Juan Genovés. Mariano Navarro

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Juan Genovés - Mariano Navarro

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es pintar el universo, las cosas son abstractas, hay que ser puro en la abstracción, etcétera’. Y yo le interpelé: ‘Y si te cae una mancha y se parece a un perro o a un burro, lo tapas porque es figurativo’. Y me contestó: ‘Me haces pensar, ¿eh?’. Porque, claro, esa mancha sale del trabajo, pero si tiene algo de figurativo, ¿lo borras? Esa es una pregunta…”.

      Sempere estaba convencido, así nos lo comunicó a los autores de este libro en distintas charlas y conversaciones a lo largo de los años que tuvimos la fortuna de conocerle, de que toda obra, hasta la más figurativa, es abstracta.

      El 27 de mayo de 1949, acabando el tercer año de estudios en la Escuela de Bellas Artes, y tal como consta en las, permítasenos la libertad, enternecedoras actas que levantaban de cada reunión, Genovés, junto a otros alumnos, constituyen el grupo Los Siete, que si bien no tendrá la repercusión nacional o internacional de otros coetáneos o posteriores, sí será determinante para algunas de las normas de conducta social y profesional de los artistas participantes.

      Algunos de los rasgos y normas de los miembros del Grupo Z serían, posteriormente, adoptados por Los Siete, como la celebración de tertulias y debates y los modos de selección y rechazo de las obras que se debían exponer.

      De otras circunstancias nos informan detalladamente las actas antes referidas, escritas en un pequeño cuaderno escolar de los de una raya, que Genovés conserva en su archivo. Así en la primera de ellas, encabezada con el epígrafe de “Bases”, leemos:

      En Valencia, 27 de mayo-1949. Queda constituido el Grupo con la denominación (ilegible) con los siguientes componentes, pintores y escultores a saber:

      Juan Bautista Lloréns Riera, Juan Genovés Candel, Vicente Fillol Roig [al que Genovés había retratado el año anterior], Vicente Castellano Giner, José Masiá Sellés, Ricardo Hueso de Brugada.

      Considerándose a estos componentes como fundadores del Grupo.

      Le siguen un listado de notas en las que se detallan la estructura, composición, reglas, normas, exigencias y contabilidad del grupo. Destacaremos algunas por su especial carácter en su momento. Así,

      Nota 5: No podrá ser rechazada una obra siempre que se note un afán de superación en el artista.

      Nota 6: Los acuerdos tomados por el grupo serán por votación general.

      Nota 9: Para admisión y expulsión de algún miembro del Grupo se efectuará por votación general.

      Nota 13: Se impondrá una cuota de 5 pesetas mensuales a todos los miembros del Grupo a beneficio de este.

      A la precaria contabilidad del que cabe suponer ejercicio entre mayo y septiembre de 1949 le siguen unas “Observaciones” fechadas el 11 de septiembre y firmadas solo por el secretario, Vicente Mir, que en unas pocas líneas anota la dimisión de dos escultores integrantes del Grupo “por verse estos señores en estado de no poder prestar el debido apoyo al que estaban obligados”, lo que nos deja un rasgo que define el momento que más o menos todos ellos atravesaban.

      Un mes más tarde, el 22 de octubre, los miembros del Grupo acuerdan, en otro rasgo de época, “dar al presidente una autoridad máxima en las reuniones a fin de no alterar el orden público”; también, y lo que es más importante para retratar el ánimo que los guiaba, acuerdan hacer una biblioteca, o fondo, de literatura, “a fin de que el grupo alcance una amplia cultura” (cosa muy necesaria en tiempos de perversión como los que corremos ahora)” y fundar una tertulia “con el único fin de discutir temas de envergadura”.

      Según el relato de uno de ellos, una buena tarde, a la salida de una de las clases, se metieron en una tasca. Allí charlaron hasta por los codos. Hablaron de Velázquez, de Goya, de Emilio Sala, de Sorolla, de Dalí, de Picasso, de Daniel Sabater […]. Cada uno fue exponiendo su problema personal y sus opiniones. Al final, cuando ya la conversación iba languideciendo sugirió alguien la idea de asociarse todos los presentes para poder luchar mejor contra las dificultades y trabas que surgen al paso del pintor novel.

      Pocas líneas después, el artículo recoge elementos de la actuación del Grupo:

      –¿Quién de vosotros dirige el Grupo?

      –Nadie, aquí todos tenemos voz y voto.

      –¿Luego, no hay una dirección que seleccione los cuadros?

      –Aquí cada uno expone lo que mejor le convenga.

      –Tampoco habrá, naturalmente, quien marque las directrices artísticas del Grupo, ¿no es cierto?

      –Exacto. Cada uno sigue la corriente que quiere.

      –De todos modos, es de presumir que constituyáis un grupo homogéneo, identificados todos vosotros con una misma tendencia pictórica.

      –No,

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