De pixeles a paisajes. Armando Trujillo Herrada
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Figura 1. Mapa ubicación del núcleo de la tradición Teuchitlán. Fuente: elaboración del autor con base en Weigand, 1993.
Estas primeras incursiones por parte de Weigand en la zona del Valle de Tequila permitieron sentar las bases para que la tradición Teuchitlán fuera considerada como una sociedad compleja digna de investigar, lo que propició futuros trabajos de prospección y excavación en lo que se conoce como la zona nuclear de la tradición Teuchitlán (por ejemplo, Anderson et al., 2013; Blanco, 2009, 2018; Cach, 2005; Esparza, 2010; Heredia, 2010, 2015, 2017; Herrejón 2008a, 2008b; Smith y Herrejón, 2004; Smith, 2008a, 2008b; Soto de Arechavaleta, 1990; Weigand, 1996 y ss.).
Como se verá más adelante, la tradición Teuchitlán ha sido explicada desde distintos puntos de vista de acuerdo con las tendencias teóricas y los datos disponibles conforme avanzan las investigaciones (Beekman, 1996a, 2000, 2008a; Heredia, 2010; Smith, 2008b; Weigand, 1996). En este apartado las propuestas son mencionadas brevemente con el objetivo de mostrar un panorama de la problemática, pero serán explicadas con mayor detalle en capítulos subsecuentes.
La primera propuesta de organización social en torno a la tradición Teuchitlán es atribuida a Weigand (1996), quien retoma el concepto de estado segmentario, concebido por southall (1988), para explicar la sociedad Alur (África) dentro de la teoría de la antropología política. Weigand propone que la tradición está organizada bajo un esquema de estado segmentario, el cual consiste en “un conjunto político compuesto de segmentos centrales y periféricos que se dan por alianzas de parentesco, mismos que disponen hasta cierto punto de una autonomía virtual” (Southall, 1999: 33).Para Southall (1988: 52), “el estado segmentario es uno en el cual, las esferas de soberanía ritual y soberanía política no coinciden. La primera se extiende ampliamente hacia una periferia flexible y cambiante. Esta última se limita al dominio central, al núcleo”.
En el análisis de las características de la tradición, Weigand (1996) puede distinguir ciertas similitudes con el modelo de estado segmentario; por ejemplo, menciona la distribución, espacialmente los sitios, su organización a partir de un aparato administrativo y el poder ejercido bajo un ritual compartido.
Beekman (1996a) coincide con la propuesta de Weigand (1996) y la retoma para explicar la periferia de la tradición; realiza un recorrido por el corredor de La Venta, entre Teuchitlán y el Valle de Atemajac al este, donde localiza sitios defensivos que, presuntamente, vigilaban las fronteras de la polity. De acuerdo con estos hallazgos, el núcleo parece haber tomado una forma política unitaria, pero fuera de estos límites su poder político y económico se desvanecía imitando más una administración segmentaria, hegemónica (Beekman 1996b: 143).
Siguiendo la idea de una administración menos centralizada en la tradición, Beekman (2008a: 176) principalmente, junto con otros investigadores (López y López, 1996; Pickering y Cabrero, 1998), expresan la idea de una organización basada en linajes, es decir, “grupos corporativos de descendencia que reconocen a sus antepasados biológicos mediante la línea masculina, la femenina, o de algún otro conjunto coherente de reglas de descendencia”.
Inicialmente, Beekman (2008a: 171) distingue, en los sitios de Llano Grande Y El Cerro De Las Navajas, la existencia de estos linajes o grupos corporativos,1 y lo demuestra con las diferencias en la construcción de plataformas, ubicadas en torno a los Guachimontones. Señala que existen equipos de construcción independientes con distintos niveles de destrezas, atribuyendo estas diferencias a que los linajes fueron las unidades básicas de construcción en la organización sociopolítica de la tradición Teuchitlán.
En cambio para Smith (2013: 35), la tradición Teuchitlán se puede explicar bajo un esquema de modelo de organización celular (Lockhart, 1999). Smith ofrece una interpretación del patrón de asentamiento utilizando la analogía etnohistórica como fuente para determinar el tipo de organización social y la manera en que los dirigentes ejercían el control de los pobladores.En el análisis del patrón de asentamiento propone una jerarquización de cinco niveles, cada uno con distintas funciones; este aparato administrativo permitía al sitio de guachimontones ejercer un poder hegemónico en la tradición Teuchitlán mediante la ideología.
Recientemente, los trabajos de Heredia Espinoza (2010, 2015) están proporcionando nuevos datos sobre la tradición y su forma de organización. Su investigación enfocada al norte del volcán de Tequila —zona poco explorada— aporta un registro de sitios arqueológicos que asciende a 151 en un área prospectada de 114 km2. Sus datos registrados apuntan a un patrón de asentamiento discontinuo, es decir, un patrón convexo (baja integración);2 estos resultados preliminares no definen el tipo de organización social de la tradición, pero ponen sobre la mesa las evidencias encontradas y los contrastan con los datos que se tienen de la parte sur del volcán de Tequila.
Para Heredia Espinoza (2015, 2017), los resultados obtenidos en su zona de estudio indican un paisaje mucho más descentralizado. Sin embargo, considera al sitio de Los Guachimontones como una capital ritual, aunque respecto a lo económico y político no existan bases seguras y los datos indiquen que, por lo menos, en el norte no existía tal integración.
Las diferentes interpretaciones nos permiten crear lazos en cuanto a las características de la tradición, destaquemos que estas interpretaciones han sido realizadas durante distintos periodos, por lo que el cúmulo de información arqueológica varía para cada una. En años recientes, el Valle de Tequila ha sido un foco de atención en cuanto a investigaciones arqueológicas, por lo que la secretaría de Cultura Del Estado de Jalisco junto con el aval del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), han apoyado para la realización de más investigaciones arqueológicas. Actualmente, se desarrollan varios proyectos de investigación que contemplan la excavación, la prospección, el análisis cerámico, el análisis de obsidiana, entre otros. Estos pronto darán luz a nuevos datos e interpretaciones sobre la tradición en cuestión.
Para contribuir a la reflexión de la organización político-social, nos aproximaremos siguiendo estos enfoques:
Conocer la configuración espacial de la tradición Teuchitlán a escala regional, considerando el Valle de Tequila como área de investigación en el estudio del ordenamiento territorial y su relación con los bienes estratégicos.
Comprender la jerarquización del patrón de asentamiento diferenciando espacios favorables en relación con el acceso a recursos estratégicos y la ubicación privilegiada para realizar actividades de subsistencia agrícola, lacustre, de caza o recolección.
Examinar el patrón de asentamiento distinguiendo sus elementos característicos para analizarlos mediante modelos geográficos y modelos de formación social, que permitan la clasificación de sitios, niveles de interacción entre sitios y su función en el paisaje.
Conocer la tendencia de los sitios arqueológicos a determinadas actividades, lo cual nos permitirá buscar evidencias que nos hablen de una economía especializada.
sig en arqueología
La arqueología es una disciplina envuelta en relaciones multidisciplinarias que, constantemente, se abre espacios y se nutre con innovaciones de otros campos de la ciencia; sus relaciones y aperturas con distintas disciplinas han hecho de ella un albergue