualizar e imaginar el espacio por parte de una formación social determinada.En el caso de la investigación arqueológica —que trata con objetos puramente materiales— referida a situaciones pasadas —esto es, racionalidades ya inexistentes— y, por añadidura, pre o protohistóricas lo cual implica que no han dejado ningún tipo de registro textual directo— la aproximación a esta dimensión puede parecer totalmente imposible. Esta apariencia no debe impedir, en primer lugar, el reconocimiento de que la reconstrucción de un paisaje dado es siempre incompleta sin esta última dimensión. Pero, en segundo lugar, es posible y gratificante cuando menos el obligarnos a hacer un intento por acceder a ella.
Estas dimensiones, sugeridas por parcero (2002), se inspiran en las propuestas de Criado (1999), pero a diferencia de este último, solo utiliza dos dimensiones (la dimensión económica y sociopolítica). Se mencionan estas dos dimensiones porque cada una tiene distinto análisis en sig, por lo que es más rigurosa metodológicamente de esta forma.
Siguiendo el esquema de Criado (1999), desde un punto de vista metodológico, las dimensiones son estudiadas bajo tres apartados; cada uno cuenta con sus características de aproximación y de análisis (véase tabla 1).
Las formas del espacio (datos).
La deconstrucción del espacio (análisis).
El sentido del espacio (resultados).
Con esta estrategia de investigación se pretende resaltar que la arqueología del paisaje no es solo una nueva versión de la tradicional arqueología, geográficamente inspirada en el estudio espacial de elementos aislados, sino un amplio entendimiento del paisaje como una entidad cultural y conceptual,Que se define como un juego de relaciones entre la gente y los sitios, así como el efecto de estas en lo social, lo político, lo cultural y la vida cotidiana de las personas.
Tabla 1
Síntesis de esquema de trabajo en arqueología del paisaje
Arqueología del paisaje | Dimensiones del paisaje (Criado 1999) | Dimensiones del paisaje (Parcero 2002) | Metodología (Grau 2002, 2017) | Análisis |
Las formas del Espacio. | El entorno físico o matriz medioambiental. | 1) La dimensión ambiental. | A) creación de cartografía digital especializada para realizar análisis básicos y presentación adecuada de los resultados obtenidos. | Bases de datos georreferenciadas de sitios arqueológicos y datos medioambientales. Mapas temáticos de Suelos, ríos, geología, etcétera. |
La deconstrucción del espacio. | El entorno social o medio construido. | 2) La dimensión económica. 3) La dimensión Sociopolítica. | B) Realización de análisis de explotación económica. C) Análisis del Dominio visual y la Intervisibilidad entre Los sitios. D) Análisis de Circulación por el territorio. | Análisis de captación de sitio. Análisis de visualización y visualización acumulativa. Análisis de movilidad y densidad lineal. |
El sentido del espacio. | El entorno pensado o medio simbólico. | 4) La dimensión simbólica. | Comparación de modelos de formación social con resultados de Análisis anteriores. |
Fuente: elaboración del autor con base en criado, 1999; parcero, 2002; grau, 2002, 2017.
Así, la presente investigación pretende identificar y explicar los elementos que se distribuyen en esta matriz espacial; el estudio va encaminado a conocer el patrón de asentamiento, la jerarquización de sitios arqueológicos, los niveles de interacción entre sitios y su relación con bienes susceptibles de ser explotados económicamente, con el propósito de conocer la organización social de la tradición Teuchitlán.
El desarrollo del trabajo fue el siguiente: por un lado, recopilamos y sistematizamos información que se obtuvo de investigaciones arqueológicas, informes técnicos y cartografía medioambiental de la región de estudio. en segundo lugar, fue necesario conformar una base de datos digital georreferenciada que incluía la información relacionada con la tradición Teuchitlán y los datos medioambientales. Este proceso de investigación fue muy importante porque se homogeneizaron los datos bajo una misma proyección cartográfica para poder ser analizados y presentados de una forma clara. Para llevar a cabo este paso es fundamental realizar una crítica de fuentes debido a que los datos obtenidos en nuestro estudio son, en su mayoría, bibliográficos, por lo que los métodos de obtención varían de investigador a investigador. El propósito de examinar estas fuentes de información es la de conocer sus límites interpretativos y su validez para nuestro estudio. Posteriormente, se debe desarrollar una metodología que permita aplicar los sig a la investigación arqueológica dirigida a los análisis de exploración económica, de visualización y de movilidad.
Para efectuar los análisis anteriormente citados es preciso crear subcapas (por ejemplo, mapas de pendientes, de dirección de pendientes, de superficie de coste, de superficie de fricción, etc.) que nos ayuden a definir aspectos como el tiempo y/o energía en el desplazamiento sobre el paisaje de la región de estudio. De la misma forma, se busca establecer una caracterización del paisaje que alberga los sitios arqueológicos con la finalidad de definir los elementos significativos culturales y medioambientales que se entrelazan para conocer la configuración de la tradición Teuchitlán.
Finalmente, se contrastan los datos obtenidos del análisis espacial y la configuración del paisaje con modelos de formación social anteriormente utilizados para explicar el desarrollo de esta tradición; estamos interesados en conocer los alcances interpretativos aplicando una metodología diseñada para responder preguntas de investigación concretas, siempre considerando la calidad y el tipo de datos, la escala y los análisis espaciales.
La cuestión de la organización político-social y económica en la tradición Teuchitlán
La tradición Teuchitlán fue una de las sociedades complejas más tempranas en el Occidente De México, específicamente, durante el Preclásico tardío y hasta inicios del Clásico temprano (400 a. C.-450 d. C.). Su ritmo social a escala regional permitió la proliferación de asentamientos con elementos distintivos como el estilo arquitectónico caracterizado por estructuras circulares, la explotación de yacimientos de obsidiana y la utilización de paisajes agrícolas del Valle de Tequila (véase figura 1).
Los primeros reconocimientos en el área de estudio se llevaron a cabo en la década de 1970, cuando el doctor Weigand (1993) realizó estudios pioneros en arqueología. Estos trabajos proporcionaron una gran cantidad de información que permitió definir la tradición Teuchitlán, pero fue solo hasta la década de 1990 que se iniciaron los trabajos sistemáticos de excavación y restauración en algunos sitios arqueológicos.