Durará este encierro. Группа авторов

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Durará este encierro - Группа авторов

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abrir la ventana, pero he estado congestionada y tengo miedo de que el aire frío del primer día del otoño me congestione nuevamente. Entonces volveré a angustiarme pensando en que tengo el virus maldito que ha parado el mundo.

      Ya casi me parece una broma de mal gusto que hace dos semanas, incrédulos, E y yo nos pusiéramos a ver Contagion mientras tomábamos unas cervezas, y que una semana después, precavidos, fuéramos a comprar al mercado porque se venía voceando el encierro. Y ahora estamos los dos cagados de miedo, cada uno en su cuarentena casera. También me resulta un desafío innecesario que, mientras íbamos en familia a hacer las compras, les haya puesto una cumbia sobre el virus y que la cantara a voz en cuello risueña y despreocupada. Ahora cada uno está en su casa —mi hermano, mis padres y yo—, y no me quedan ganas de cantar nada, mucho menos esa cumbia.

      Aún faltan diez días. La regla me ha venido hoy; la mitad de lo que falta tendré dolores y sensibilidades desbordadas.

      No sé si soportaré las noticias, los comentarios, las redes; estar lejos de mis padres, de mis amigos, de mi familia. No sé si podré cocinar… No sé si tenga que salir a comprar víveres. No sé si el virus me encuentre en la calle. Solo sé que ahora tengo miedo e incertidumbre. Solo puedo pensar que cuando haya pasado todo esto (¿cuándo será?), el recuerdo de los estados que voy poniendo día a día en mi Facebook quedará para la anécdota. Ojalá así sea.

Sábado 21 de marzo

      En el epicentro pandémico

      Claudia Salazar Jiménez

      Nueva York

      New York pandémica, noche de sábado previa al confinamiento obligatorio. Las grandes avenidas están vacías. Por la Sexta, en Chelsea, el paisaje se vuelve surreal. Pasa un grupo de seis ciclistas, muy jóvenes, afroamericanos alegres y vigorosos, como si cortaran el silencio de la ciudad. En una esquina donde funcionaba un bar, veo que un vagabundo ha llenado la fachada con restos de flores y tallos secos de los negocios cercanos. ¿Qué pretende hacer? Parece un altar. Ha puesto una foto en la puerta del local, rodeada de más flores. Hay un patrullero frente al bar. Bajan dos policías y hablan con el insólito decorador. Antes de escuchar lo que dicen, noto un movimiento al otro lado de la calle. Es una figura delgada, con un terno que le queda grande y le da un aire de cuadro de El Greco. Alargadamente, este hombre camina cojeando del lado derecho, con un ritmo casi de zombi. Pienso en «Thriller» de Michael Jackson… Los policías le dicen al decorador que no puede seguir poniendo tanta basura frente al bar (está cerrado y no creo que a nadie le importe). El delirante decorador no los escucha y persiste en su dedicada tarea. Aún me faltan un par de calles.

      Muchos negocios han cerrado, pero las farmacias, delis y supermercados aún se mantienen iluminados. Varios de sus anaqueles, vacíos.

      Sensación de estar en una película apocalíptica cuyo guion está comenzando a escribirse.

Domingo 22 de marzo

      1984 is here [y es real]

      Claudia Cisneros

      Athens, Ohio

      ¡emergencia!

      si me quieres, aléjate

      ¡emergencia!

      no me toques

      no te acerques

      no me beses

      emergencia de distancias

      matrix

      desequilibrio mortal

      ¡alerta!

      un polizonte

      en el sagrado cuerpo

      penetra células

      se replica ad infinitum

      espejo contra espejo

      en invisibles gotas

      viajan

      y se disparan

      como municiones

      ¡emergencia!

      es necesario separarnos

      para permanecer unidos

      ¡vivos!

      6 metros de distancia

      ¡no me toques!

      120 nanómetros

      el diámetro

      del polizonte mortal

      3 % mortandad promedio

      esto es real

      2020

      año pandémico

      es surreal

      120 nanómetros

      de diámetro mortal

      diámetro invisible

      contra diámetro terrestre: stop!

      ¡alerta!

      ¡alarma!

      ¡emergencia!

      en Athens no se ha detenido la primavera

      florecen los brotes del árbol blanco en mi balcón

      la vida continúa en otros reinos de la Tierra

      ajenos a nuestros ajetreos

      a nuestros resoplidos

      a nuestras máscaras quirúrgicas

      a nuestro arranche de papel higiénico

      a nuestro gel para las manos

      ¡alerta

      alarma

      emergencia!

      somos vida

      que se autoinflige

      desgracia y muerte

      ¡alerta

      alarma

      emergencia!

      un día tarde nos dimos muy cuenta

      de que no hay suficientes respiradores

      de que no suficiente querer

      de que somos frágiles

      decadentes

      de que hay cuarentenas y cuarentenas

      algunas alacenas llenas

      en

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