Chiribiquete. Carlos Castaño-Uribe
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8 Las moletas son pequeños hoyos hemisféricos de planta circular y fondo cóncavo, también conocidos como “cúpulas”, “cazoletas”, “coviñas” y “fosettes”, “oquedades”, “morteros”, “huecos de molienda”, “batanes” o “moledores” (Methfessel & Methfessel 1998: 36 (Van Hoek 1997: 37), que han sido utilizados por varios pueblos desde la época prehispánica hasta la actualidad para triturar de forma muy fina minerales ceremoniales. En la Sierra Nevada de Santa Marta, en Ciudad Perdida, el autor encontró sitios similares. Ver Castaño Uribe, 1988.
9 Algunos autores opinan que el origen de la pintura rupestre puede estar asociado con el uso directo de sangre animal o humana como material principal y que su uso era especialmente motivado por un interés mágico o ceremonial relacionado con el animismo de la caza en períodos tempranos de la humanidad; incluso en América (según la clasificación de Frazer) se usaba la sangre y la grasa de los animales cazados como aglutinante. James George Frazer (Glasgow, Escocia, 1 de enero de 1854-Cambridge, Reino Unido, 7 de mayo de 1941) fue un influyente antropólogo escocés en las primeras etapas de los estudios modernos sobre magia, mitología y religión comparada. The Golden Bough: A Study in Magic and Religion es un estudio comparativo de mitología y religión de gran envergadura. El rojo sangre es la coloración que distingue a las pinturas rupestres de Gran Mural, http://www.milenio.com/cultura/obtenian-color-rojo-sangre-arte-rupestre.Jakubicka y Wołoszyn (2005) suponen que “…primeramente fuera creada la parte pintada de color sangre fresca”. Las representaciones de este color no se superponen a ningún otro color. Después los autores añadieron los elementos de color “sangre seca”, que se superponen parcialmente a las de color “sangre fresca”. Más tarde crearon, no necesariamente al mismo tiempo, las figuras de otros colores. Es difícil de definir qué período de tiempo pasó entre la creación de los respectivos estratos. De acuerdo con Jakubicka y Wołoszyn (2005: 18), “…los elementos de color rojo (sangre fresca) probablemente representan una escena de caza. Las dos figuras de animales están muy deformadas y no se puede determinar la especie. La figura antropomorfa de color rojo sangre fresca de la izquierda parece como si quisiera tirar algo. Al lado de su mano izquierda aparecen unos óvalos pequeños que pueden representar proyectiles. La figura de color rojo sangre fresca de la derecha lleva una lanza larga, pero está dirigida hacia el animal grande de la derecha. Hay que notar que la cabeza de esta figura no tiene rasgos humanos, sino de ave o de reptil. Puede entonces representar a un hombre con máscara o a una deidad. La figura pequeña situada debajo de esta última es posiblemente la imagen de un lagarto (o algún animal parecido) o un hombre con un disfraz con cola. Una figura parecida se encuentra al lado izquierdo, un poco debajo del hombre jalando. La figura de color rojo sangre seca en el centro es ciertamente antropomorfa, pero tiene demasiadas extremidades.
10 Esta técnica es muy particular y solo la hemos visto en tres localidades de Suramérica, todas ellas asociadas a la TCC, como se detalla en el Capítulo IX de esta obra (sitios Tocantins y Capivara en Brasil, y Thamari en Bolivia).
11 Una de las figuras rupestres más antiguas con picoteado la encontramos en el sitio Lapa da Fenda o Lapa do Santo en Lagoa Santa, localizado en Matozinhos- Minas Gerais (Neves, et al., 2008; Baeta, A. y Prous A., 2016) y está relacionado, en este caso, con un pequeño antropomorfo grabado (petroglifo carácter fálico-falo erecto) y con cola. El picoteado se empleó profusamente en sitios pictóricos de las tradiciones Planalto, San Francisco y Nordeste, todas las cuales contienen elementos, rasgos y atributos similares a la TCC.
12 Este dato excluye todos los elementos geométricos que están representados dentro de las figuras humanas, animales o sus combinaciones, que de hecho son muy numerosas.
13 Datos actualizados y depurados a 2019.
14 Uldarico Matapí, un chamán yukuna (de la gran familia macrolingüística arawak), en un escrito reciente del Instituto SINCHI (2017), indica que las pinturas de Chiribiquete “…son escrituras antiguas que han mantenido la existencia del secreto del mundo, de allí surgieron relatos ancestrales en la cultura upichia, y son reconocidas y valoradas como patrimonio vivo del conocimiento upichia…. Estos dibujos son conceptos de manejo especial de los lugares espirituales y han sido denominados como “Mejeimi meje” o “ecos del silencio”, como traducción. La pictografía antigua de Chiribiquete, según esta etnia, es origen del pensamiento de los creadores (caripulaquena), de la forma de pensar y meditar para descubrir algo y, sobre eso, dar origen a las cosas materiales de la tierra; la pictografía antigua también forma parte del plan de ordenamiento de la creación del mundo, muestra el camino de la existencia y las diferentes formas en que se iba a dar presencia a cada especie de animal. Esta concepción solo la conocen los chamanes de linaje mayor, porque son los que la manejan y los que analizan las condiciones de las espiritualidades, meditan y piensan en cómo solucionar las fallas. Las figuras no son pinturas, como muchos creen: son espíritus que se manifiestan de esa manera y con su presencia allí para hacer cumplir las funciones ecológicas y sagradas del lugar”. Revista Colombia Amazónica Nueva Época n.° 10. Diciembre de 2017. SINCHI, Bogotá.
15 En su mayoría realizadas en el Centre for Isotope Research, Universidad de Groningen (Holanda), bajo la responsabilidad del doctor Hans van der Plicht y la supervisión analítica de Thomas van der Hammen (q.e.p.d).
16 La investigación fue realizada entre 2015 y 2017 por un grupo interdisciplinario, conformado por profesores e investigadores de arqueología, Instituto de Ciencias Universidad Nacional de Colombia, Universidad de Antioquia, la Universidad de Exeter y el Institute of Archaeology del Reino Unido, a cargo del profesor Gaspar Morcote Ríos.
17 La tradición -considerando el alcance que sugiere Pessis (1984 y 1992); Pessis y Guidon (1992) y Martín (1989, 2000) para el caso del Brasil- es una unidad de análisis que representa, en términos de pintura rupestre, un “universo simbólico que se trasmitió durante varios milenios sin que necesariamente las representaciones pertenezcan al mismo grupo étnico” (Martín, 1989: 7). Esta misma autora indica que: “La composición rupestre que determina una tradición se establece a partir de la síntesis de todas las manifestaciones gráficas representadas de forma similar, que se registren en un área arqueológica determinada. Los elementos claves para identificar una tradición serían la temática y la forma en la que esta se representa, así como ciertos grafismos que podríamos llamar “heráldicos”, en los que una acción humana no identificable se repite en varios abrigos, que pueden estar inclusive separados por grandes distancias” (Martin y Asón: 2000:2). Las tradiciones, en el caso en Brasil, contienen variaciones internas que los investigadores han denominado “subtradiciones” y que son definidas como: “un grupo desvinculado de la tradición y adaptado a un medio geográfico y ecológico distinto, lo que implica que aparezcan elementos nuevos y definidores” (Pessis y Guidon, 1992: 19).
18 Hemos observado que, en escalas espaciales macro, las faces no necesariamente funcionan en